‘Modelo77’ cuenta lo que los medios ocultan

‘Modelo77’ cuenta lo que los medios ocultan

Afortunadamente el equipo realizador de le película ha tenido la valentía de narrar honestamente la historia de la COPEL, en aquellos años turbulentos, con aceptación pública más que notable.

Texto: Daniel Pont
05/10/2022

Fotograma de ‘Modelo 77’.

Me presento: soy Daniel Pont, superviviente de la Coordinadora de Presos Sociales en Lucha (COPEL) y uno de sus fundadores en noviembre de 1976 en la desaparecida ignominiosamente cárcel de Carabanchel de Madrid.

Tras asistir a la inauguración del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, Zinemaldia, con la presentación fuera de concurso de la película Modelo 77, mi valoración personal es que el director, Alberto Rodríguez, y todo el equipo han realizado una película-documento histórico llena de rigor, honesta, con excelente interpretación de los actores. Película necesaria para romper el muro de silencio global que el relato único resultante de una más que discutible situación política nos impuso sobre la legitimidad de la intensa lucha que mantuvimos los presos sociales (no comunes.. o ¿hay algunos presos especiales?); unas reivindicaciones que algunos medios de comunicación actuales ningunean o manipulan.

La COPEL llevó a cabo una intensa lucha de unos dos años y medio, al principio pacífica y después violenta, contra nosotros mismos y la miserable cárcel que nos asfixiaba. Nunca contra los funcionarios de prisiones, pese a que ellos sí que dieron muestras violentas con la muerte por torturas de Agustín Rueda Sierra (Carabanchel 1978) y la práctica sistemática de malos tratos a compañeros de la COPEL en la cárcel de máxima seguridad de Herrera de la Mancha (1979), durante la primera acción popular para la exigencia de justicia.

En estos días la crítica de los medios sobre Modelo 77 en general ha sido elogiosa y respetuosa, aunque en muchos casos minimizando el contenido de la reivindicaciones de los presos. La COPEL exigía la inclusión en la ley de amnistía por causas legítimas políticas, sociales y jurídicas por haber sufrido las consecuencias de una cruel dictadura franquista a través de la dureza de sus cárceles y leyes. Pero también formaban parte de sus reivindicaciones la desaparición de leyes especiales (ley de peligrosidad social, de justicia militar etc.); la reforma profunda del Código Penal; la depuración de jueces, funcionarios de prisiones y policías franquistas, etc.

La COPEL fue una coordinadora cuya función al principio era de concienciar y difundir entre los presos las anteriores reivindicaciones colectivas. Siempre trató de funcionar de forma horizontal y asamblearia, nunca de forma piramidal o jerárquica. Por lo tanto, no fue ningún sindicato ni cooperativa como se afirma en algunos medios, posiblemente por su incapacidad de entender que hay otras formas de organización social no jerárquicas ni sumisas.

Evidentemente nunca hubo números uno, ni lugartenientes, como algunos expresos y medios han difundido, seguramente con intenciones sensacionalistas para vender “el producto”.

En internet existen dos referencias fundamentales para entender lo que fue la COPEL: la tesis cum laude Cárceles en llamas: el movimiento de presos sociales en la transición, editada y publicada por la editorial Virus de Barcelona y que es el resultado de seis años de investigación del historiador César Lorenzo Rubio. Y el documental COPEL: una historia de rebeldía y dignidad, presentado en octubre de 2017 y realizado por expresos de la COPEL, comités de apoyo e individualidades solidarias. Está disponible de visión libre en internet.

Dicho todo, resumo. Como se puede comprobar existe documentación de libre acceso para informarse sobre la historia de la COPEL. Lo que demuestra que, en este caso, lo publicado por algunos medios con información parcial, errónea o decididamente sesgada revela el escaso celo periodístico de sus autores. Afortunadamente el equipo realizador de Modelo 77 ha tenido la valentía de narrar honestamente la historia de la COPEL , en aquellos años turbulentos, con aceptación pública más que notable.

La situación de las cárceles entonces no tiene mucho que envidiar a la de la actualidad, cuando hay un goteo permanente de muertes en prisión, crueles aislamientos prolongados y la medicalización excesiva de los presos, lo que configura una situación alarmante, donde de nuevo la sociedad mira para otro lado.

 


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