Diez críticas al sistema a partir del robo del bebé en el Hospital del Basurto
Frente a las crónicas de sucesos que azuzan el punitivismo y el terror, ponemos el foco en problemas estructurales de la cultura obstétrica y de la psiquiátrica.
Una mujer secuestró a un recién nacido el pasado miércoles por la noche en el Hospital de Basurto (Bilbao), haciéndose pasar por profesional sanitaria. La Ertzaintza solicitó la colaboración ciudadana para localizar al bebé y a la mujer, y difundieron la imagen de ésta, grabada por las cámaras de seguridad. El niño fue localizado el jueves por la mañana, sano y salvo, en una vivienda del barrio de Santutxu, y la autora confesa del secuestro fue detenida unas horas después en otro barrio de la capital vizcaína, Zorroza. Algunos medios de comunicación han publicado su nombre de pila e iniciales de los apellidos y el barrio en el que vive. Han contado con pelos y señales que la mujer había fingido un embarazo ante el vecindario, su familia y su propia pareja.
La detenida quedó en libertad a la espera de juicio y ayer ingresó voluntariamente en la Unidad de Psiquiatría del Hospital de Basurto, según ha publicado El Correo. Las redes sociales de ese medio se llenaron la semana pasada de comentarios como los siguientes: “Que la encuentren, que la encierren y echen la llave a la ría”. “Ni enajenación ni hostias”. “Que se pudra en la cárcel”. El comentario recurrente ante la última noticia es que se usa la psiquiatría para librarse de la cárcel y que el sistema protege demasiado a la secuestradora.
Frente al tratamiento informativo que suscita el terror y el punitivismo, resumimos algunas reflexiones extraídas de un reportaje publicado originalmente en euskera, en ARGIA, en el que participaron profesionales y activistas dedicadas al parto respetado y a la salud mental:
- La inestabilidad de las plantillas en la sanidad pública explica que la presencia de una desconocida haciéndose pasar por auxiliar de enfermería no extrañe al resto del personal. Hacen falta más recursos humanos para controlar las entradas y salidas de planta y para dar cobertura permanente a las familias.
- Los protocolos de Osakidetza recogen que la persona que ha parido o aquella que ésta designe puede y debe estar presente durante las pruebas que se le hagan al recién nacido, pero no todas las familias conocen ese derecho. Lejos de responsabilizar a la madre y al padre por haber confiado en quien se les presentó como auxiliar de enfermería, hay que garantizar que se informe bien a las familias, desde la atención primaria al momento de la hospitalización posparto.
- La autoridad y la posición de poder de la que gozan las y los profesionales sanitarios explica que una persona puede llevarse a un bebé de una planta de ginecología.
- Empatizar con el bebé en la angustia que habrá sentido en diez horas de separación, podría ayudar a desnormalizar la práctica de aislar a los recién nacidos en los llamados nidos de las platas de maternidad.
- En una sociedad patriarcal que presente la maternidad como mandato para realización personal femenina, algunas mujeres desarrollan procesos de locura en ese ámbito.
- Este tipo de noticias pueden acentuar el prejuicio de que las personas con diagnósticos psiquiátricos son peligrosas y cometen atrocidades.
- El punitivismo que despiertan estas noticias puntuales choca con la impunidad de la que ha gozado el robo sistemático y organizado de bebés durante el Franquismo y la Transición.
- Frente a la idea de que la mujer imputada por el robo del bebé usa la psiquiatría para librarse de la cárcel, desde el activismo loco se recuerda que el sistema psiquiátrico también es represivo y que en él también se dan violencias hacia las personas a las que se pretende curar.
- Hay que denunciar prácticas hacia las madres con sufrimiento psíquico, como las esterilizaciones forzosas, las quitas de custodia o los chantajes en las unidades de psiquiatría: si no se portan como se espera, no recibirán la visita de los hijos o hijas.
- Los hospitales se perciben socialmente como espacios seguros, pese a que son espacios en los que se han normalizado las violencias obstétricas y psiquiátricas. La cultura obstétrica y la psiquiátrica, así como la justicia patriarcal, representan una mayor amenaza para las madres que casos puntuales como el de Basurto.
Recurso: El Parto es Nuestro
Desde El Parto es Nuestro reivindicamos la separación cero madre-bebé con la campaña #quenoosseparen, recordando el derecho del bebé a que sus pruebas e intervenciones se hagan encima del cuerpo de la madre, en contacto con ella o, en su defecto, en su presencia o la de quien la madre designe.
Queremos resaltar asimismo que no es labor de la madre informarse de asuntos médicos, legales y técnicos hasta la extenuación para cubrir lagunas que un sistema entero vierte sobre ella y su bebé. La culpabilidad real, por tanto, no corresponde con la que, con demasiada frecuencia, sienten las madres en su afán de protegerse y darles a sus bebés las mejores circunstancias posibles para su llegada a la vida. Los centros sanitarios y las instituciones deben velar por ofrecer información adecuada sobre sus protocolos y procedimientos, siempre basados en la evidencia científica, así como por proteger la salud mental de la mujer en estos procesos.
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