Corinna Larsen o el clickbait misógino para salvar al emérito
Algunos medios de comunicación con línea editorial monárquica han descubierto lo rentable que les resulta utilizar peyorativamente el nombre de la examante del rey emérito para captar la atención del público.
La palabra clickbait define una técnica que consiste en crear titulares llamativos en la prensa online que atraigan al público y que éste pulse sobre el enlace a fin de conseguir más visitas a la web y, por ende, mayores ingresos económicos, monetizando estas visitas a través de los espacios publicitarios que se venden a las empresas anunciantes. Algunos medios utilizan el nombre de la señora Corinna Larsen en sus titulares, aunque la información no tenga nada que ver con ella, ya que son conscientes de la curiosidad y aversión que despierta en su público objetivo.
Así, la periodista especializada en sociedad y autora de Los secretos de la infanta o La infanta invisible, Paloma Barrientos, en su artículo del 23/09/2022 en Vanitatis titulaba: Por qué Urdangarin puede convertirse en la Corinna Larsen de la infanta Cristina y solo mencionaba a la aristócrata alemana en un párrafo y casi al final de un artículo dedicado íntegramente al marido de la infanta y su actual novia.
No sorprende, tampoco, que el periodista Alfonso Ussía califique a la examante del rey emérito, Corinna Larsen, de “profesional del sexo. Y para colmo, recauchutada. La insuperable golfa”, por haber “interpuesto una demanda al viejo Rey ante el Tribunal Superior de Justicia británico por acoso y difamación. El rey no ha difamado a Corinna, y ha callado todo lo que merece que le sea dicho, concretado y definido. Y el acoso, sinceramente, ha sido al revés. Un acoso endurecido por un constante chantaje” en su columna de opinión Cosas que pasan del 9/12/2021 del diario El debate. Por todo el mundo es conocido el afecto del escritor y periodista por Juan Carlos de Borbón y su convencimiento monárquico, pero insultar y calumniar de esa manera a la aristócrata alemana rebasa todos los límites de la libertad de expresión, por mucho que se tratara de una columna de opinión. Es misoginia, es machismo y es insulto gratuito basado en ninguna información y que responde únicamente al ataque personal.
Otro periodista que no dejó pasar la oportunidad de añadir su opinión personal fue Manuel Román en su artículo del 6/3/2022 en el suplemento Chic de Libertad Digital, en el que informaba de de que, supuestamente, Corinna Larsen está preparando un libro y una película sobre sus relaciones íntimas con el rey emérito como venganza por haber roto un presunto compromiso matrimonial. La define como una “dama ansiosa de dinero e influencias”. La redacción de la revista Lecturas también la señala, el 28/12/2021, como la causa de que la actual familia real publicara el vídeo compartiendo una comida familiar a causa del daño que estaba produciendo en su imagen el que desvelara las corruptelas del rey emérito. Una vez más, la mensajera es la culpable.
Desde su llegada al trono español, Juan Carlos ha disfrutado del encubrimiento y el pulimiento de imagen de la prensa española, más preocupada en autocensurarse que en informar y denunciar los hechos delictivos o sonrojantes que podría estar cometiendo el anterior monarca. Tanto es así que, hasta que no abdicó en su hijo el rey Felipe VI, la mayor crítica a su comportamiento ha venido desde la llamada prensa rosa, que afeaba las amistades que cultivaba el rey en su vida privada o nos hablaba de la sucesión de amigas entrañables, cuya lista de reconocidas y de aquellas que se rumoreaban es prácticamente infinita.
Pero no solamente los ataques y descalificaciones vienen desde columnas de opinión de periodistas profundamente monárquicos, no. El 19/05/ 2022 en el diario El Mundo, Ángela Martialay calificaba de calvario judicial el que estaba sufriendo el rey emérito por las “indiscretas declaraciones” de la señora Larsen al comisario Villarejo, por las que la Fiscalía Anticorrupción abrió una investigación en diciembre de 2018 por las presuntas comisiones cobradas por la obra del AVE a La Meca. Al parecer, el exmonarca se zafó de esta investigación al realizar sendas regularizaciones fiscales ante la Agencia Tributaria. El rey evitaba así ser acusado de fraude al fisco español tras haber perdido la condición de inviolable tras su abdicación. Una vez más, el presunto corrupto es Juan Carlos de Borbón, pero es ella la culpable por su indiscreción y así lo titula el diario: Más de tres años de calvario judicial del Emérito por la indiscreta confesión de Corinna a Villarejo.
En 2020 la aristócrata alemana y examante de Juan Carlos de Borbón Corinna Larsen dejaba boquiabierta a la sociedad española presentando una querella ante los tribunales londinenses, su actual ciudad de residencia, contra el rey emérito y el exjefe de los servicios secretos españoles, el señor Sanz Roldán, por presuntas acciones intimidantes y de acoso contra ella misma y contra su familia entre los años 2012 y 2014. Hablamos de sorpresa para las y los españoles porque, más de veinte años antes, concretamente en 1997, la actriz Bárbara Rey y también examante del rey emérito denunció lo mismo ante la prensa. Parece ser que en el caso de la artista de Totana se llegó a un acuerdo económico por el que cobró un total de 3’6 millones de euros de dinero público en varios pagos y mensualidades a cambio de su silencio. A Larsen, a la que suponemos un importante patrimonio, no le interesa tanto recibir un dinero de los fondos reservados que, teniendo en cuenta la coalición de Gobierno en el poder, sería complicado de aprobar, como que se reconozcan judicialmente los delitos de los que acusa a su examante y conseguir una orden de alejamiento.
Al parecer, la disputa entre Corinna Larsen y Juan Carlos de Borbón comenzó cuando este le reclamó la devolución de 65 millones de euros que le había regalado de “forma irrevocable”, según afirma ella. La alemana no piensa devolverle ni este regalo ni todos los que recibió durante su relación. No sabemos oficialmente por qué la señora Larsen recibió un regalo de tanta cuantía, como tampoco se ha aclarado el origen de este dinero, que al parecer fue donado por el anterior rey saudí Abdulaziz a Juan Carlos I, y desconocemos realmente el motivo y por qué no se tributaron a Hacienda.
En el caso de la querella de Larsen ante la justicia inglesa, cuya fecha de celebración prevista del juicio es en 2023, no le va a resultar sencillo salir airoso. Por un lado, los hechos que denuncia (las amenazas y el acoso) tuvieron lugar cuando Juan Carlos ya no era rey de España. No podría entonces acogerse a la inviolabilidad ya que “ni vive con su hijo, ni en el mismo país, ni tampoco juega ningún papel en su trabajo”, según afirma la magistratura inglesa. Otra cuestión es que la aristócrata pueda demostrar sus acusaciones, de las que aún no se ha juzgado su veracidad. Pero que consiga sentar al emérito en el banquillo es más de lo que ha conseguido cualquier tribunal y cualquier otra persona. Es por esto que la defensa del rey espera poder argumentar que, con la invitación al funeral de Isabel II, se considera probado que pertenece a la casa real española, y poder evitar el juicio.
Es curioso que, desde algunos medios, se denuncie la “buena prensa” de la que goza la señora Larsen en España y el apoyo que recibe, cuando ella es el objetivo de la prensa monárquica dispuesta a destruirla con ataques descarnados para “salvar” a un rey del que se conocen y se han demostrado multitud de delitos fiscales y corruptelas. No obstante, en algunos círculos periodísticos que conforman “la corte” del rey actual y emérito se le apoda “corinnavirus”. Una cortina de humo mediática fabricada a base de insultos machistas, de vejaciones y de calumnias para distraer así la atención sobre el único hecho probado: la corrupción y el fraude económico continuado de Juan Carlos de Borbón.
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