Hertha Ayrton: la luz del futuro
La ingeniera, matemática y física es una gran desconocida, pero sus descubrimientos sobre el arco eléctrico fueron los precursores de la luz tal como la conocemos actualmente; además, investigó la formación de las olas del mar y participó en el movimiento sufragista.
De su deriva a su nadar;
De mí es la fuerza
Para salvar o condenar;
De mí hombre y mujer, y bestias y aves; Y antes de que Dios fuese, yo soy”
Los versos del poeta Algernon Charles Swinburne inspiraron a Phoebe Sarah Marks a variar su nombre natal. Decidió llamarse Hertha, diosa de la fertilidad y de la madre tierra, según la mitología germana. Pero lo suyo no era la poesía, ni los temas mitológicos. Su rumbo era otro. Hertha Ayrton tenía predilección por las matemáticas, la física y la ingeniería. En 1854, año de su nacimiento en Portsea (Inglaterra), el machismo estaba más patente que hoy y le tocó precisamente avanzar por un camino laborioso para lograr sus propósitos.
Hija de un humilde matrimonio judío con ocho criaturas, y huérfana de padre desde niña, la vida de Hertha transcurrió entre números, fórmulas y experimentos. Gracias a su tía Marion Hartog se formó en la escuela en Londres para ser institutriz y después ingresó en el Girton College de Cambridge para formarse en Matemáticas. Aprobó sus exámenes pero tuvo que volver a Londres a conseguir su título, ya que en ese momento Cambridge no concedía diplomas a mujeres. Era 1880.
Cuatro años después creó su primer invento. Se trataba de un calibrador, instrumento de medición que permitía dividir una línea en distintas partes iguales, así como ampliar y dividir figuras. Arquitectos, ingenieros y dibujantes de la época se vieron beneficiados por este aporte. Sería el primero de sus 26 inventos. La conocida feminista Barbara Bodichon, que había financiado sus estudios, también decidió apostar por esta primera patente de Ayrton.
Pero a ella le gustaba diversificar y comenzó a interesarse por la física, más concretamente por el terreno de la electricidad. Su profesor y después esposo, William Edward Ayrton, fue pionero en física e ingeniería eléctrica. Junto a él Hertha Ayrton inició sus investigaciones sobre el arco eléctrico, y sus conclusiones supusieron la llegada de la electricidad tal y como la conocemos actualmente. Y es que las descargas de luz que se producían entre dos electrodos, y que permitían la iluminación de farolas, suponían un considerable riesgo debido a las chispas de luz que provocaban. Este arco eléctrico se creaba al sostener dos varillas de carbono con una pequeña brecha entre ellas para que una corriente eléctrica pueda atravesarlas. De ese modo aparece una línea eléctrica que salta a través de esa brecha, de una varilla a la otra, produciendo luz y calor. Pero esta transmisión no era uniforme ni silenciosa. Además estos arcos de luz parpadeaban y Ayrton quería evitarlo. Ideó, probó y puso en marcha distintos experimentos. Su libro The Electric Arc (El Arco Eléctrico), publicado en 1902, contiene un despliegue de esquemas y dibujos de varillas de distintas variaciones, cambios en la posición del arco o de su longitud. Cambió también el tipo de carbono, probó distintos voltajes y la distancia entre las varillas. Otra de las cosas que intentó solventar era el sonido que el arco eléctrico emitía cuando el oxígeno estaba presente en pequeñas depresiones en la superficie del carbono. El ruido era producido por el carbono oxidándose, lo que podía provocar chispas voladoras que hacían remitir la luz. Ayrton inventó un nuevo tipo de varilla recubierta de cobre para evitar que el oxígeno llegase a los electrodos.
Finalmente, logró que la luz se transmitiese de manera uniforme y segura. Este invento fue un revulsivo y permitió mejorar tanto el alumbrado público, como el de cines o fábricas. Su arco eléctrico fue el precursor de otra gran invención posterior: la bombilla incandescente.
De 1913 a 1918 registró ocho patentes; una de ellas, las lámparas que se utilizarían para los proyectores de cine. Cuando llegó la bombilla, el método mejorado del arco eléctrico fue cayendo en desuso en el ámbito doméstico, pero hubo otros sectores donde continuó algunos años más, como en el cine. Y aún perdura, la estela todavía resiste. Hoy, sobre todo en la industria metalúrgica, el colectivo obrero del metal sigue utilizándolo para fundir materiales, gracias a sus efectos caloríficos.
Las olas
Si su acercamiento a la energía generó nuevas chispas, algo similar sucedió con los océanos. A Hertha Ayrton todavía le quedaba más por descubrir. La dinámica de fluidos fue otro de sus puntos fuertes. Sentía atracción por las olas del mar, su formación y las huellas que dejaban en la arena. En su libro El origen y el crecimiento de la marca de ondulación hace un despliegue del mecanismo que esconden las ondas marinas. Sus investigaciones sobre la dinámica de fluidos le llevaron varios años, un período tras el que consiguió validar la teoría de los vórtices de Lord Rayleigh (centrada en la propagación de ondas en los fluidos), para crear después el ‘ventilador Ayrton’ (también conocido como flapper), con el que se podía eliminar el gas de un recinto. Hertha Ayrton propuso que se utilizara durante la Primera Guerra Mundial. Y así se hizo. Con él, las tropas inglesas en Francia lograron limpiar las trincheras de los gases venenosos que usaba el ejército alemán.
La Royal Society, sociedad científica con más de 350 años de existencia, la galardonó con la medalla Hughes en 1906 por sus investigaciones, aunque no le permitieron exponer personalmente su trabajo ni la admitieron como socia. Sin embargo, fue la primera mujer a la que se le concedió ofrecer una conferencia en la Institución de Ingenieros Eléctricos. Varios de sus estudios fueron muy bien acogidos por la comunidad científica. Ottilie Hancock, hija de un matrimonio para el que Ayrton trabajó en su juventud, creó la Asociación de Investigación Hertha Ayrton, en el Girton College cuando falleció. Aún sigue en funcionamiento.
Con la existencia luchadora que sostuvo, es lógico que Ayrton se involucrase con el feminismo. Defensora del movimiento sufragista, apoyó a muchas mujeres con techo y respaldo. Una de ellas fue Marie Curie, de quien se cuestionó la autoría de su trabajo en favor de su marido. En esa época, a Curie también se le denegó la admisión en la Academia de Ciencias, aunque ya había logrado un importante reconocimiento: el Premio Nobel de Física. Cuando se la nominó para ser integrante de la Academia de la Naturaleza, Ayrton escribió una carta a sus miembros respaldando a Marie Curie donde, entre otras solicitudes, pedía “la igualdad de trato del trabajo intelectual sin tener en cuenta el sexo”. Este rechazo unió a ambas mujeres, quienes forjaron una amistad muy duradera. Al parecer, Ayrton logró que Curie se vinculara al movimiento sufragista. Hertha Ayrton se sumó a la Unión Política y Social de la mujer y participó en distintas manifestaciones. En una de ellas, un policía la atacó mientras marchaba con la también sufragista Emmeline Pankhurst. En 1913, Ayrton acogió en su casa a mujeres que habían estado en huelga de hambre en prisión. También colaboró en la creación de la Federación Internacional de Mujeres Universitarias y el Sindicato Nacional de Trabajadores Científicos.
Hertha Ayrton fue muchas cosas, prácticamente todo lo que quiso. Y, pese al machismo que azotaba la época, avanzó con paso sólido, siempre hacia adelante. Y logró algo que permanece y persistirá: gestar la luz del futuro, tanto en la electricidad como en el feminismo, esa luz bajo la que después llegarían muchos otros caminos por descubrir.
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