Los modelos inalcanzables de belleza son una de las múltiples maneras en que las violencias machistas están relacionadas con el modelo de consumo convencional. En el documental Fabricando Mujeres se hace un repaso de cómo se da esta relación en ámbitos como los productos de estética, domésticos, energía, series de ficción, móviles o en el espacio urbano.

En el ámbito de los productos de estética es donde se pueden ver estas violencias de una forma más manifiesta. A menudo su consumo deriva en formas de violencia directa que generan perjuicios físicos para los cuerpos derivados de, entre otras, operaciones, dietas o uso de tacones. Pero, más allá, contribuyen de forma decisiva a fabricar ese modelo de mujer único que rompe con la realidad y diversidad de cuerpos: edad, etnia, procesos corporales, diversidad funcional, olores y tamaños diversos.

Es necesario apostar por un consumo crítico con el que plantearnos preguntas de si consumiendo un producto alimentamos ese modelo violento y, sobre todo, conocer y apostar por aquellas opciones libres de violencias machistas que construye la Economía Social, Solidaria y Feminista.

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