Layla Martínez: “La familia como la conocemos es un dispositivo funcional al patriarcado y al capitalismo”

Layla Martínez: “La familia como la conocemos es un dispositivo funcional al patriarcado y al capitalismo”

La escritora Layla Martínez publica su primera novela, 'Carcoma' (editorial Amor de madre), una historia de terror asfixiante sobre el peso de nuestros muertos, la memoria que impregna las paredes de las casas y el odio de clase. Hablamos con su autora.

foto en blanco y negro de una mujer de medio cuerpo, apoyada sobre la mano, con el pelo largo suelto a un l ado

Layla Martínez. / Foto cedida por la editorial

Un pueblo en La Mancha, una casa que soporta el peso de la memoria de una familia marcada por la muerte y los traumas heredados, el odio de clase… Estas son algunas de las ideas que dan forma a Carcoma, la primera novela de la escritora y editora en el sello Antipersona Layla Martínez y que publica la editorial Amor de madre.

En esta historia, Martínez recoge las tradiciones manchegas que tienen que ver con los santos, con la superstición o con las apariciones y compone una novela de terror que sobrecoge, que contagia la rabia de clase y hace partícipe de la memoria de una abuela y su nieta, pero también de una casa que es más que eso, es otro personaje que respira, que tiene escalofríos y que, en general, siente y transmite el dolor y la injusticia de la familia.

Con motivo de la publicación de Carcoma, en Pikara Magazine hemos hablado con la autora sobre traumas heredados, las ideas de familia o de pueblo, el desdén de los ricos a los pobres y sobre las casas como concepto político.

La novela tiene como protagonista, junto con la nieta, a la abuela. El papel de las abuelas se está reivindicando y se está dando peso y papeles diversos en las novelas actuales (sobre las abuelas en la narrativa millenial escribió la periodista Berta Gómez en eldiario.es). La abuela que tenemos en Carcoma es una abuela muy diferente, que da miedo incluso y con la que se podría hacer un paralelismo en algunos momentos con las brujas. ¿Cómo has construido este personaje?
Leí el artículo que dices y sí que es verdad. Yo creo que ha ganado peso en la novela actual la figura de la abuela. A mí me parece muy interesante, pero encuentro, sobre todo, interesantes las narrativas, también en el cine, que salen un poco de los arquetipos en los que se encajan generalmente a las mujeres mayores que parece que solo pueden ser o abuelas maternales y dulces, o brujas. Es verdad que la mía al final tiene mucho de bruja también, pero me gustaba romper esa cosa de la abuela maternal, cariñosa… También un poco porque yo pensaba mucho en mi abuela que, por ejemplo, no le gustaba nada cocinar. Entonces cuando oigo esas cosas de “ay, las croquetas de mi abuela” o “el cocido de mi abuela” yo digo “bueno, aquí me voy a callar”, porque ella ponía la olla por las mañanas y se iba a hacer sus cosas que sí le gustaban, que era ir a ver a una amiga, darse una vuelta y no le ponía ningún interés a cocinar. Claro, yo eso al principio lo veía desde esa misoginia interiorizada que tenemos. Luego, cuando he sido mayor y he leído más sobre feminismo y me empieza a cambiar la perspectiva, digo joe, realmente a esta mujer no le gustaba esto y estaba en la casa porque, encima, la familia de mi padre es muy patriarcal y mi abuelo ha sido siempre el que ha mandado, hasta sus hijos lo llamaban de usted, que allí en La Mancha no es muy habitual su uso, es una marca de respeto. Entonces, claro, mi abuela cuando él no estaba por las mañanas no quería quedarse en la casa y se iba por ahí; y lo he entendido después de pensar, jo, ella estaba obligada a eso. Me parecen muy interesantes también las series o las películas donde las mujeres mayores tienen papeles de acción, que parece que no pueden. En los últimos años sí que han surgido algunas: me estoy acordando de la última de Terminator, em la que Sarah Connor ya es mayor, pero tiene un papel de acción. O en Star Trek Discovery donde hay tres personajes de mujeres mayores que molan mucho, que llevan la nave, que tienen acción, no es el personaje necesariamente maternal o, ya en negativo, la bruja.

En los agradecimientos, mencionas a tu abuela precisamente por dejarte contar su historia. ¿Qué hay de cierto en la novela?
Realmente la historia de la casa es la historia real lo que pasa es que yo me tomé cierta libertad narrativa, por ejemplo, a la hora de reducir los personajes. Mi familia es más extensa, entonces concentré cosas en menos personajes para no hacer algo muy grande, pero fueron cambios menores. Donde sí hay un cambio más importante es en el final, que no voy a decir para no hacer spoiler, pero sí que me planteé como una decisión el no revictimizar a las mujeres de mi familia. Esto ya lo conté, en el confinamiento hice un curso online en la Universidad de Guadalajara de México con una profesora sobre literatura de terror escrita por mujeres en Latinoamérica en la actualidad. Ella también militaba en el movimiento feminista y decía que lo que más interesante le parecía eran las narrativas que no revictimizaban. Decía que, por ejemplo, con la violencia del narco o los feminicidios se habían hecho relatos, novelas de denuncia, pero claro, al denunciarlo, de alguna manera también volvían a victimizar a esas mujeres o a las víctimas del narco. Ella decía que le parecían más interesantes los relatos en los que, por ejemplo, estas personas se vengaban o tenían alguna posibilidad de cambiar la historia. Es decir, que por lo menos la ficción sirviese para crear otros imaginarios en los que no son permanentemente víctimas, además, con tanta violencia. Ponía como ejemplos el relato de Mariana Enríquez de Las cosas que perdimos en el fuego y una película mexicana que se llama Vuelve, de Isa López. Todo esto me parecía interesante por la capacidad que tienen el cine y la literatura de crear otros imaginarios. Si las revictimizas nunca se sale de eso y es bastante desempoderante. Eso sí que lo pensé, que quería que la ficción cambiara un poco el final de la historia y cambiara cómo había sido su vida. Todos los elementos más sobrenaturales del libro sí que están porque son las creencias y vienen del folclore de La Mancha, de las apariciones, de las maldiciones populares… Y la construcción de la casa sí que fue así.

 

De hecho, otra de las protagonistas es la casa en sí. Es una casa que respira, que se ruboriza, que siente la ansiedad y el escalofrío. En definitiva, es una casa que lleva el peso de los muertos y las injusticias de la familia, es interesante el protagonismo que le has dado.
Sí, es un personaje más y eso sí que me gustaba porque, además, las casas encantadas en la literatura de terror son uno de los grandes clásicos, siempre han simbolizado tanto. Las editoras de la biblioteca de Carfax son dos chicas que editan solo literatura de terror y tienen una colección de clásicos de la época victoriana, todo de mujeres escritoras y ahí todo son fantasmas y casas encantadas: apariciones de fantasmas en casas, sucesos sobrenaturales en casas… ¿Qué estaban diciendo también? Que ese espacio al que estaban restringidas las mujeres en la sociedad victoriana, con el ideal del ángel del hogar y todo esto, no era para ellas tan cómodo, era un sitio de miedo, de dolor, de tensión, de sombras, de cosas que no se pueden decir. Yo pensaba también mucho cuando escribía en la vivencia tan diferente que tenemos las mujeres y los hombres de la casa, del espacio doméstico. Para los hombres, con la invención del patriarcado (de las mujeres en el espacio privado y los hombres en el público), sí significa descanso, refugio. Y para ellas significa, por un lado, trabajo doméstico, de cuidados en tu propia casa y también en la de los demás (si vas a servir, si vas cuidar niños, personas mayores o personas dependientes que son trabajos generalmente femeninos); y, por otro lado, la violencia, el hecho de que, por ejemplo, una mujer tenga más posibilidades de ser agredida en su casa que en el calle. Esa vivencia tan diferente de las mujeres y los hombres, de lo que significa la casa, el peso que tiene y ha tenido a lo largo de generaciones, me parecía muy interesante y que daba muchas posibilidades para la ficción.

Haces una construcción de los pueblos como lugares que pueden ser también hostiles, de desconfianza donde la persona pobre o diferente, la rara, siempre van a estar en el punto de mira y van a ser las responsables de todo lo que pase en el pueblo. El libro transmite una sensación a veces de asfixia que gente que hemos crecido en pueblos hemos experimentado y que nos es muy familiar.
Claro, porque al final también son las dos cosas. En cualquier comunidad pequeña tienes la parte de ayuda, porque la gente te conoce, pero también la de control social y esa vigilancia recae siempre en quien es un poco diferente. Si por lo que sea sales un poco de la norma ese control recae con más peso. Y, por otro lado también, en una comunidad más pequeña en la que las generaciones se han ido conociendo se palpa mucho más también la reproducción de clase porque los ricos siguen siendo los mismos y los pobres también, no ha cambiado nada; en una ciudad más grande eso es más anónimo, o sea, los ricos siguen siendo los mismos y son los mismos que hace años, pero es más anónimo. Aquí esa tensión es mucho más evidente simplemente porque te conoces y porque tu abuelo los conoció y tu bisabuelo los conoció, es más fácil percibir, por ejemplo, ese peso de los traumas heredados, de la reproducción de las violencias.

Hay una frase en el libro que habla de la familia y que me ha hecho pensar en el tema de la nostalgia del que se ha venido hablando mucho. La frase es: “Eso es la familia, un sitio donde te dan techo y comida a cambio de estar atrapada con un puntico de vivos y otro de muertos. Todas las familias tienen a sus muertos debajo de las camas”. Aquí nostalgia poca, ¿no? De hecho lo que para algunas personas es nostalgia de tiempos pasados para otras muchas ese pasado es una carcoma.
Yo creo que las relaciones familiares son muy ambivalentes. Por un lado, claro que para mucha gente significa cuidados, protección, ayuda…Pero a la vez, incluso para la misma persona, puede significar violencia, control. Esto dentro de las experiencias como individuo, pero luego a nivel social la familia patriarcal en el contexto del patriarcado y del capitalismo reproduce relaciones de dominación. La familia como hoy la conocemos es un dispositivo funcional al patriarcado y al capitalismo , eso es innegable y no significa que no puedas querer a tus padres, a tus hermanos o a quien sea, pero está claro que a nivel social ha servido históricamente para lo que ha servido. De todas formas, la familia es un tema literario por excelencia casi desde que se inventó la literatura (las relaciones familiares, el trauma heredado…) y no es un tema ni mucho menos agotado, sigue generando debate y posicionamiento político y me parece uno de los grandes temas. Y quería hablar también de mi experiencia, del peso que va pasando de generación en generación, de las cargas familiares. Y también lo que decíamos respecto a la casa, muchas veces hay una diferencia de lo que puede significar la familia para una mujer o para cualquier persona que no sea un hombre cisheterosexual en cuanto a trabajo, violencia, control, etc. Todas esas tensiones de la familia me parecen superinteresantes y dan para mucho.

Portada de ‘Carcoma’.

En el libro hay algún que otro recadito al periodismo y a los periodistas, concretamente a los programas matinales y sus tertulianos que alimentan el odio y las especulaciones.
El libro surge primero de un relato, y en el relato estaba mucho más reflejado. Hablábamos de las comunidades pequeñas, pero hay otro factor que no tiene que ver con ellas y que es cuando la prensa coge un caso o alguien y hace toda esa persecución mediática, no con ánimo solamente informativo, sino que está referido a esta cosa de sacar toda la carnaza y hacer espectáculo; todo esto del true crime también y de recrearse en el detalle morboso. En el relato estaba mucho más presente eso, luego, por una cuestión narrativa, se quedó un poco más en el fondo, pero sí que me parecía interesante reflejar que la opresión y la sensación de una atmósfera opresiva viene de muchos sitios.

Se trata mucho en el libro el tema del odio de clase, la rabia y las diferencias de clase. Se diferencian muy claramente estos odios: el odio del trabajador, del pobre, es más visceral, es desde la rabia; mientras, los señoritos odian desde el desdén, el desprecio (como este dicho de “el mayor desprecio es no hacer aprecio”) y la condescendencia en muchos casos.

Sí, creo que es un poco así, como que no te odian de forma personal, sino que es un odio que tiene que ver con la posición social en la que estamos cada uno y que más bien es desdén. En este sentido, me parece interesante cómo se trata en Succession, que es una serie sobre una familia rica, pero que no está hecha desde una perspectiva que en otras series sí se daba como Dallas o Dinastía, que eran también familias ricas, pero que se mostraba la admiración, el glamur, la romantización, el querer ser como ellos un poco. Me parece interesante que en esta, por ejemplo, no están romantizados ni idealizados, ves sus miserias todo el rato. Me parece muy significativo, que es una decisión narrativa de la serie, no mostrar a la gente por ejemplo que está trabajando en sus casas; salvo en momentos muy excepcionales no aparecen, no son personajes. Por ejemplo, en Downton Abbey se muestra casi una utopía entre ricos y pobres, no hay conflictos de clase, todos son maravillosos y si alguien no lo es es por una cuestión de personalidad, que es una persona mala, no es que esté en una determinada posición social con unos intereses, sino que es una cosa de carácter. Creo que son muy significativas las dos series porque me parece que Succession refleja mucho más esto de que ellos ni te ven, no aparecen en la serie porque nos les importas, no eres más que algo que utilizan, pero no son personajes, no se saben los nombres, ni siquiera aparecen. Creo que refleja bien esta cosa de que ni te ven, hasta que les molestas por algo, les haces una huelga o les pides un aumento, pero si no, ni siquiera te tienen en cuenta, es esta cosa del desdén, de, en el fondo, vivir mucho en una burbuja en la que no perciben al resto de la gente o al resto de la sociedad.

Ahora que mencionas Succession hay un personaje en la serie (Tom) que encarna el autoodio de clase. Esta figura digamos del esquirol también está presente en Carcoma con el abuelo y hay una frase que resume muy bien todo esto que dice “como si por ser el perro que más palmadas recibe del amo uno dejase de ser perro”.
Sí, porque yo creo que eso es algo que tenemos también muy interiorizado. Como lo que hablábamos de la misoginia interiorizada que tenemos las propias mujeres y que te la quitas cuando lees sobre feminismo, cuando militas o cuando empiezas a concienciarte con eso. Pues con la clase pasa también: la interiorización de los valores de la clase dominante, de querer ser como ellos te lleva al autodesprecio y al autoodio porque no concibes ser como los de tu clase y de alguna manera si no te politizas o no encuentras otro discurso que te diga “no, mira, esto no es un fallo tuyo, hay una estructura social”, si no encuentras a nadie que te diga eso, lo más fácil es que te lleve al autodesprecio y al querer ser como ellos. Pero al final, como nunca llegas, siempre te vas a despreciar a ti mismo.

También está muy presente el tema de la violencia machista, lo baratas que salen las vidas de las mujeres y, ademas, reflejas que esta violencia también afecta a las ricas.
Eso también quería dejarlo un poco claro, que nadie está a salvo. Si tienes acceso a recursos probablemente tengas más posibilidades, pero a la vez también funcionan otros códigos que a lo mejor por otro lado te impiden acceder a ellos, como el qué dirán, el escándalo. Cuando a lo mejor perteneces a una familia conocida como es el caso de la que hay en el libro, que ha ocupado cargos públicos durante el franquismo, que ha tenido relevancia pública, también funciona la presión social. Es algo que nos atraviesa a todas aunque se exprese de manera diferente o aunque haya recursos diferentes para afrontarlo.

 


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