“Hay un mito del amor romántico constante, pero poco se habla de la amistad, que es preciosa y que también tiene romanticismo”
Entrevista al grupo de música hip hop El no de las niñas, que hace poco más de dos meses sacó su primer disco, ‘Sí, quiero’.
La entrevista al grupo de música El no de las niñas tiene lugar en el centro social de Santa Coloma de Gramanet (Barcelona), donde dieron concierto en el marco de una jornada reivindicativa contra el plan urbanístico y los desahucios asociados a este. El 20 de noviembre estrenaron su primer álbum, Sí, quiero (2021), hip hop old school para los oídos más nostálgicos. Las componentes del grupo, Seli Ka y Sua, viven en Madrid y, además de raperas, son poetas y cuentan con un libro publicado cada una: Si yo fuera una asesina, de Seli Ka, y Locura Sua, de Sua.
Sua estudió periodismo, pero nunca llegó a ejercer y actualmente vende artesanía y da clases de flamenco. Seli Ka es actriz y añade que también es hija, vecina, amiga. Amantes de la literatura y del teatro, el disco incluye intervenciones teatrales a modo de monólogo o de diálogo, algo que también hacen en los conciertos, donde el público queda boca abierta con el show.
Empecemos por el nombre del grupo: El no de las niñas es una referencia teatral a la obra El sí de las niñas, comedia de Leandro Fernández de Moratín (1806) que realiza una crítica a los matrimonios por conveniencia y realza la búsqueda del amor escogido y la naturalidad. ¿Por qué este nombre?
Seli Ka: El no de las niñas fue un grupo que tuve de adolescente cuando estudiaba esta obra en el colegio. Nos parecía gracioso cambiarlo y darle la vuelta. Cuando nos juntamos Sua y yo pensamos que era la hostia cómo sonaba, y también hay detrás el aprender a decir que no, la negación, el rechazo que tanto nos cuesta todavía.
Selma y Susi, las protagonistas del segundo vídeo de promoción, recuerdan a la película Thelma y Louise, ¿hay más referencias?
Sua: Es como un juego de palabras. Los videos del crowfounding intentaban justamente reflejar, desde el humor, la historia de las mujeres desde la época en que se escribió El sí de las niñas, en la que soñaban con un hombre y un paseo a caballo, y al final la mujer se sube a un escenario y habla de sus cosas sin tapujos. No sé si la gente lo entendió muy bien o se esperaba un video en que rapeásemos, pues salíamos nosotras haciendo actings. Al final el teatro forma parte de nuestro show en directo y lo mezclamos y utilizamos mucho como recurso.
¿Qué significa el Sí, quiero?
Seli: Es un compromiso, con el rap, con nosotras y con el grupo. Ahora estamos en un momento socialmente de apogeo de la liberación y de no tener ataduras a nada, en el que me parece que hay una tendencia a no querer comprometerse con algo o a no estar muy desligada de algo que conlleve sacrificio o un compromiso muy profundo. Y creemos que también está bien crear lazos fuertes y ser fieles a las cosas que te gustan y en las que crees. Que no todo es negación, que hay cosas que sí nos apetecen, sí nos gustan.
Vuestra música es ante todo intimista e introspectiva. ¿Cómo empieza el proceso de escritura, cómo empezasteis con el rap?
Sua: Cada una tuvo su proceso. Escribir en mi caso es algo antiguo, desde pequeña me gusta. Surgió como una necesidad de desahogarme y de ser sincera con alguien o con algo, como puede ser el papel. Es gracioso porque las dos tenemos un hermano mayor y en mi caso descubrí el rap cuando yo tenía 13 años por mi hermano, que escuchaba a los raperos de los 90. Me flipó y empecé a escuchar rap. Yo escribía poesía y lo veía un poco incompatible, pero cuando me fui a vivir a Lisboa iba buscando rap inconscientemente y allí hice unos colegas raperos que me espetaron “si tienes letras, ¿por qué no grabas?” Y con esta pregunta de por qué no me había planteado escribir rap me di cuenta de que era por la falta de referentes, y me piqué. Estaba en Portugal y nadie me conocía, era el momento. Me grabé un tema, pero lo borré porque me parecía horrible; al no estar acostumbrada a escuchar voces femeninas en una base y, me desconcertó muchísimo y me dio mucha inseguridad. Luego tuve un grupo de poesía y rap con instrumentos, Antropía. Intenté crear un estilo en el que yo estuviese cómoda, como algo más calmado. Seli vino a un concierto, nos presentó una amiga y quedamos. Le hice el casting (risas). Vino a mi casa y me dijo: “Yo quiero rapear. Yo antes rapeaba, pero como que no tengo ni idea de bases y toda esta movida…”. Y rapeó una letra que se sabía y fue “vamos a hacer un grupo”. De repente encontré a alguien que rapeaba, que le molaba el estilo old school y que era buena para mí. Un planazo.
Seli: Yo también empecé a escribir de bastante pequeña, con 14 o 15 años. Mi hermano escuchaba rap, punk y reggae, y todo lo que escuchaba él yo también lo escuchaba. Con una amiga de clase creamos el grupo e hicimos un concierto, sin embargo no sé por qué murió y dejé de lado el rap, solo escribía poesía, durante varios años, hasta que me encontré con Sua. Asumí que eso no era para mí, no sé por qué. Lo veía como muy de tíos, que implica mucha exposición. Y eso da vergüenza.
Poesía y rap, ¿cómo se conjugan en vosotras?
Seli: Durante un tiempo hicimos recitales teatralizados y un formato más poético de conciertos. A causa de la covid se ha parado y ahora también nos interesa más mover el disco, pero algún día lo retomaremos. Escribo más rap, porque escribir poesía me resulta más difícil, pero siempre está presente. Pienso que una no existe sin la otra. Es como la hermana mayor. Quizás porque tengo idealizada la poesía y otras personas no, me parece la madre del rap.
Sua: La rima, la síntesis, todo eso viene de la poesía, sin embargo el rap es más juguetón, más chulesco. La poesía suele ser más profunda, aunque no tiene por qué. A veces escribo prosa poética cuando tengo algo que quiero soltar, pero no me apetece rimarlo, cuando he tenido una idea o quiero vomitar algo.
¿Los recursos poéticos sirven de refugio para esa coraza que es la autoprotección? Hay frases muy simples o explícitas como “el arte es un camino lleno de chinchetas” y otras que cuestan más de entender como “quiero leche en mi pecho como dromedario”. ¿Cómo lidiáis con la batalla entre la autocensura, la sinceridad y la exposición?
Seli: Siempre es necesaria la sinceridad para que llegue o para empatizar, porque cuando escucho algo que me atraviesa es porque creo que la persona está poniéndolo todo. En mi estilo, para hablar de cosas muy profundas, utilizo metáforas, sería muy deprimente decir las cosas explícitamente. Hay gente que habla del suicidio abiertamente, pero yo no lo hago así. Opino que es una manera de hacerlo estético, agradable e imaginativo. Por otra parte, también sería muy sexual. No es lo mismo hablar de un polvo rollo “cabalgué sobre…” que expresar “me lo follé”. También hay frases o ideas que se repiten mucho, que son nuestro abecedario.
En ese sentido, en el disco, se pueden interpretar varias cosas de una misma letra. Por ejemplo, en la canción de vapor, al principio me evocaba a la escritura con una persona presa y después interpreté una historia de amor. Crisálida me trasportaba a la adolescencia, al mismo tiempo que a la historia del ser humano y a la crisis ecológica.
Sua: ¡Tía, qué guay! (risas). La de vapor sí que fue en plan amor. Cada una tenía su letra escrita, que no es muy usual en nosotras hablar de eso, y la recolectamos. En la de Crisálida yo personalmente hablo de la mariposa como ese proceso de crecimiento personal y me pareció que era un ser con mucho simbolismo.
Seli: A mí ella me pasó su trozo y me rayé mazo en plan ¿una mariposa?, ¿qué cojones voy a hacer con esto? Habla de la transformación y yo escogí la hormiga porque en ese momento estaba muy triste y me sentía muy pequeña. Y hablé de ese camino constante, la tierra, pasar desapercibida y sentirse pequeña, pero estar aun así ahí todos los días. Estamos hablando de nosotras a través de un insecto. Y luego Vito [una persona que colabora en una de las canciones del disco] hace toda su magia y hace sus cosas locas que nos encantan. Completa las dos ideas, le da un cierre y un sentido.
¿Cómo se han generado estas colaboraciones? Sobre todo con el productor Edu Molina, que es con quien más habéis trabajado en este disco.
Sua: A Edu lo conocíamos del circuito de músicos de Madrid. Desiré Paredes [cantante de flamenco] es una artistaza, real, pura, profesional. Llegó cabreada al estudio y en un segundo se sacó lo suyo. Con Zunet [DJ y scratch] coincidimos en un concierto de Lua Kosta, nos flipó y le fichamos. La Otra [cantautora] es colega también de músicos de Madrid. Respecto a Endiosadas [una canción del disco] es gracioso porque ella es famosa, pero a nosotras no nos conoce nadie.
Seli: El tema mola mazo porque le dimos muchas vueltas a la letra, al estribillo, creamos frase a frase, un trabajo bastante exhaustivo. El disco es muy serio y, como nos gusta bailar reggaetón, queríamos restar ligereza, producir algo más desenfadado. Metimos un poco de autotune, por ejemplo, pero no estamos del todo satisfechas.
¿Cómo ha cambiado la repercusión que tenéis desde que empezasteis hasta ahora?
Seli: La fama… (risas). La verdad es que nosotras empezamos subiendo videos a Facebook sentadas en el sofá de Miriam [Sua], y de repente tuvieron muchísimas visitas, quizás en una semana 5.000. Y nos dio el subidón porque nosotras nos movemos en un círculo donde todo el mundo hace música, pero superpoca gente hace rap. Empezamos así, y dimos algún concierto.
Sua: No ha habido ningún cambio en nuestra vida más allá de que se nos reconoce el curro. De repente alguien te escribe un mensaje superbonito diciéndote que se ha gozado mazo el disco. Para mí eso es super gratificante, es mucho más bonito que cualquier número de visitas o visualizaciones. O alguien de México que te escribe pidiéndote el disco. ¡Dios, alguien de México escuchando nuestras paranoias! A medida que creces te vas cuestionando más, siendo más exigente cada vez. Ya no te conformas.
Seli: También tienes más ataduras… Porque hay que hacer un montón de cosas para petarlo. Con petarlo me refiero a tener más alcance y poder currar, dar conciertos. Las redes sociales, por ejemplo; el escaparate que a día de hoy tiene una artista es muy sacrificado. Tienes que estar dando el tostón cada día, hacerte fotos de cierta manera y publicaciones constantes; unas estrategias y unos cálculos que ni conocemos ni nos interesan, aunque estamos haciéndolos de alguna manera. A mí me estresa un montón y me conflictúa mucho. No creo que las redes sociales sean algo bueno en sí mismo y tampoco tengo una buena relación con ellas. Ojalá no tenerlas, pero no puedes porque si no las tienes, no existes. O, por ejemplo, no puedes hacer un crowfounding sin difusión digital. Se nota también que somos un grupo que hemos aparecido en la era total de las redes, y del Instagram especialmente.
¿Qué más contradicciones, complicaciones o retos os habéis encontrado en la creación del disco?
Sua: Ojalá fueran solo las redes. Estaría bien recuperar la inversión de tiempo y de esfuerzo. Hay muchísimos procesos que están alrededor de crear un álbum: buscar conciertos, mandar correos, gestionar el libreto, pensar cuánto pagamos a cada persona, la SGAE… Y eso solamente para hacer el disco. Aún hay que moverlo. La industria es muy pesada. Y si no tienes dinero todo se complica. Generar o vender arte deberían ser dos profesiones completamente distintas. Pero estamos en la era de que tienes que ser, además de artista, buena vendedora, buena communty manager, tienes que serlo todo. Nosotras la hemos cagado mucho porque somos muy nuevas. Ha sido bastante autogestionado.
¿Con el crowfounding conseguisteis financiar todo el disco?
Sua: Pensábamos que sí, pero pedimos muy poquito y gastamos mucho. A Hicimos mal el cálculo. El productor nos hizo precio amiguísimo, confió en el proyecto. Ahora el objetivo es dar bolos, vender discos y al menos recuperar esa pasta. Vale que no ganemos dinero con la música, sin embargo al menos que no palmemos. Esto debería estar pagado.
¿Os ha ayudado estar juntas en esto? En algunas canciones se desdibujan las líneas entre la amistad y el amor, la sororidad entre mujeres y las alusiones lésbicas.
Seli: La gente se piensa muchas veces que somos pareja, nos pasa mucho. A mí me gusta como le llama Miriam: “Amistad romántica”. No somos pareja, nos queremos, conectamos mucho, y conectamos con la escritura, nos caemos bien. Podríamos haber empezado el grupo y no conectar, pero nos hemos hecho amigas a través de esto y ahora nos vemos todas las semanas, hablamos mucho de la otra cuando escribimos, sobre todo cuando son temas rollo vacilones donde mencionamos a la otra.
Sua: Sentimos el apoyo de manera literal. Cuando observamos a raperas salir solas al escenario a defenderlo nos abruma. Tener ese apoyo es que todas tus rayadas se las puedas soltar a alguien. Si de repente se nos olvida una frase o vemos que nos quedamos sin aire nos ayudamos. Es un vínculo muy bonito en realidad. El momento en el que empezamos el grupo, Seli y el proyecto me dieron mucha fuerza en el momento vital en el que estaba. No solamente he encontrado a una persona que artísticamente admire y alguien con quien compartir gustos, sino alguien de quien aprender, que me dé fuerzas.
Seli: Las dos queríamos ser raperas y no teníamos a nadie, encontrar en la vida a alguien que es como tú fue un fiestón. Fue algo romántico, porque todo el tiempo hay un mito del amor romántico, pero poco se habla de la amistad, que es preciosa y que también tiene romanticismo. La admiración también ha sido difícil, porque en algún momento a lo mejor nos ha dado envidia la otra o nos hemos sentido inferiores. Tiendes a compararte, o llegas a tener algún conflicto personal interno. No tanto entre nosotras sino con nosotras, cada una. Luego verbalizarlo ha sido fuerte. De hecho, tenemos un tema que habla sobre la rivalidad entre mujeres. Desde el principio dijimos de hablarlo todo, sin tabúes, sin guardarnos resquicios. Cualquier sentimiento doloroso o que cueste de comunicarlo. Es normal porque no tenemos muchas referencias.
También hay de manera muy presente una oda a la soledad. Muchas raperas, raperos y poetas hablan de la soledad especialmente desde una perspectiva negativa. ¿Cómo es para vosotras?
Sua: Somos bastante solitarias en general, nos cuesta a veces socializar. En mi caso necesito mucho la soledad para restablecer mi energía. Es mi manera en la que vuelvo a estar bien si me saturo. Es muy necesario estar sin que nadie me observe, sin observador externo. Y yo estoy súper a gusto.
Seli: Yo igual, y más (risas). Me ha costado mucho socializar y he tenido el escape de la soledad. Pero por otro lado me he sentido muy sola pero de forma negativa, sola en general. Incomprendida, siempre con tendencia a la melancolía, es refugio y condena a la vez. Como el sentirse sola rodeada de gente, dentro de la masa.
El eslogan “lo personal es político” cobra todo el sentido en vuestra obra, pero ¿no es lo político también personal? ¿La etiqueta “rap feminista” coge la parte por el todo y encasilla?
Sua: No nos gusta mucho que nos etiqueten. Somos feministas, pero muchas veces han dado por hecho o nos han exigido cosas, o nos han presentado como rap feminista. De repente se reconoce a las raperas y ahora hay que hablar de temática feminista supercombativa. Y es lo que se espera de nosotras, porque si no no existes. Y esperan de ti que te defiendas como mujer en el rap.
Seli: Ya me estoy poniendo de mala hostia… Mujeres haciendo cosas, ¿tienen que ser feministas? Somos raperas y ya está. ¿Panadera feminista, médico feminista?… Sin embargo va a seguir pasando porque estamos en ese momento. Nos llamamos el No de las niñas y en nuestras letras se ve claramente que hacemos reflexiones feministas, claro, pero lo que no queremos es que se nos encasille o se espere siempre eso. Porque también somos malas feministas, podemos tener pensamientos machistas, etc. Estamos todas en el proceso y no queremos encabezar o abanderar nada.
En ese sentido ¿hay una presión para ser un “grupo completo”, de tener que abarcar todas las temáticas?
Sua: Nosotras sí que nos hemos sentido presionadas, por ejemplo, en espacios politizados. Nos gusta hablar de temas sociales y políticos, pero también hablamos desde el yo, y nuestro yo puede ser apolítico, puede estar equivocado, puede sentir contradicciones. Nos hemos sentido exigidas porque nos hemos posicionado de alguna forma políticamente en los temas, y luego cuando no hemos hecho eso se nos ha vuelto a pedir. Yo no creo que a la gente que solo habla de política se le exija otra parte.
Seli: Y nos raya sobre todo que den por hecho que vamos a ser de una manera, creando expectativas. Incluso han llegado a exigirnos dar opiniones sin dar pie a poder equivocarnos. Nosotras somos muy contradictorias y desde ahí crecemos. No queremos sentir que tenemos que hacer las cosas de una manera ni representamos a nadie. Estas frases que sacaste de Drácula era justo ese conflicto. Una escribía sobre la lucha más externa y la otra más interna. Quitarse toda esta presión y hacer lo que te salga del coño, básicamente. Escribir sobre lo que quieras. Y si no le mola a alguien, pues mira, no estoy aquí para gustarles. Hay patrones todo el rato de como tienes que ser y en los movimientos políticos tienes que entrar en un cánon imposible de cumplir. Y no van a identificarse con todo lo que diga, no soy un panfleto.
Sua: Quizás es una mierda lo que pienso, una herencia social o igual me lo estoy currando, pero que no me juzguen. Y ahí va un poco el tema del autoconocimiento. La crítica de que “mucha manifa, mucha cresta y mucho discurso” y luego no es real… Por ejemplo, un pibe pro feminista. “Pórtate bien en la cama”, o trata bien a tu madre, ¿sabes? Y el activismo fundamental, pero deberían complementarse. Ni una ni la otra solamente.
Seli: Y que vamos pasando fases. No eres igual nunca, ni una banda, ni un artista. Las artistas vamos de la mano de nuestro proceso vital en cada momento y vamos expresando lo que nos pasa o en lo que estamos en cada momento.
En alguna letra decís que os dirigís al oyente selecto y que os da igual si es minoría. ¿Quién creéis que escucha vuestras letras? ¿A qué público os gustaría llegar?
Sua: A la peña que le guste escuchar atentamente, que le guste el palique. Selecto puede sonar elitista, pero el rap siempre ha sido una música de minorías, no de masas. Nos gusta que nos escuchen cuatro, pero que estén atentos, que estén en silencio en el concierto. Hay gente que nos manda análisis de las canciones, donde se nota que la han escuchado bien. Por ejemplo, tú eres una oyente selecta de las que estamos orgullosas de tener.
Seli: Ojalá todo el mundo nos escuchase. No nos escucha mucha gente, pero la gente que lo hace le mola mazo, de una forma muy profunda. Te hablan de frases o de partes específicas del texto que les recuerdan a algo. Es precioso, se me pone la piel de gallina. Para mí es muy importante que el arte conecte con algo profundo, porque si no es entretenimiento. Que también está bien, pero a mí lo que me interesa crear no es ocio, es algo que atraviese.
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