El asturianu, una lengua herética, antiespañolista y antifascista

El asturianu, una lengua herética, antiespañolista y antifascista

La ‘llingua’ asturiana se encuentra invisibilizada, ninguneada, tratada como “mal castellano”, tanto que si fuera persona sería mujer, o queer, o cualquier otra forma de existencia atravesada por la precarización y la violencia estructural.

17/03/2021

Ilustración Amelia Celaya.

Llei esti testu n’asturianu.

La llingua asturiana se encuentra invisibilizada, ninguneada, tratada como “mal castellano”, tanto que si fuera persona sería mujer, o queer, o cualquier otra forma de existencia atravesada por la precarización y la violencia estructural.

Cuando iba al instituto, la profesora de lengua castellana y literatura (una señora muy de la capital) siempre le espetaba un “habla bien” al compañero de clase que más asturiano hablaba. La mayoría, hijas de generaciones que habían sido obligadas a rechazar la llingua por “vulgar”, simplemente diluíamos estructuras gramaticales asturianas en nuestro habla castellanizado y pulido por la coerción, añadiendo también algunos términos inconscientemente que, al llegar a la universidad en Madrid o Barcelona, enviaríamos al fondo de cualquier cajón. Fue también al vivir diversos choques lingüísticos en ambientes urbanos que me di cuenta de lo importante que era aferrarnos a la llingua. Mientras que me hacía entender imitando al libro de texto de lengua castellana, empecé a abanderar l’asturianu explicándoles a mis amigas, conocidas y compañeras de clase y de militancia cuál era su situación y las violencias que las asturianoparlantes vivimos de parte de la gestión política y del españolismo.

En 3º de carrera quise pasar el 8 de marzo en mi tierra. Las enormes manifestaciones de Madrid me desbordaban un poco y yo quería gritar n’asturianu. Me sorprendió muy gratamente ver que toda la manifestación se encontraba atravesada por consignas en la propia llingua, que asturianía y feminismu parecían llevarse muy bien. Pero, ¿por qué este empeño, estas ganas, de luchar en una llingua no reconocida, de falar n’asturianu? Porque, para empezar, gritar con un lenguaje impropio me parecía menos potente, se perdía la fuerza del apego a todas esas denuncias que pertenecían a les muyeres y les bolleres asturianoparlantes, como yo, por el hecho de serlo. Yo llevaba varios años berreando en un castellano sobresaliente que jamás usaría en mi casa, que no era yo, en el que no me reconocía al pronunciar y protestar.

Y para seguir, porque el asturianu lleva siglos siendo la lengua de las despojadas del poder político institucional, de las tachadas e invisibilizadas. Cuando se dice que una lengua no existe, se ningunea a sus hablantes. En asturiano hablan las que cultivan, las que mantienen vivos los pueblos, las de las cuencas mineras, las vecinas de Argüelles, les sardineres llastrines, la maestra de Muñó. En castellano se promulgan Boletines Oficiales del Principado de Asturias, se manejan las administraciones públicas y se expresan las grandes empresas que pueblan los polígonos, como es el caso de Amazon. El poder político y económico español a través de sus brazos autonómicos se empeña en hacer de las asturianas gentes irrelevantes, sin historias (especialmente, desligadas de la Revolución del 34), inexistentes, incultas y sin agencia política. Robarle a una persona la capacidad de expresarse en la propia lengua es privarla de representarse políticamente.

En Asturias, siempre hay alguien que habla en castellano por nosotras y que sigue votando en contra de la oficialidá de la llingua. Sin embargo, siempre hay muchas más vecinas en el mercáu de La Pola Siero, explicándote cómo hacen la sidra dulce, que este año dura hasta diciembre, y cómo sus huertas sobreviven a confinamientos a duras penas mientras que el Carrefour se hace de oro. Estas mujeres son la madre de mi compañero, al que la profesora regañaba por “hablar mal”, son voces que pretenden vaciar de contenido a través de la forma. Son también las que están detrás del 8M, y seguramente otras muchas que lo viven desde muy lejos. La cuestión es que son. Son voces de mujeres que se han pasado la vida reproduciendo y cuidando del mundo rural que alimenta tantas bocas y es ignorado durante todo el año hasta que en verano se convierte en paisaje que consumir. Son voces que se han hecho oír incluso cuando su lengua ha sido deslegitimada. Y por suerte, junto con todas ellas, están también las voces de compañeras jóvenes que están haciendo del asturianu una condición indispensable para el feminismo de nuestra tierra, sea en los pueblos o en las ciudades. Esto significa que los relatos de madres a las que ridiculizaban en el colegio católico por decir “pesllar la puerta” han hecho mella en nosotras y queremos enorgullecernos de todas las palabras que nos han transmitido, aunque quisieron hacerlas de menos. Es el caso de Enar, fundadora de Puru Remangu, que nos dice: “Quisieron facenos pensar que l’asturianu yera namás pa falar en casa y nos círculos más ‘del royu’, pero nada más lloñe de la realidá. Falar n’asturianu y facer medrar una marca nesta llingua ye tocar el corazón de muncha xente, ye poner en valor los nuestros raigaños y la nuestra identidá. Puru Remangu nun existiría si fuese en castellanu o n’inglés… ta demostrao de sobra qu’un proyectu n’asturianu pue tar a la altura de cualquier otru, y parezme qu’emprender n’asturianu ye un actu d’amor y tamién un poquiñín revolucionario. Ye quitanos dalgunos complexos que nos impusieron y empoderanos como asturianes”.

Carmen Codesal, de parte del “colectivu feminista de muyeres rurales del oriente” también habló conmigo para contarme cómo han enfocado en su política el uso del asturiano. Lo tuvieron claro desde el principio: había que poner en valor la llingua y utilizarla como idioma vehicular en carteles y discursos, y había que fomentar que apareciesen expresiones y palabras que estaban en riesgo de extinción, para revitalizarlas. Esto, para ellas, fue una forma de reconocimiento a les muyeres asturianes que durante la dictadura siguieron usando la llingua, salvándola de la nada y corriendo el riesgo de ser reprimidas: “Los momentos de xuntase a lavar la ropa, a zurcir con otres muyeres valieron pa que la llingua nun morriera, gracies a los cancios qu’entonaben conservamos hoy la llingua”. Las compañeras del oriente asturiano tienen un compromiso con la memoria histórica, con el reconocimiento de las abuelas que en la clandestinidad siguieron cantando y compartiendo en asturiano en la intimidad de los encuentros con otras mujeres. Pero no solo eso, el colectivo se preocupa porque les lletres asturianes sean un espacio de visibilidad para las mujeres y actualmente están tratando de recuperar la figura de Enriqueta González Rubín, una contemporánea de Rosalía de Castro que, a pesar del reconocimiento del que su novela, Viaxe de tiu Pacho el sordu, gozó a escala estatal en su tiempo, ha sido relegada al olvido.

Las mujeres asturianas estamos convencidas de que nos van a oír en una lengua herética, antiespañolista y antifascista. Lo van a hacer, sea oficial o disidente. Y estaremos hablando de la fuga de cerebros, del abandono del campo, de la destrucción de los suelos, de la gentrificación en los veranos, de la falta de recursos públicos, de la invisibilización de los cuidados, de les güeles que comieron caracoles en la posguerra y que vieron a sus madres con la cabeza afeitada, de la alegría de beber sidra en les comadres y de las canciones de Rodrigo Cuevas, demostrando que queer y rural son el proyecto de vida que estamos construyendo.

 


En Pikara nos gusta hablar de lenguas…

Download PDF

Artículos relacionados

Últimas publicaciones

Download PDF

Título

Ir a Arriba