‘Un lugar tranquilo 2’, en el nombre del padre

‘Un lugar tranquilo 2’, en el nombre del padre

Si en la primera película el padre era el dios todopoderoso cerebro y alma repleta de valores, el salvador de todos; en la segunda se santifica, sube a los cielos y a través de su hija libera al mundo.

23/06/2021

Fotograma de ‘Un lugar tranquilo 2’.

Tras la primera entrega en abril de 2018 y el reciente estreno de la segunda parte en 2021, vamos a perseguir el rastro de la esencia patriarcal que hereda Un lugar tranquilo 2. No cabe duda de que ha aterrizado con ansia pandémica postapocalíptica cosechando magníficas críticas con un éxito de taquilla apabullante en Estados Unidos. Nosotras, sin embargo, pondremos nuestra lupa en los personajes femeninos, tiraremos del hilo estratégicamente para hacer salir de su escondrijo las decisiones argumentales más sexistas y androcéntricas que marcan el uso de los estereotipos de género en esta obra de terror.

Los papeles femeninos principales, heroínas del film, son interpretados majestuosamente por Emily Blunt (Evelyn) y Millicent Simmonds (Regan) que comparten protagonismo con John Krasinski, quien escribe, dirige y produce esta secuela, además de encarnar a un pater familias (Lee) tan único, inteligente y heroico, además de sexista, todo sea dicho, que conserva su influjo incluso después de morir. La sombra del padre se proyecta sobre los personajes, la trama y todo lo que os podáis imaginar, os anticipamos desde ya que su sombra es alargada.

 

Sinopsis violeta

En un contexto de invasión alienígena postapocalíptica, una familia formada por una mujer recién alumbrada, herida y con dos hijos más, escapa de su hogar y guarida en busca de otros seres humanos. Los tres acaban de perder a una figura importante para ellos, a un padre y a un marido, ni siquiera han tenido tiempo de enterrarlo. Se trata de alguien que conocemos sobradamente, si hemos visto la primera de las películas. Sabemos que es el epítome de todas las cualidades convencionales socialmente aceptadas, por descontado patriarcales, de un varón idealizado. El cerebro de la casa, el cabeza de familia, el hommmbre, al cual se le encomienda la responsabilidad de dar seguridad a su familia. Algo que consigue sobradamente tras dar su vida en sublime sacrificio. La hija mayor es una superheroína con una capacidad auditiva diversa, lastrada en el desarrollo de sus ingeniosas cualidades por la influencia de este padre. La ha rechazado e impedido aprender junto a él al culparla de la muerte del menor de sus hermanos. La madre también es una superheroína, una madre coraje cuyos poderes son la perfección del amor, la maternidad y el sufrimiento supremo, además de una dosis ilimitada de valentía para llevar a buen puerto todas estas circunstancias. Toda la familia ha vivido durante más de un año un duelo marcado por la culpa, y ahora ha de enfrentar una nueva pérdida en un contexto de altísima peligrosidad. La acción se inicia un segundo después del último frame de la primera entrega. Evelyn, tras dar a luz, apenas ha tenido tiempo de recuperarse, con el bebé a cuestas, consigue recabar fuerzas para transportar el fusil, la cuna protectora del bebé junto a sus hijos mayores y disparar.

Heroínas, la madre

No cabe duda, ante nosotros tenemos a dos superheroínas, madre e hija, llevadas al paroxismo del dolor. En especial la madre. Comenzaremos con ella. Pero antes, recordemos que el personaje fue creado para un filme que versaba sobre la presión que vive la progenie para salvaguardar la supervivencia de su descendencia. Es un personaje al que se le dio vida para hacer de madre, y no solo eso, sino para llevar su maternidad al plano de la excelencia. Cualidades que recibe de la primera parte y que desarrolla e intensifica en la segunda.

Pero claro, la excelencia de la maternidad qué es. Obviamente, debe ser algo que conozca la sociedad entera para que un producto mainstream, diseñado para un consumo masificado surta efecto, esto es, para que la audiencia pueda empatizar. Y vivimos en una sociedad que, aunque esté cambiando, no lo hace al ritmo que requieren los derechos humanos de las mujeres. Sin duda, Evelyn, interpretada magistralmente por Emily Blunt, reúne todas las cualidades de una mujer tradicional muy sumisa. Elevada al cielo de la perfección espiritual, ella es toda amor, centrada durante la primera película en la salud de su familia (se mide la tensión arterial por el embarazo, quizás sea médica y no lo sabemos) en su estabilidad emocional y no lo olvidemos, muy importante, en lavar la ropa, tenderla, hacer la comida, servirla en los platos, ayudar con los deberes y embarazarse en circunstancias extremas, de forma completamente naturalizada, por cierto. Y entendemos que es muy complicado en medio de una invasión extraterrestre encontrar profilácticos.

Por último, jamás, pero jamás, le llevará la contraria a su marido, le discutirá ninguna de las decisiones que tome, ni le preguntará por qué discrimina a su hija por razón de sexo, porque él sí sabe. Él se ocupa de pensar. Utiliza todo el tiempo del día en planificar estrategias e idear recursos con los que poner a salvo a su familia, él genera la red de seguridad y constituye en sí mismo esta red. Investiga a las criaturas, llama por radio, rodea de arena la casa, se ocupa de todo lo que tenga que ver con el intelecto, la inventiva, la comunicación o los aparatos electrónicos. Porque la primera película concibe al personaje masculino adulto como al héroe, él pondrá a salvo a toda la humanidad, sin proponérselo siquiera, en un acto de amor hacia su hija al perfeccionar el implante coclear. Él también es un padre excelso. Y se convertirá en santo en la continuación, porque tras morir no desparecerá de la historia, sino que inspirará todas y cada una de las acciones del film.

Este planteamiento sexista en el reparto de tareas configura a los personajes internamente, y dibuja un rol materno llevado más allá en la segunda parte. En las entrevistas al elenco la propia actriz revela que este será uno de los atractivos que la convencen para asumir el papel.

Fotograma de ‘Un lugar tranquilo 2’.

“Evelyn no había estado nunca tan expuesta. Ahora es una madre soltera con un recién nacido, con un hogar arrasado y sin un lugar seguro al que dirigirse. La familia no tiene dónde esconderse y únicamente le queda una bombona de oxígeno para el bebé, sin dejar de lado el hecho de que tiene que proteger a otros dos niños. Se encuentra sola, vulnerable, desolada por la aflicción y con los nervios a flor de piel“, dijo Emily Blunt.

Sin embargo, nosotras no hemos encontrado un personaje con los nervios a flor de piel, todo lo contrario, hemos podido disfrutar de un personaje muy entero, con un dolor hondo y extremo bajo su piel. Actúa con decisión, de forma colaborativa, con energía y afecto para salvar la vida de su descendencia en los tramos finales de la primera película y en los iniciales de la segunda. Sin embargo, no se le permite un desarrollo mucho más allá de los cuidados, o la mera funcionalidad dentro del guion, sin ir más lejos, las líneas más destacables de sus discursos en todo el nuevo filme aluden al espíritu de su marido.

La idea de tener que llevar todas estas hazañas sola, en realidad quiere decir sin varón, y deducir que por ello están más en peligro que nunca, es lo que crea una expectativa machista. Pero no nos engañemos, el reto es supremo, hace todo lo que puede y más con un bebé recién nacido, en pleno puerperio, sin ocuparse (ni ella ni nadie) de su pie herido ni de una posible infección. Eso sí, saldrá a buscar medicamentos para otros, continuará cuidando. E incluso tiene tiempo para coeducar a su hijo y explicarle que no debe temer quedarse solo, porque ya le ha explicado cómo se hace, se refiere a cambiar pañales. Una pena que en ningún momento se explore la relación con su hija, ni siquiera entablen una sola conversación en alguna de las películas.

Es una heroína por dar a luz en condiciones de peligrosidad extrema, por su valor al materializar sus retos relacionados con su útero. Y el hecho de dejar al personaje desprovisto de armas o recursos de defensa en el guion, salvo al comienzo de la segunda parte (para generar terror creando un personaje vulnerable) es lo que de nuevo nos lleva a premisas machistas. Eso sí, al final supera sus miedos de persona-mujer emocional y dispara a las bestias.

Heroínas, la hija-padre

Millicent Simmonds interpreta a una Regan Abbot llena de credibilidad, rabia, fuerza e inteligencia. Una adolescente sumamente identificada con su padre al cual admira, con quien comparte inquietudes intelectuales, pero que la rechaza. Durante el primer filme su padre le impide bajar al laboratorio de creación de estrategias. Esto es muy común en la cultura patriarcal, mantener a las mujeres lejos del misterio de las cosas de los hombres. Toda clase de acciones que impliquen herramientas y utilización de tecnología.

La joven y audaz Regan muestra en todo momento una enorme curiosidad y la necesidad de utilizar su ingenio e intelecto. Esto mismo se convierte en un conflicto en el guion. El personaje está dotado de una gran potencial, pero se le reprime con machismo patriarcal para que genere conflictos. Pero es curioso que se decida utilizar machismo para crearlos, que no se ponga en entredicho la decisión represora de su padre en ningún momento, él siempre es dueño y señor de sus actos.

Por su parte, Regan toma decisiones por sí misma cuando las respuestas que se le dan son inaceptables, escasas o injustas. Ello la convierte en muchas ocasiones en origen de peligros y conflictos que arriesgan a toda la familia y que deberá resolver el héroe indiscutible, el padre. Regan está claro que se siente frustrada, dolida, marginada, rechazada por su padre. Este la mantiene lejos de él, la sitúa junto a su madre, la castra, la limita, la subestima, la culpa, la discrimina. Tal propuesta de sufrimiento se relaciona con el móvil interno de la heroína y hace latir el argumento de la primera y la segunda entrega. La superación de la tóxica propuesta del amor familiar ligado a la culpabilidad y el dolor. O cuanto mejor amas más te hieres.

El proceso de trascender la culpa dejó un mártir, nos referimos al padre, recordemos que en el primer filme se sacrifica para cumplir la promesa hecha a su mujer (al final nosotras siempre tenemos la culpa). Así que como para que haya historia ha de haber conflicto, en esta nueva entrega la familia deberá superar el escollo de la nueva y trágica pérdida. La función de la muerte del padre será erigirse en figura simbólica liberadora, justificará las razones secretas de los personajes y será el motor que les mueva a la acción. Es decir, si en la primera el padre era el dios todopoderoso cerebro y alma repleta de valores, el salvador de todos. En la segunda se santifica, sube a los cielos y a través de su hija libera al mundo.

Regan lo hace todo por construir y trascender el duelo con su padre. Por lograr mantenerlo vivo en ella. Por superar su rechazo, su muerte, su sacrificio y ser aceptada y perdonada finalmente por él. Es una heroína al más puro estilo norteamericano. Tiene un conflicto de culpa irresuelto con su padre y es imposible que lo concluya en la vida real, porque este ha fallecido. Su poder tendrá que ver sobre todo con el acto de amor-sacrificio de su progenitor que es el salvador real de fondo, también en el nuevo y taquillero estreno.

Lo visual, epicidad y conexión familiar

El periplo visual que nos propone Un lugar tranquilo 2 procura trasladar al público, de forma imperceptible, pero muy eficazmente, la tremenda conexión familiar que subyace a lo largo de toda la acción. El reto se alcanza a través de un habilísimo montaje paralelo que alterna los recorridos de cada personaje y hace coincidir puntos álgidos de tensión. De esta manera, se extienden los momentos más adrenalínicos reuniéndolos en secuencias, con lo que la experiencia orgánica se intensifica. Aunque estén separados, estarán en peligro al unísono, habrá elementos comunes que servirán de enlace en cada plano y mostrarán la conexión entre los personajes.

Otro elemento unificador será sin duda el movimiento de cámara. Ayudará a amalgamar los planos para conseguir cohesión. La cámara irá de abajo a arriba, de arriba abajo, de izquierda a derecha y a la inversa, se elevará para ofrecernos planos épicos, a veces grandilocuentes, pero cada uno irá ligado al anterior para vincular todas las experiencias vitales de la familia. No faltarán movimientos de 360 grados para evocar transformación personal, cierre psicológico de un ciclo, así como cambios de eje que nos aturdirán hasta el punto de no saber qué historia de todas es la que estamos siguiendo, con la clara sensación de que, en realidad, se trata de una sola en cada recorrido individual.

 


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