La comida y el maltrato materno
Tras la publicación el pasado junio en este mismo medio de un artículo sobre el maltrato materno a través del cabello, me he animado a seguir ejemplificando otra forma de maltrato ejercido desde la maternidad: el que se hace efectivo a través de la alimentación.
La posición de cuidadoras en las que el patriarcado nos posiciona a las mujeres es un lugar de opresión por tratarse de trabajo no remunerado en un sistema capitalista. Esta realidad, en cambio, no niega la otra cara de la moneda: la del poder que ejercemos sobre otras personas, especialmente sobre la infancia, por el hecho de tener el control sobre los alimentos en los hogares.
Trastornos alimenticios como la anorexia, la bulimia o restricciones y maltratos alimenticios de diversos tipos se ejercen específicamente desde la práctica de la maternidad.
La psicología identifica este tipo de comportamientos como trastorno de maternidad narcisista, síndrome de Münchhausen, etc. Se insiste, además, en que no se trata de enfermedades mentales sino de formas de ser. Son conjuntos de rasgos de personalidad apoyados, normalmente, por modelos machistas tradicionales: madres abnegadas y mártires a las que hijos e hijas deben devoción, agradecimiento y obediencia.
Nuevamente pongo sobre la mesa el espinoso tema del maltrato infantil a través de la maternidad porque creo que es necesario dar una respuesta feminista y con perspectiva de género a este problema. Si las mujeres no lo hacemos delegaremos en determinados sectores de ideologías misóginas. Y ya estamos viendo cómo terminan por visibilizar el sufrimiento infantil, sí, pero no para conseguir avances sociales, sino para instrumentalizar este asunto en favor de intereses machistas.
Comedores: a institucionalización de los cuidados como maltrato infantil
Antes de pasar a exponer los diferentes tipos de maltratos ejercidos a través de la comida me gustaría tratar un tema de tremenda actualidad: los comedores escolares. Quiero abrir ese melón (nunca mejor dicho) y voy a hacerlo planteando las siguientes preguntas: los comedores escolares se crearon para facilitar la inserción laboral de las mujeres, pero ¿por razones feministas o capitalistas? ¿El sistema necesitaba a más mujeres realizadas en sus profesiones o se quería duplicar el número de individuos de la clase obrera? Y, sobre todo, ¿qué repercusión ha tenido todo esto sobre la alimentación infantil?
Admitamos, en todo caso, que los comedores escolares han sido una pieza clave para la liberación de la mujer de cargas de cuidados. Entonces me surgen estas otras preguntas: ¿el avance de la mujer se hizo a través de la vulneración de la calidad de vida de la infancia?, ¿ha sustituido el feminismo la confrontación con los hombres a través de la institucionalización de los cuidados? Porque yo creo que lo que nos pasa muchas veces es que, antes de pedirle a nuestros maridos que cocinen el fin de semana o pidan una reducción de horario o se reivindiquen como cuidadores corresponsables ante sus jefes, las mujeres preferimos solicitar plaza en comedores escolares. Pero todas sabemos en el fondo que lo que genera un cambio real es la confrontación en lo doméstico, por eso es lo más difícil.
¨Mi hermana empezó a presentar los primeros síntomas de trastorno alimenticio siendo muy pequeña. Mi madre decidió apuntarla al comedor escolar, según sus propias palabras, para no tener que ver lo mal que comía. Llegada la adolescencia desarrolló una anorexia que la acompaña aún en edad adulta de forma crónica”
Para mí los comedores escolares han sido un parche que ha impedido un avance real en lo feminista. También han impedido un avance en la lucha contra la diferencia de clases. Desde ciertos sectores se justifica la existencia de estos espacios para que la infancia más empobrecida pueda tener acceso a una comida digna al día. En realidad, esto podría recordarnos mucho a la vieja caridad cristiana. Lo que realmente supondría un cambio para la infancia en exclusión social sería un sueldo digno para sus progenitores, pero, una vez más, las personas adultas decidimos tirar por la tangente.
En resumen, los comedores podrían funcionar como medida de urgencia ante ciertos problemas, pero no como método definitivo. Con la implantación de los comedores hemos sustituido la lucha feminista y obrera por institucionalización capitalista. Ya sabemos que el asistencialismo no debe ser la solución a ningún problema social, entonces ¿por qué insistimos en reivindicar este tipo de medidas?
Por otro lado, el comedor escolar rara vez está exento problemas como la baja calidad de las comidas, el poco respeto por opciones alimenticias como el veganismo o la falta de atención individualizada a las criaturas en un acompañamiento respetuoso durante las comidas. Y por si todo esto fuera poco hay que recordar el empleo inestable que se genera para otras mujeres a través de servicios externalizados por las instituciones en las empresas de catering escolar.
Señoras, yo no me hice feminista para copiar modelos capitalistas masculinos. Yo me hice feminista para imponer un orden respetuoso con los ritmos vitales de los cuerpos y poner en el centro los cuidados.
Tipos de maltrato materno a través de la comida
A través de declaraciones reales de personas adultas que, durante la infancia, sufrieron maltrato, he diferenciado tres tipos de abusos diferentes a través de la comida: la negligencia, el maltrato psicológico y el físico. Paso a desrrollarlos.
1. Negligencia
Negar alimentos a la infancia es hoy un delito tipificado por la ley que puede desencadenar en una retirada de custodia en la mayoría de países. El problema es que, para ser detectado, es necesaria una buena formación en profesionales de la pediatría y la educación que, desgraciadamente, aún no es una realidad.
Por otro lado, ofrecer a las criaturas comida basura para mantenerlas entretenidas es un recurso muy habitual en cualquier tipo de familia. El movimiento, la necesidad de atención, el juego (tan necesarios durante la etapa de desarrollo infantil) se sustituye por azúcar, alimentos procesados y similares. Es una de las formas más habituales de maltrato. Está muy relacionada con la intervención de abuelos y abuelas en las dinámicas de crianza. Madres y padres suelen permitirlo para evitar conflictos entre personas adultas o lo asumen por comodidad y para poder delegar el cuidado de las niñas y los niños en terceras personas.
2. Maltrato psicológico
La sustitución del acompañamiento emocional con comidas es otro clásico en maternidades narcisistas.
Llegamos ahora al tema de la gordofobia como método de humillación infantil.
3. Maltrato físico
La comida es una forma de control sobre los cuerpos de las criaturas.
Perpetuación de valores machistas a través de las comidas
Antes de terminar me gustaría hacer hincapié en cómo las mujeres, de forma evitativa o negligente, contribuimos en la perpetuación de un sistema machista que no beneficia a nadie. Desde la repartición de los alimentos en cantidad y calidad hasta la distribución de los comensales en la mesa. Desde quien cocina hasta quien sirve. Nada es casualidad, se llama patriarcado.
*Se denomina golden al hijo o hija favorita de una madre con trastorno narcisita.
NOTA DE LA AUTORA. Quiero dar las gracias a todas víctimas de maltrato infantil que han colaborado con sus testimonios en la elaboración de este artículo. Ojalá pueda servir para visibilizar una situación completamente normalizada en gran número de familias.
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