“Es importante que la otra persona disfrute al provocarte orgasmos”
Jouissance Club es la cuenta de Instagram de Jüne Plã. Ante más de 700.000 seguidores, Plã muestra una manera de abordar el sexo sin tabúes ni complejos. Aprovechamos la salida de su libro ‘Climax Club: Una cartografía de Placer’ en España para entrevistar a su autora.
Naciste en Marsella, trabajaste en el mundo de la publicidad y eres diseñadora de personajes en la industria de los videojuegos.
Ya no estoy en la industria de los videojuegos, un poco por culpa de Clímax Club (Jouissance Club en Instagram). Ahora solo soy ilustradora y autora. Estudié en una escuela de arte en Lyon, hice publicidad, y cuando creé Clímax Club me contrataron en una empresa de videojuegos, fue una etapa muy enriquecedora, con una enorme presión. Durante la semana estaba a tope con los videojuegos y durante el fin de semana con Clímax Club. No tenía tiempo para mí, así que hace un mes dejé ese trabajo para concentrarme en la promoción del libro.
¿Cómo fue el proceso de creación de Clímax Club?
El primer dibujo lo hice porque mi novio de entonces me preguntó por una zona de la vagina, hice algunas búsquedas y pensé que como mejor lo entendería sería con un dibujo. Tras eso me acordé de un amante que tuve con 20 años: con él el sexo era completamente diferente, tan interesante que me dejó bloqueada durante 15 años (Risas). Volví a contactar con él y le pedí que imitara las técnicas que hacía entonces, estaba muy emocionado, claro, le hice fotos a sus manos y de ahí pude dibujar unas diez técnicas.
Desde el principio quise compartir todas estas ideas, pero tenía miedo de no poder mantenerlo durante mucho tiempo. Cuando me quedé sin ideas fui a la pestaña de tutoriales de las webs de porno, que son bastante interesantes, ocultas bajos miles de vídeos asquerosos. (Risas) El éxito de la cuenta de Instagram me motivó para seguir haciendo ilustraciones y buscar nuevas técnicas. Encontré algo que faltaba en mi sexualidad, algo que no alcanzo a nombrar porque no se me da bien hablar, soy ilustradora. Una vez que arranca mi proceso creativo no puedo detenerlo. Hoy tengo unas cien ilustraciones y sigo teniendo ideas nuevas. Puede ser un trabajo infinito.
¿Cómo ha sido el cambio entre Instagram a un formato más clásico como es el libro? ¿Te has documentado con personas vinculadas a la sexología a la investigación?
No mucho, hablar con un experto no era mi objetivo porque quería compartir algo muy personal, basado en la experiencia. No me interesaba dar números o decir que así es como funciona el sexo. Realmente quería ir a lo íntimo, algo que se pareciera a nosotros, hablar de nuestros problemas, de los deseos, de lo que a mí me bloqueaba en el sexo. Creo que la sexualidad es algo que va con el feeling y, sinceramente, los comentarios o mensajes de mis seguidores eran más interesantes que el discurso de un sexólogo.
Te lo pregunto porque, justamente, creo que la riqueza del Clímax Club es que escribes como una persona “normal”, no como una académica o una médica.
¡Porque no sé escribir! Hablé con algunos especialistas, pero sobre todo me ayudó Odile Fillod, que es una investigadora francesa independiente que me ayudó muchísimo porque en Internet hay mucha información de mierda. Ya había empezado a escribir mi libro y menos mal que hablé con ella. Todo era falso. Así que lo tuve que reescribirlo. El objetivo de Clímax Club no era dar educación sexual (aunque dedico el primer capítulo a explicar algunos conceptos), la idea era mostrar diferentes técnicas y cambiar la rutina, encontrar ejemplos concretos.
En Instagram has creado una comunidad muy importante, ¿cómo fueron los comienzos? ¿Ves la diferencia entre la gente que te seguía al principio y la que llega ahora a la cuenta? ¿Cómo haces cuando la gente te explica sus problemas?
Era increíble ver la repercusión que estaba tomando. Me gusta ayudar a la gente pero tenía mucha responsabilidad. No quería decir tonterías, no tengo ninguna formación y puedo decir estupideces. Durante casi dos años estuve respondiendo a la gente a diario y fue genial porque recogí mucha información, lo que me ayudaba a dar respuestas más concretas, aprendí mucho. Gracias a los comentarios cuestioné mi manera de escribir, mi punto de vista, porque al principio todo era bastante heterocéntrico y cisgénero, me ayudaron a construir el Clímax Club de ahora.
Pero es verdad que no esperaba que la gente me hiciera tantas preguntas y que me tomaran por sexóloga. Yo solo quería hacer las ilustraciones, mostrar una alternativa y seguir a mi rollo, no tener que educar a mis seguidores. A día de hoy he tomado un poco de distancia, necesito encontrarme a mí misma. Ahora sé que no es un problema no responder a todo el mundo, ya que buena parte de las preguntas tienen su respuesta en el libro o en la cuenta de Instagram. Siempre recibo mensajes agradables, la gente me da las gracias por el libro, por la pareja, por la sexualidad personal, gente que tiene su primer orgasmo…
Hablas del derecho a gozar y haces una diferencia entre el placer y el orgasmo, criticando el esquema de las relaciones sexuales clásicas: preliminares, penetración y clímax. Un patrón muy clásico y falocéntrico. Pero, ¿cómo deconstruirlo?
Hay que partir de varias cosas: el deseo de conocer tu cuerpo, tener una pareja con la que te sientas cómoda para explorar ciertas cosas, que sea una persona altruista, curiosa… Cuando era heterosexual era muy difícil para mí encontrar ese tipo de pareja, y luego no sabía expresar lo que quería. A parte, la mayoría de las personas que siguen mi cuenta son mujeres. Hay algunos hombres, por supuesto, pero son una minoría. Y pienso que sobre todo es su responsabilidad documentarse (Risas)
Sobre el orgasmo, bueno, es difícil responder a esa pregunta. ¿Cómo es un orgasmo? No todos tenemos los mismos orgasmos y para algunas personas puede estar sobrevalorado. Es importante que la otra persona disfrute al provocarte orgasmos. Ahora me doy cuenta de que no todos mis compañeros masculinos se tomaban el tiempo para hacerlo.
La mayoría de las chicas cishetero no tienen orgasmos con sus parejas y a menudo piensan que es su culpa. Hay que decirles que no es así, que para hacer el amor hacen falta dos, y que si su pareja no conoce su cuerpo o no da el paso para descubrirlo, nunca tendrá orgasmos con esa persona.
El sexo de las personas con vulva siempre ha sido el gran olvidado. El clítoris aparece en los libros de texto en Francia en 2018. Hace cinco años, la mayoría de las mujeres no sabían cómo dibujar un clítoris. ¿Cómo podemos compensar esa diferencia?
Bueno, hemos puesto el clítoris en los libros de texto, pero tenemos que hablar más de placer y hacerlo a edades tempranas porque es algo natural. En Instagram me di cuenta de que hay muchas mujeres que no se masturban, que prefieren que su pareja se ocupe de ellas. Pero hay mucha gente que no sabe, que tiene miedo de hacerse daño y se ponen una presión increíble. Me asusta un poco que haya tanta falta de conocimiento sobre nuestros cuerpos.
¿Por qué no empezar a ver porno feminista? Alice Coffin en su libro Le Génie Lesbien, afirma que ya no consume cultura hecha por hombres. Acabo de inscribirme a la página porno de pago “Pink Label” y lo encuentro excitante. No sólo las imágenes o que los actores son guapos, sino que hay orgasmos reales. Es divertido y sigue siendo sexi. La gente no tiene todavía esa imagen del porno feminista, sienten que no es suficiente pero ¡tiene todo lo necesario! Dejemos de ver porno mainstream, joder. No juzgo a nadie, a veces lo sigo viendo, pero me doy cuenta por ejemplo que no hay cunnilingus o es un cunnilingus muy mal hecho, que no dura ni un minuto. Hay que intentar democratizar otras plataformas. El porno mainstream es gratis, en un solo clic puedes masturbarte y se acabó, pero no es el mejor ejemplo.
En tu libro, invitas a la autoexploración y a transformar el sexo en pareja, más allá de la penetración. ¿Crees que nos dirigimos hacia una nueva revolución sexual?
Espero que así sea, porque estamos empezando a tener en cuenta el placer de las personas con vulva y eso es el principio del cambio. Hay un problema entre las personas heterosexuales. Tal vez el problema es la heterosexualidad, demasiadas desigualdades… Ojo, los heterosexuales no somos el centro del mundo (digo nosotros como si todavía fuera heterosexual, ¡qué horror! (Risas)
Conozco a muchas antiguas heteros que se dirigen hacia la homosexualidad o a la pansexualidad porque es imposible seguir haciendo el amor con hombres o encontrar una pareja correcta. La heterosexualidad no es la única forma de amar o de hacer el amor, creo que si entendiéramos esto habría más gente queer en la tierra, estoy segura. Yo también pensaba que era 100% hetero, ¡ja! La sociedad nos obliga a encajar en un molde de “normalidad” que es una prisión.
Términos como “dicklit”, realidades intersexuales, el lenguaje inclusivo, conceptos comunes en el mundo queer y feminista, pero no tanto para el público general, principamente heterosexual. ¿Cómo han sido acogidos?
Muy bien, la gente se emocionó al ver que el mundo no era tan binario. Supongo que a mucha gente le alivió ver que no todos estamos hechos de la misma manera, que no está escrito que ser mujer es tener una vulva así o que para ser hombre el pene tiene que ser asao.
Había a quién la lectura inclusiva le parecía complicada pero por los mensajes que me llegan, la gente al poco se acostumbra. Sin embargo, sí que ha sido un problema para los disléxicos, y eso me preocupa porque quería un libro 100% inclusivo y ahora me doy cuenta de que no ha funcionado con ellos. También recibí mensajes de algunos idiotas diciendo que estaba destruyendo el idioma francés, aunque incluir constantemente palabras en inglés al parecer no les molestan tanto. Pero oye, todos los idiomas evolucionan.
¿Podemos hablar de sexo de forma diferente después de #MeToo?
Creo que gracias a #MeToo las mujeres tienen menos miedo de expresarse, aunque al mismo tiempo pienso que no fue el inicio. Si hubiera llegado a Instagram al mismo tiempo que #MeToo quizás habría tenido el coraje de dar mi nombre desde el principio.
Hay una contradicción entre una cultura que quiere fomentar el cambio y una plataforma como Instagram donde se censura muchísimo.
Sí, me han borrado la cuenta dos veces. La primera vez tenía 9.000 seguidores, así que bueno, pero la segunda vez tenía 100.000 seguidores y me jodió bastante. Creo que Instagram tiene unas normas de comunidad muy opacas, nada claras. Suprimen fotos de pezones femeninos, fotos de nalgas o genitales en primer plano, pero si tiene una tanga está bien. También hay personas que se organizan en redadas para tumbarte la cuenta. Sin embargo cuentas como PornHub, Dan Bilzerian cosifican a la mujer sin problema, subiendo material muy límite. Conozco a gente con sanciones por las fotos, las etiquetas…A mí se me permite hacer lo que hago porque son ilustraciones, sin embargo pienso en las trabajadoras del sexo, ellas no puedas gran cosa, no van a poder hacer nada. Me preocupo por los demás, no poder expresarme libremente, no poder mostrar lo que quieres mientras estamos en medio de una revolución es inadmisible.
Más que un libro
La comunidad en Instagram constituyen uno de los pilares fundamentales de la comunidad en torno a Climax Club, algo que Jüne Pla ha sabido valorar en el libro.
Para la realización de esta entrevista, busqué el testimonio de pequeña veintena de personas, las cuales valoran el esfuerzo del libro en la ruptura de tabús, el énfasis en cuestiones como consentimiento y el respeto por tu pareja. Muchos lectores consideran el libro como un manual de “Sexo para torpes” debido a su contenido esquemático, sus explicaciones simples y divertidas. Para muchas personas, Climax Club les ha permitido redescubrir diferentes prácticas, ver que hay otro sexo más allá de la penetración e incluso descubrir que la normalidad no es una regla general y absoluta.
Si bien la gran mayoría de la comunidad está compuesta por mujeres, las cuales denuncian la apatía y desinterés de sus compañeros masculinos por el tema, un ejemplo más de fragilidad masculina. Algunos hombres también han querido compartir conmigo su experiencia, señalando la falta de autocrítica de sus compañeros heterosexuales, acostumbrados a práctica satisfactoria y rutinaria.
Sin lugar a dudas, el libro genera un debate, impulsado por los medios. Una excusa perfecta para afrontar el sexo de una forma más libre y amplia.