Un manual de supervivencia generacional
El libro ‘Acercarse a la generación Z. Una guía práctica para entender a la juventud actual sin prejuicios’, de Isa Duque, enseña muchas claves del mundo aquí y ahora.
Confieso empezar a leer este libro con la prepotencia de una late millennial del 92, creyendo que ya sé mucho de lo que va a contar Isa Duque (La Psicowoman) pero con ganas de indagar en el origen y funcionamiento de la inmediatez Z, porque, como ella bien explica, “el ahora ya es pasado”.
Me encuentro fascinada ante un sinfín de revelaciones que me bajan de la soberbia que tapaba la inseguridad de no entender a la Generación Z. Y admitir que la nostalgia que caracteriza a mi generación, especialmente en el colectivo lgtbiqa+, es quizás un miedo a sabernos nostálgicas de una adolescencia más libre de prejuicios, ya que, con toda la información que tenemos ahora, vemos que en cierto modo nos fue arrebatada.
Nos asusta asumir nuestra edad porque no tenemos tantos referentes en los 30 fuera de la norma y el conservadurismo boomer. Vemos las series de instituto ahora y queremos recuperar nuestra juventud falta de disidencias, en la que o encajabas o sufrías. Es más, nos jodemos la existencia volviendo a consumir ficción rumiante en el relato traumático de las identidades y sexualidades violentadas, una vez más por la maldita nostalgia, que nos lleva a revisionar las series noventeras-dosmileras.
Creo que hay algo de querer reconciliarse con la adolescencia robada (en cuanto a educación igualitaria e inclusiva se refiere) que puede hacernos “revivirla” con lo que sabemos ahora de una forma más compasiva. Estiramos nuestra juventud puesto que no nos cerramos a tener hijes y seguir una única inercia social marcada. Son nuevas formas de ser adultes, y conviven dos realidades: uno, no podemos pretender estar a la última en todo lo que manejan les Z; y dos, sin aprender de elles no vamos a ningún lado.
Acercarse a la generación Z. Una guía práctica para entender a la juventud actual sin prejuicios (Zentih, 2022) no solo te ayuda a relacionarte con les jóvenes sino que te enseña muchas claves del mundo aquí y ahora, hasta puede que te haga cuestionarte cosas sobre ti misme. Isa Duque explica de maravilla cómo nos proyectamos cuando algo que se nos escapa de les Z nos molesta o asusta, y genera todo un marco accesible para, en lugar de proyectar, poder entenderte según tu generación y así “poner en práctica el autoconocimiento”. No solo en lo teórico, sino reflexionando a través del cuerpo “siento, luego existo” y animando en cada apartado al ejercicio de diálogo con zoomers de nuestro entorno. En mi caso, son una fuente de inspiración total y me ha ayudado mucho seguir su ejemplo en el ejercicio de autocompasión corporal e identitaria, dinamitando constructos de género con los que he crecido.
Toca destruir para crear. Las preguntas son puentes y hay unas cuantas que ir haciendo. Sin estos puentes, perpetramos el distanciamiento con les Z y su consecuente “orfandad digital” (en serio leed este libro). Debemos asumir como responsabilidad colectiva el adaptarnos a sus códigos y aprender de sus dinámicas horizontales y proactivas, las necesitamos en todas las luchas sociales. Como estamos en medio, a les millenials nos toca hacer de hilo conector y facilitar el acceso digital a les mayores, no dejarles fuera de este diálogo reparador, sin perder de vista las ciberviolencias y su consecuentes traumas mentales y emocionales en la sociedad. Todas estas dimensiones están perfectamente explicadas y definidas por la autora, apoyadas con ejemplos que podemos consultar directamente en redes a lo largo de todo este manual de supervivencia generacional, para acercarnos con aplomo y sin miedo a parte de nuestra realidad actual, alejándonos del pensamiento dicotómico de lo real (físico) versus lo digital (intangible), puesto que todo forma parte de nuestra realidad, queramos o no.
Cada edad en cada época trae un aprendizaje, tenemos que intercambiarlos en todas las direcciones sin miedo al fracaso. No puedo evitar acordarme del discurso de la profeta Z por excelencia, Samantha Hudson, al hablar de su “fracaso” en Masterchef Celebrity: “Cuando aprendí que si me equivocaba y hacía un plato de mierda no pasaba absolutamente nada, ahí empecé a pasármelo bien.” Pues eso, que no pasa nada por equivocarse y preguntar, y asumir que nos seguiremos equivocando. Viva la Generación Z ❤️
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