“No eran brujas, eran mujeres”
Bajo el nombre ‘No eran brujas, eran mujeres’, la campaña ya cuenta con 10.000 firmas y prevé realizar actos de desagravio en todo el territorio catalán e involucrar a las administraciones e instituciones públicas para que la dignificación se haga al más alto nivel, tal como lo han hecho otros países de Europa como Escocia, Noruega o Suiza.
Llegeix aquest article en català.
El colectivo editor de la revista de historia Sàpiens ha puesto en marcha una campaña de reparación y dignificación de todas aquellas mujeres reprimidas y asesinadas bajo las acusaciones de brujería entre los siglos XV y XVII en Cataluña. Llevamos muchos años de retraso. Se estima que más de un millar de mujeres fueron represaliadas bajo la acusación interesada y fanática de brujería durante los siglos XV y XVIII. La campaña propulsada por el equipo de Sàpiens se fundamenta en el amplio reportaje que ofrece la revista este mes de marzo: una compilación de todas las investigaciones de las últimas décadas centradas en torno a la cacería de brujas en Cataluña y la publicación de un censo completo de los juicios por brujería. Para acompañar todo este trabajo divulgativo se pensó en hacer un paso más hacia la reparación histórica. Tal y como explica la directora de la revista Sàpiens, Claudia Pujol, Cataluña también se tenia que sumar a este movimiento continental de dignificación histórica «por una cuestión de precocidad y de intensidad». Y es que en Cataluña es donde más represión y asesinatos hubo por brujería en todo el estado español, junto a Navarra y Aragón, y además fue en les Valls d’Àneu (Pirineo) donde se redactó la primera Ley contra la brujería (1424) de la que se tiene constancia en toda Europa.
En esta fase inicial, la campaña se dirige sobre todo a los ayuntamientos para que se involucren y organicen actos de desagravio a nivel oficial. Para ello, se ha generado una moción genérica para poder llevar a los plenos municipales. De momento, el primer acto será el de Reus el día 8 de abril, donde se recordarán y se dignificarán las mujeres que fueron juzgadas por brujería por el Consejo Municipal de Reus en el juicio de 1548
No eran brujas: eran viudas, curanderas, mujeres independientes, mujeres migradas, comadronas, mujeres pobres, marginadas... mujeres que no cumplían con su rol normativo de género y que sirvieron de chivo expiatorio para justificar desastres naturales, epidemias, enfermedades y toda clase de desgracias. En total, fueron 300 años de tortura y represión, uno de los mayores episodios de feminicidio de nuestra historia que sirvió, además, para controlar y usurpar la práctica reproductiva y el conocimiento medicinal ancestral de las mujeres. En la línea de investigaciones históricas como la de Silvia Federici o Mona Chollet, el reportaje también evidencia la desvalorización social del sujeto mujer y los intentos de monopolización masculina respecto a los mencionados conocimientos. Cristina Masanés, una de las autoras del reportaje, documenta cómo paralelamente a la cacería de brujas se hizo fuerte la nueva Ciencia Médica Moderna y se aupó al gremio de boticarios con la creación del Colegio de Boticarios de Aragón y Cataluña, ambas con exclusividad masculina.
Importantes investigaciones historiográficas
A pesar de que se sabe que la represión golpeó a más de un millar de mujeres, en el reportaje solo se han podido documentar y situar poco más de 700 procesos en más de 200 poblaciones (se puede consultar en la publicación del censo interactivo). Muchos de los procesos de los tribunales seglares no conservaban las actas, motivo por el cual hay dificultad para encontrar registros. A pesar de ello, este listado inédito representa una novedad historiográfica, puesto que es el censo más completo sobre los procesamientos por brujería que se ha publicado nunca en Cataluña entre los siglos XV y XVIII.
Otro aspecto relevante del estudio es la particularidad de las instancias que instigaban y juzgaban los crímenes de brujería en Cataluña, hecho que explica la intensidad de la represión en los siglos modernos. Al contrario que en otros lugares europeos, la Santa Inquisición no abanderó la cacería de brujas. En Cataluña, al tener una descentralización del poder con autonomía jurisdiccional de las élites locales, las autoridades seglares catalanas eran quienes ordenaban y juzgaban en el marco de los procedimientos de excepción. Por lo tanto, es en el contexto civil donde se produce esta persecución con la implicación de la sociedad, sea por acción o por omisión, a lo largo de los siglos XV-XVIII. «También somos las nietas de aquellos hombres y mujeres que por miedo, por ignorancia, por mala fe… señalaron a otras mujeres como brujas, atestiguaron en sus juicios, y asistieron a sus ejecuciones con aplausos», afirma Claudia Pujol. Y en este sentido, como ya ha teorizado ampliamente Federici, la demonización del sujeto bruja no generaba ninguna empatía ni solidaridad humana.
El reportaje también documenta el negocio que comportaba la «cacería de brujas», detallando el papel de los cazadores de brujas o la creación de los tribunales y todo lo que comportaba (jueces, asesores, verdugos, material de tortura, carceleros, notarios, escribanos…) con impuestos extraordinarios, tal y como documenta el texto de Agnès Rotger.
Finalmente, hay que destacar, que actualmente en varias partes del mundo, como Arabia Saudí, las sectas evangelistas y pentecostales en América Latina o varios estados africanos, se continúa aplicando el delito de brujería. Un ejemplo claro lo encontramos en el documental The Letter, de Maya Lekow y Christopher King. Un documental que narra el drama y los intereses que hay detrás de las acusaciones de brujería a las abuelas y mujeres mayores en Kenia. Una muestra más que la cacería de brujas está a la orden del día en muchas partes del mundo. Un fenómeno que, como bien explica Masanés, «cruza fundamentalismo religioso, intransigencia social y patriarcado», comportando el asesinato y la represión brutal de muchas mujeres.
Fin de campaña con un gran acto de desagravio
La campaña se presentó el pasado 6 de marzo con un acto público y actualmente se encuentra en periodo de adhesiones, tanto individuales como colectivas. Se espera que de aquí a otoño, tanto administraciones como entidades quieran organizar charlas y actas de desagravio o de reparación de la memoria histórica en sus poblaciones. De este modo, las organizadoras se suman al movimiento europeo de recuperación de la memoria y dignificación. Países como Suiza, donde ya se han producido varias exoneraciones de asesinatos, Alemania o Noruega son ejemplos de reparación histórica. De hecho, la campaña podría encontrar muchas similitudes con la homóloga escocesa ‘Witches of Scotland’, que se propone indultar a todas las condenadas y generar un proceso de dignificación histórica al máximo nivel institucional escocés. A escala estatal, solo encontramos acciones similares en Euskal Herria, donde las Juntas Generales de Vizcaya, ayuntamientos de la comarca del Duranguesado o el Parlamento de Navarra también impulsaron acciones de disculpa y reparación histórica.
La campaña finalizará en otoño con la presentación de una resolución al Parlament de Catalunya y con un gran acto de desagravio en ámbito catalán, «que sirva, ni que sea simbólicamente, para visibilizar y denunciar este feminicidio en toda regla y para dignificar la memoria de todas estas mujeres», explica Clàudia Pujol. Porque no solo somos las nietas de las brujas que no pudieron quemar, sino de todas aquellas y aquellos que participaron en esta atrocidad. Porque hace falta mirar el pasado, para no reproducir lo mismo ni en el presente, ni en el futuro.
realizado con el apoyo de Calala Fondo de Mujeres y financiado por el Ayuntamiento de Barcelona.
Lee más sobre caza de brujas: