‘Libérate’. Carla Antonelli
Reproducimos el capítulo dedicado a Carla Antonelli en el libro 'Libérate. La cultura LGTBQ que abrió camino en España', de Valeria Vegas y editado por Dos Bigotes.
Mucho antes de que Carla se convirtiese en una reconocida activista, ya se había abierto camino en el difícil mundo del espectáculo, en unos años complejos en los que siempre que pudo aprovechó la ocasión para lanzar sus reivindicaciones.
Nacida en 1959 en Güímar, municipio de la provincia de Santa Cruz de Tenerife, Carla comienza a estudiar Arte Dramático antes de abandonar la isla a finales de los setenta y enrolarse en un ballet con el que viaja hasta la península. Durante su estancia en Las Palmas ya se había iniciado en el cabaret, por lo que continúa en Madrid en el mundo del espectáculo en salas de fiestas como Lady’s o Nueva Romana, participando en esta última con el show Orgía romana, muy propio del destape. En 1979, rueda su primera película, la producción alemana Hembras salvajes en Ibiza. Ese año, los periódicos Diario 16 y El Caso publican la noticia sensacionalista de que desea desempeñar el servicio militar, con una doble intención publicitaria. Un año más tarde, en 1980, se sube al escenario del Teatro Lavapiés para protagonizar la función La sexy cateta, y poco después graba el que sería el primer documental de Televisión Española en el que una persona trans mostraba su vida y planteaba al espectador sus problemas e inquietudes. Integrado en el espacio Entre dos luces, el reportaje estaba dirigido por Raúl del Pozo y llevaba por título El enigma de una belleza.
En él, Carla ejercía de reportera ocasional y formulaba diversas cuestiones a los viandantes. El programa fue secuestrado por la censura, que daba sus últimos coletazos, y no se emitió hasta 1981 por la segunda cadena de TVE. El espacio ofrecía respuestas que iban desde la ignorancia y el desconocimiento hasta la tolerancia más sorprendente, y alternaba imágenes del día a día de Carla en las que enseñaba su rutina y sus hábitos hogareños y desgranaba vicisitudes y preocupaciones, tales como el miedo a la soledad o qué le depararía el futuro cuando llegase a la vejez. Ya entonces, en este primer documental para la televisión pública, Carla demuestra entereza y afán por hacer frente a las injusticias. Su aparición la llevará a protagonizar un reportaje en la revista Libparty, bajo el titular «El travesti que escandalizó a la televisión». Dejando a un lado los términos incorrectos, la artista aprovechaba para reprochar el veto que también había sufrido por parte de la actriz Rosa Valenty para trabajar en el espectáculo Golpes de humor. Carla se vuelve una habitual de la revista Lib, en la que suele aparecer mostrando su sugerente anatomía.
En 1980, Carla rueda Hijos de papá, donde tiene un pequeño papel como prostituta callejera que es boicoteada por la actriz Mabel Escaño, dispuesta a quitarle al cliente de turno a base de transfobia. La siguieron casi de inmediato: Adolescencia, en la que recrea sobre el escenario uno de sus números habituales, y Corridas de alegría, donde no se alude a su identidad y en la que Carla es la amante puntual del protagonista; la película muestra con absoluta naturalidad un desnudo integral que no provoca la burla del resto de los personajes.
El papel de mayor importancia le llegaría en 1981 con Pepe, no me des tormento, en la que interpreta a la novia de un atormentado Luis Varela, que intenta advertir a su amigo de que no ligue con ella, a la que tacha de monstruo en referencia a su transexualidad.
Carla continúa en el circuito del cabaret y será una habitual de salas como Dimas, el Poncho erótico o Sachas. También se subiría al escenario del Gay Club en 1982 en la categoría de estrella invitada, con el espectáculo Todo corazón. Un año más tarde, estrena El higo mágico, subproducto habitual de los clasificados S; poco después, rueda Un gendarme en Benidorm y se traslada a esa misma ciudad para trabajar en el Sabrina, local puntero en shows de transformismo, a mediados de los ochenta. En 1986, monta el espectáculo Ellas pueden ser ellos, junto a los artistas José Antígona y Jennifer, con el que viajará por distintos lugares de la geografía española.
Durante los noventa, Carla pasa a la pequeña pantalla y ejerce de tertuliana recurrente en programas de debates como Todo depende, Crónicas marcianas o Parle voste, calle voste. En 1998, posa por última vez para la erótica revista Lib, donde anuncia su regreso al cine con Extraños, dirigida por Imanol Uribe, y asegura que la han reclamado para participar en el casting de Todo sobre mi madre, algo que no llegaría a buen puerto. Todo ello coincide con su incursión en la política, de la mano de la eurodiputada Carmen Cerdeira, que le abre las puertas del PSOE por su destacada labor activista. Carla seguirá vinculada a su faceta actoral a través de personajes episódicos en series como El Comisario, Tío Willy o Policías, hasta que en 2007 llega su gran oportunidad con la serie El síndrome de Ulises, de la que formaría parte del elenco principal durante sus dos temporadas.
Fue una pieza clave y una de las impulsoras de la Ley de Identidad de Género de 2007, haciendo posible el cambio de nombre y sexo legal en el Registro Civil sin que fuera necesario recurrir a la cirugía. En las elecciones autonómicas de 2011, fue elegida diputada de la Asamblea de Madrid por el PSOE, siendo la primera mujer transexual en acceder a un cargo de representación parlamentaria en España. Fernando Olmeda dirigió en 2014 el documental El viaje de Carla, en el que la Antonelli retorna a sus orígenes para hacer balance de su vida.
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