Manifestación “La salud mental tendría que ser un derecho, no un privilegio”. | Foto: Isa Duque

El adultocentrismo son un conjunto de conductas, actitudes y creencias basadas en la diferencia de poder derivada de la edad, que conducen a la discriminación, opresión y desvalorización de la niñez y la juventud. Es una forma de opresión experimentada por criaturas y jóvenes por parte de las personas de más edad y los sistemas que estos crean en función de sus intereses y necesidades. Como otras opresiones, el adultocentrismo está atravesado por otras diferencias de poder e inequidades como el capacitismo, sexismo, xenofobia o clasismo, entre otros.

Al igual que existe una discriminación sistemática en ciertas culturas como la nuestra hacia las personas viejas (y digo vieja como contrario de joven, reapropiándome del concepto como propone Anna Freixas en su libro Yo, vieja), existe hacia las personas de menos edad. Algo pasa que, a partir de los veinte y como de forma automática, te salen de la boca ciertas frases o reproduces ciertos comportamientos que invalidan y quitan la agencia completamente a la otra persona de menos edad. “Cuando seas mayor…”, “tú cállate que no sabes lo que es la vida”, “son cosas de adultos, no lo vas a entender”, son algunos ejemplos que seguro no son lejanos para ti. En la actualidad y en occidente, se entiende que ser joven abarca las edades comprendidas entre los 15 y los 29 años, aunque creo que por contexto, en el Estado español al menos, lo podríamos alargar a las 35.

La juvenofobia se encontraría dentro del adultocentrismo y se centraría en el odio o rechazo a la juventud actual, ¿te suena? Se me ocurren varios ejemplos en este último mes en el que se han escuchado discursos cargados de esta juvenofobia. Pero esto no es de ahora, desde la Antigua Grecia se reproducen sistemáticamente mensajes como que “la juventud de hoy en día ha perdido el respeto a los mayores, no saben lo que es la educación y carecen de toda moral”. El otro día, un padre me decía en una formación que esto era de toda la vida, que cómo lo íbamos a cambiar. Yo contestaba que me daba la sensación de que a la Generación Z, como generación que nace ligada a un teléfono inteligente, se le había unido la cuestión de la edad con el rechazo a lo tecnológico y a lo nuevo, demonizando y no comprendiendo muchas veces sus realidades (en plural, que son muchas, intentemos no homogeneizar). Y que no podemos mirar para otro lado o pensar que esto es inmutable. Ya no.

El 27 de octubre se realizó una huelga general estudiantil con el lema “La salud mental tendría que ser un derecho, no un privilegio”. A mí me pilló de formaciones por Valencia y ahí que me fui. Era la única no joven de la mani (no-joven según ciertos parámetros), doblaba de media la edad de las personas que estaban ahí. Pensaba que me encontraría con profes y agentes socioeducativas, pero la mani estaba llena de zoomers. Zoomers que gritaban y relataban posteriormente sus experiencias en primera persona, en una asamblea que se realizó en la que que se iban pasando los megáfonos. Y allí estuve escuchando atentamente, hasta que no pude más, mi cuerpo se llenó de pellizcos al escuchar el maltrato que recibían de la gente de más edad. De los profes, profesionales de lo psi y del sistema. Me fui llorando y pensando que sí, que le estamos metiendo mucha caña (o lo intentamos) últimamente al tema del sufrimiento psíquico en jóvenes, pero que queda mucho por hacer y, sobre todo, por comprender, por cambiar desde nuestras entrañas cómo nos acercamos a la juventud actual.

Nunca he sido muy defensora de “los datos” que a veces leemos en titulares y que nos abruman. Me gusta hablar de lo que veo en las aulas en las que llevo más de quince años y de los relatos que me cuentan luego a través de la mensajería privada de Instagram. Pero parece que si no hablamos de datos somos menos objetivas, así que aquí voy a poner algunos del Estado español que recogí al escribir el libro Acercarse a la Generación Z y que hablan por sí solos:

• Toman actualmente en nuestro país psicofármacos el 25 por ciento de jóvenes de entre 15-29 años.
• El 35,4 por ciento de jóvenes ha tenido ideación suicida el último año.
• Una persona de 30 años con salario medio tendría que destinar el 82 por ciento de sus ingresos al alquiler si quisiera vivir sola.
• En consecuencia, la edad de emancipación es la más tardía de Europa.
• Desde 1989 los niveles de perfeccionismo no paran de aumentar entre la juventud, encontrando siempre mayores tasas en las mujeres.
• Desde 2021 la primera causa de muerte en la juventud española es el suicidio.
• La mayoría de jóvenes con sufrimiento psíquico no piden ayuda por las dificultades económicas.
• Se han disparado los trastornos de conducta alimentaria (TCA).

El adultocentrismo lo llevamos a la práctica todas las personas, al igual que reproducimos otras violencias endémicas y estructurales. Tal y como hemos hecho para detectar las inequidades de género con las gafas moradas, nos tenemos que poner el chip de detectar la juvenofobia que existe y, sobre todo, la que reproducimos. La que realizamos cada día: en el tranvía, en el centro educativo o cuando pasamos cerca de grupos de gente joven. Porque, además, ya no podemos mirar para otro lado. Tenemos delante a una #GeneraciónEncontrada, como yo llamo a la Generación Z, que no se calla, y que te dice alto y fuerte, como decían en la mani, que no buscan atención, que no son las hormonas, que solo nos quejamos de ellas, elles y ellos y que no les ayudamos. Y que no puede ser que solo les hagan caso después de haber realizado un intento de suicidio.

Saber pedir ayuda es un factor de prevención del suicidio. Hay jóvenes que nos están gritando (con la voz o con sus cuerpos) los malestares que tienen. Vamos a escucharlos, a validarlos y a observar lo que nos están diciendo los cuerpos de esa juventud que no puede ya hablar. Porque igual cuando lo intentaron recibieron lo contrario a lo que esperaban. Vamos a decirles, frente a ciertos modelos hegemónicos, que pedir ayuda es de valientes. Que la verdadera fortaleza es conocer y abrazar nuestras vulnerabilidades. Y créetelo tú también. Y vamos a recoger sin juzgar esos malestares. Aunque no sepamos qué hacer luego con eso o nos dé miedo lo que pueda salir, solo escúchales. Calla y escucha estando a su lado. Con esa escucha que te da un sí lugar, que te hace sentirte vista, sentirte sentido. Esa escucha que te hubiera gustado tener con 15 años.

Recursos

• 024: Teléfono de atención a la conducta suicida.
• 021: Atención a delitos de odio racistas y casos de discriminación.
• 028: Atención a violencia contra el colectivo LGTBQIA+
• 016: Atención a la violencia machista.
• 017: Ayuda a la ciberseguridad.
• 900161515, whatsapp 623 22 05 70 FAD atención a la ansiedad en jóvenes.
• 635 17 86 34 whatsapp. Acompañamiento LGTBQIA+
• 687 74 86 40 Centro joven de atención a las sexualidades.
• vigilantesdelavida.com (curso online gratuito para detectar y acompañar ideación suicida).
• APP Prevensuic (prevención de suicidio). Programa de prevención, divulgación y formación de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio: prevensuic.org
• Web para problemas de salud mental en jóvenes. Mind-u.cat
• Fundación Anar: www.anar.org. Teléfono gratuito de ayuda a menores: 900 20 20 10
• APP Yana (acompañante emocional).
• Guía Prevención, detección e intervención en casos de ideación suicida en ámbito educativo (Aragón).
• Guía de prevención en intervención de la conducta suicida en el ámbito educativo (Extremadura)
• surviveproyecto.com (formación e investigación)
• Observatorio del suicidio. Fundación española para la prevención del suicidio
• Escuelas sensibles al trauma. Círculo de seguridad parental.
• En cada comunidad educativa hay recursos específicos, en este post creado en el perfil @lapsicowoman podrás encontrar en los comentarios recursos que existen actualmente.
• En el blog del proyecto Psico Woman podrás encontrar mucha más bibliografía, guías y videografía asociadas a las diferentes formaciones que realizamos.

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