Portada del libro ‘Desarraigo’.

Correcta
estoy harta de ser jodidamente
correcta
estoy apestada de corrección

le prendo fuego a la duradera ferocidad

de lo cortés

vomito el caldo espinoso que me recorre
las venas
invoco al exterminio
de la aberrante normalidad

me acerco a las víctimas
reprimidas tras las rejas
mis hermanas
mis amigas todas

venero su poderosa incorrección

He abierto el cerrojo a la
indolencia
he sellado las bocas del qué dirán y ahora
soy libre

agudos y en lo alto
están los cuchillos
para desgarrar
gargantas sordas y cabezas de trapo
para echar abajo
esas cabezas
que entierran labios

No reces        en balde
por mí

Lee otros poemas: