Las seis de La Suiza o cómo intentar reprimir la lucha sindical, social y feminista
Con la sentencia a seis sindicalistas de CNT Xixón parece que no solo se atacan las herramientas de solidaridad de la clase trabajadora, sino también un modelo sindical que aboga por las secciones sindicales y no por los comités de empresa.
Son las seis de la mañana, te levantas de la cama con náuseas, vas al baño, te lavas las manos, los dientes, la cara. Te miras al espejo, miras a los ojos que te miran en el espejo. Suspiras. Te tocas la barriga con cierto temor. Piensas: embarazo de riesgo. Vas a la cocina, te sirves café y te lo tomas. Sales de casa directa al trabajo. Directa a ese infierno de trabajo.
Hoy en el camino a la pastelería no aguantas más, no dejas de pensar en las más de ochenta horas extras que trabajas al mes sin que se te paguen; no dejas de pensar en las vacaciones que el jefe no te da; no dejas de pensar en el acoso sexual al que estas expuesta en tu curro por el mierda del jefe; en el embarazo de riesgo. Suspiras. Echas tu jornada laboral. Después viene la baja médica por el embarazo. Ya no aguantas más. Vas al sindicato en busca de asesoría y acompañamiento, empiezas a contar cada una de las ilegalidades/irregularidades/abusos que se han cometido en tu puesto de trabajo. Te das cuenta de la necesidad de pelear tus derechos. Te organizas. El miedo empieza a diluirse y haces todo lo posible para que se haga justicia.
Esta pequeña narración puede ser un caso cualquiera de los miles y miles que existen en el Estado español en el que se cometen ilegalidades/irregularidades/abusos en el puesto de trabajo. Quién sabe, quizás al leerlo podrías reconocerte en él, en algunas de sus partes, o quizás podrías reconocer a tu vecina, tu hermano, tu prima, tu mejor amigo, tu madre. También podrías complementarlo con otros abusos derivados de otras condiciones laborales precarias o derivados de las diferentes intersecciones que portas.
Pensando en este relato no dejo de hacerme la misma pregunta: ¿qué pasa con el complejo entramado que se genera en las relaciones jefe-empleada? En este caso hablamos del impago de horas extras, de una situación de riesgo por pérdida del feto, de acoso sexual y laboral. Denunciar esta situación —o cualquier otra— debe llevar aparejado un tratamiento integral de todos estos sucesos, también de las diferentes intersecciones. A más inri, ¿qué pasa cuando quien juzga los hechos no lo hace con perspectiva de género o interseccional?, ¿qué pasa cuándo interpones una denuncia y el juez es conocido por sus relaciones con la patronal, la persecución a trabajadoras y trabajadores y su conservadurismo?, ¿o cuando es directamente un misógino que acaba archivando una denuncia por acoso sexual en el trabajo?
La historia con la que fabulaba al principio es bien real. Es la historia de una mujer de Xixón que en el año 2017 trabajaba en la pastelería La Suiza. No aguantaba más y por eso mismo fue al sindicato CNT a exponer su caso, a asesorarse, a reclamar sus derechos y a organizarse frente a los abusos ya expuestos. De ahí que el sindicato hiciera suyo el conflicto. Lo hizo público y entabló reuniones con el jefe, el cual no quiso llegar a ningún acuerdo. Esto derivó en concentraciones a la puerta de la pastelería: una herramienta sindical que desde CNT se pone en marcha para visibilizar el conflicto y poder así negociar. Una herramienta legítima de la clase obrera que se ampara en los derechos de libertad sindical, libertad de expresión y libertad de manifestación.
La sorpresa es que, tras la identificación por parte de la policía a compañeras en una de esas concentraciones, empiezan a llegar detenciones y denuncias. Se inicia así un largo proceso judicial que llega hasta hoy, que actualmente se encuentra con una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Asturias que condena a seis compañeras de CNT Xixón a penas de tres años y medio de prisión por “coacciones graves” y “obstrucción a la justicia” y al pago de una multa de 150.428 euros.
Con esta sentencia parece que se pretende sentar un precedente para atacar frontalmente al movimiento sindical y sus herramientas de lucha. La decisión judicial parece que no solo se atacan las herramientas de solidaridad de la clase trabajadora sino también a un modelo sindical que aboga por las secciones sindicales y no por los comités de empresa ni por los delegados de personal. Un modelo que apuesta por la toma de decisiones y la participación real de la plantilla en la empresa, y que parte de los principios de horizontalidad, transversalidad, solidaridad e independencia. Un modelo que está al lado de otros movimientos sociales y sindicales que practican el mismo quehacer.
El caso de Las Seis de La Suiza no es un caso aislado, se inserta dentro del endurecimiento de la represión sindical y social derivado de la ley mordaza. Nos vienen numerosos procesos a la cabeza desde diferentes ámbitos: El Coño Insumiso en Sevilla y Málaga, la persecución al movimiento feminista valenciano tras la huelga del 8M de 2018 o el No Caso del 14N de Logroño tras la huelga general del 2012. De ahí que esta sentencia nos afecte a todas. De ahí que el 22 de septiembre, a las 18.30h, en el Ateneo la Maliciosa de Madrid, el feminismo reflexione sobre esta sentencia en un acto que se podrá ver también vía online.
Escribía la poeta nicaragüense Gioconda Belli que “la solidaridad es la ternura de los pueblos”, y desde luego que lo es. La solidaridad es apoyo mutuo entre pueblos, entre barrios, entre colectivas, sindicatos, amigas y vecinas. La solidaridad es un arma cargada de lucha que ante cualquier tipo de represión se manifiesta puño —y caricia—. “Nos condenan a nosotras por ser mujeres que cuidan de mujeres, por ser apoyo, por no callar, nos condenan porque no nos conformamos, porque ni nuestro cuerpo ni nuestra dignidad están en venta, nos condenan porque aún con miedo, no retrocedemos”, decían dos de Las seis de La Suiza en una entrevista para El Salto.
Ante la represión: solidaridad y no retroceder. Poner el cuerpo y las palabras, poner los afectos y la rabia. El 24 de septiembre CNT ha convocado una manifestación en Madrid, a las 12.30 frente al Ministerio de Justicia bajo el lema “Hacer sindicalismo no es delito”.
Nos jugamos mucho por eso mismo yo estaré allí ¿y tú?
No te vayas: