Las recientes publicaciones del Consejo General de la Psicología (CGP) a través de su revista INFOCOP [donde han publicado notas como ‘La ideología no puede ir por delante de la Psicología – Entrevista a J.M. Errasti y Marino Pérez’ o ‘Nadie nace en un cuerpo equivocado’) han motivado la protesta y el malestar de más de 180 personas académicas, más de 200 colegiadas de la Psicología, más de 100 entidades, y 500 profesionales y estudiantes de diferentes áreas.

Tal y como se recoge en la carta abierta dirigida al CGP, quienes la firman plantean la necesidad de que el Consejo defienda los consensos científicos internacionales, como son las directrices de la American Psychological Association y la Declaración de Cuestiones LGBTIQ+ de la Red Internacional de Psicología para Temas LGBTI (IPsyNet). En la carta abierta se manifiesta el malestar por la reciente línea editorial de la revista del CGP y la postura del propio CGP sobre el acompañamiento a las personas trans. En ella se pide que se asuman responsabilidades ante posibles incumplimientos del código deontológico propio de la profesión psicológica.

Tras recibir la carta abierta, el CGP y su revista han decidido mantener su apoyo a aquellos y aquellas profesionales que ridiculizan a los movimientos trans y los estudios queer. Además, la reciente respuesta dada por el Consejo califica a las personas trans como aquellas “que presentan un trastorno de identidad de género”, incidiendo en la deriva patologizante conservadora.

A la luz de los consensos científicos internacionales mencionados, el Consejo debería conocer que las personas trans no tienen un trastorno. Los trastornos tienen que ver con esos estados psicológicos que causan angustia o impiden un desarrollo pleno. Una gran cantidad de personas trans no experimentan nada similar. Actualmente la dificultad para las personas trans se encuentra en el acceso a recursos para vivir libremente su identidad y no sufrir la discriminación. El papel de la psicología debería ser el de apoyar a las personas trans frente a los cambios experimentados y los procesos de discriminación que pueden sufrir.

Los actuales mensajes del CGP son contrarios a las directrices marcadas científica e internacionalmente en esta materia, se alejan de los postulados de la llamada Psicología Afirmativa que los mismos colegios profesionales enseñan en sus cursos, y suponen una puerta abierta a las terapias reparativas y otras formas de malas prácticas psicológicas rechazadas internacionalmente.

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