“En vez de cambiar mi humor por personas que me negaban, creé un espacio propio con mis compañeras”

“En vez de cambiar mi humor por personas que me negaban, creé un espacio propio con mis compañeras”

Ante la evidencia de que ya existía una comedia masculina: la de siempre, la de "toda la vida", Penny JayG creó Riot Comedy Fem. Tres años después y pandemia mediante, ha decidido saltar al formato digital: Riot Comedy 5G. "Quiero hacer punk en la comedia audiovisual, convertirnos en las Spice Girls de la risa", explica la humorista en esta entrevista.

una mujer sobre el escenario con un micrófono

Penny JayG, durante una actuación. / Foto cedida

Sara García, más conocida como Penny JayG, tenía las bromas atravesadas. Estaba harta del humor de siempre hecho por y para tíos, hecho desde arriba hacia abajo. Con sus problemáticas de tíos, sus jajajajaja, lol, lol machirulos y sus ofensas maquilladas. Un humor muchas veces violento y que otras tantas invisibiliza. Estaba hasta el santo coño de esa comedia que para muchas no tenía ninguna gracia. Y por eso creó la Riot Comedy Fem.

Primero fue un micro abierto pensado con una gran ambición conceptual —nada más y nada menos que reunir a mujeres para hacerse reír juntas— aunque las expectativas eran humildes; contra todo pronóstico la convocatoria fue un auténtico éxito. Desde entonces Penny no ha parado de subirse a escenarios, ni su público ha dejado de reventar aforos. La Riot Comedy Fem es ahora show aparte de micro abierto y también una productora de comedia femenina; se ha convertido en el escaparate de las cómicas del panorama actual.

Después de tres años de llevar esta revolución de la comedia de gira por el Estado español y dadas las circunstancias de pandemia (que dificultan la presencialidad vivida en los alegres años previos al 2020 y que nos sumen en una total incertidumbre —hoy sí se puede hacer un show, mañana no— ha decidido, además, saltar al formato digital: Riot Comedy 5G. “Quiero hacer punk en la comedia audiovisual, convertirnos en las Spice Girls de la risa. Quiero crear un programa que proyecte buen rollo, buenas vibes, todo ese buen rollo que siempre parece que entre nosotras se nos ha penalizado tener. Un programa lleno de mujeres fuertes y con voz poderosa. Un programa que rompe con todos los estereotipos que se nos han impuesto durante años en los medios de comunicación. Un programa que traslade la comedia que llevamos dos años creando en las salas y teatros, unirlo con todas las referencias cómicas que se crean en las redes sociales cada día y hacer el cóctel más loco jamás visto”, asegura en el texto que acompaña la campaña de micromecenazgo que ha lanzado con la intención de financiar este nuevo proyecto. Sobre todo esto y mucho más preguntamos a Sara García/ Penny Jay G.

¿De dónde viene el mito de que las mujeres no son divertidas?
La voz de las mujeres siempre ha dado miedo, se ha denostado… Se nos ha negado. Con los años hemos ido recuperando estas voces poco a poco, pero la comedia, todavía hoy, es una de las últimas que nos quedan por conquistar.

Este imaginario patriarcal en el que las mujeres no son divertidas imagino que provoca mayor inseguridad y acrecienta el síndrome de la impostora en las humoristas, es por esto que decidiste crear Riot Comedy Fem. ¿Cómo te sentías antes de estos encuentros no mixtos?

Yo ya había visitado otros escenarios y sabía, ya simplemente por el tono de los organizadores en redes sociales, que no eran mis espacios. Decidí que en vez de obligarme a cambiar mi humor por unas personas que me estaban negando, iba a crear un espacio propio con mis compañeras y con mi público. Me empecé a subir a la Riot y cogí confianza y después, cuando tuve que dar el paso hacia esos espacios que antes me daban miedo, lo peté. Mucha gente decía que mis shows no iban a funcionar en espacios mixtos, que el público me iba a rechazar, y yo, como una mula, me subí cada vez a más y más. Ahora me respetan tanto en los espacios mixtos como en los no mixtos, porque la comedia es global. Parecía que si el chiste no iba con el discurso de siempre el público lo rechazaría y para nada. Esto ha hecho reflexionar sobre las representaciones, y es clave.

El humor de “toda la vida”, el de los señoros, se ha construido sobre todo desde la hegemonía, desde arriba para abajo, ¿cómo es el techo de cristal para las humoristas?
Es como un doble techo, ya no solo tienes que romper el techo de cristal de la comedia en general, sino que tienes que romper el techo de cristal para poder hacer tu propia comedia. Hace pocos años teníamos un discurso muy cerrado y adaptado a la idea que los hombres tenían de lo que era ser mujer. E incluso te tenías que adecuar a ellos y hacer chistes sobre su existencia. Muchas de mis compañeras han tenido profesores que les han dicho, “oye no hagas chistes de tu regla, no hagas chiste de tu coño, no hagas chiste de tu sexualidad, ¿por qué no hablas mejor de la próstata de tu padre?”. Por eso me suele pasar que actúo y me dicen “¡guau, guau, he flipado con el show porque es la primera vez que veo a mujeres haciendo comedia de mujeres!”, y con esto no se refieren a hacer comedia de bolsos, sino a hacer chistes sobre nuestra experiencia vital.

Os consideráis una productora de comedia femenina, ¿por qué femenina y no feminista?
El “humor femenino” fue una forma de categorizarnos cuando todo esto comenzó y ya nos lo hemos quedado. Lo hicimos porque no existía el humor femenino, existía únicamente el humor masculino y hecho para ellos. Esto nace en el momento en que muchas mujeres nos subimos al escenario sin la presencia de ningún hombre —no por nada, sino porque creíamos que ya tenían suficientes espacios conquistados y queríamos reivindicar el nuestro uniéndonos—, y eso es lo que nos hizo crecer. Teníamos que darle un nombre porque las cosas sin nombre no existen, si nos hubiésemos puesto “noche de chicas” hubiese quedado en plan tuppersex, pero no, queríamos reivindicar otra cosa. Si decíamos “humor feminista” implicaba en parte exigir a las participantes que hablasen de feminismo aunque no les apeteciera, y por eso nos quedamos “comedia femenina”. La Riot Comedy Fem hizo evidente que ya existía una comedia masculina: la de siempre, la de toda la vida.

¿Cómo se concibe discursivamente la primera Riot Comedy?
Superfeminista. La primera Riot Comedy es algo que nace hipermega feminista, fue en la etapa del primer 8M masivo. La gente acabó llorando por un monólogo que hice sobre el juicio de La Manada, que tenía lugar por esas fechas. Mucha intensidad. En la tercera Riot ya decidimos rebajar y hablar un poco menos desde el alma. Pero nacer, nació como un aquelarre loco feminista. Nació señalando los casos de acoso de cómicos, lo que nos creó muchos enemigos en el espacio de la comedia, pero estábamos cansadas… y salimos con todos los cuchillos. Y eso fue lo que creó una revolución.

Cuando algo así escuece es buena señal, ¿no?
Escoció, escoció y sigue escociendo, pero ya se van calmando todos los que soñaban con la desaparición de la Riot. Cuando empezamos lo que más se escuchaba era “monólogo que rápido sube, rápido baja, menuda hostia les espera dentro de dos años”. Bueno, pues aquí estamos tres años después, más grandes que nunca y no es una moda, sino que hemos capturado a un público al que no se le estaba haciendo caso.

¿En alguna ocasión os han pedido que rebajéis el discurso u os han cerrado puertas por denunciar públicamente a agresores?
Suele ocurrir de una forma sutil, de una forma pasivo agresiva: tienden a no contestarte, llaman a todo tu entorno e incluso vienen a tus shows, pero nada. Sí que ha habido un rechazo a muchas propuestas que hemos hecho en programas en los que otras compañeras o yo hemos participado. Nos suelen tener un tiempo y cuando ya se han limpiado la cara, independientemente de los resultados que tenga el programa, dicen “ya está” y prefieren invertir en un un tío cishetero, a lo mejor mucho más polémico aunque tenga menos vistas, que invertir en nosotras. Puedes ver el ejemplo de Señoras Fetén, que si vuelve tendremos que autoproducirnos, de Estirando el Chicle, una serie de la que se hizo un podcast, pero hasta que no fue ya el gran superéxito no les han dado espacio en La Ser. Y, sin embargo, ves a 800 tíos que, además, han sido tachados de acosadores y mil cosas más con su programita y tan tranquilos. Si eres tía tienes que hacer muchos más méritos para hacerte un hueco.

También es feminista pagar a la gente por su trabajo y no precarizar, ¿por eso el crowdfunding?
Exacto, o sea por dos cosas. Por un lado, todo esto no se hace desde cero, necesita una inversión y unos recursos para poder pagar. Y, por otro, queremos hacer un programa bien. Yo, por mí, cogemos cuatro colegas, una cámara y palante. Pero queremos estar a su nivel, porque lo merecemos, porque tenemos el público, tenemos los números… El crowdfunding también nace por la COVID-19, al pararse todo espectáculo offline, que es donde nosotras estamos y hacemos ruido, todos los programas típicos seguían, pero nosotras, de repente, habíamos desaparecido. Parecía que el feminismo y la comedia de mujeres había desaparecido. No estábamos haciendo nada online y entonces vimos que no nos lo podíamos permitir. Y además, tiene que poder llegar a todo el mundo, queremos que sea global. Queremos que la Riot Comedy 5G sea un programa de calidad y sobre todo que no se pierda la voz de las mujeres, ocurra lo que ocurra en el mundo.

¿Qué formato va a tener el programa?
A ver lo que puedo contar… ¿Qué formato es? Pues es, un Noche de Fiesta dirigido por las Spice Girls, que acaba siendo un La Resistencia buena…


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