‘Maldita’: arte, amor, reparación y magia entre Sarajevo y Barcelona

‘Maldita’: arte, amor, reparación y magia entre Sarajevo y Barcelona

Este corto documental, candidato al Goya a mejor corto documental, demuestra que la música es capaz de tender puentes y de permitir superar al menos por algún momento todo lo oscuro de la existencia.

08/02/2023

Fotograma de ‘Maldita’

Maldita. A love song to Sarajevo, el último corto documental de Amaia Remírez y Raúl de la Fuente y candidato en los Premios Goya en la categoría de Mejor Cortometraje Documental, sabe a poco. La media hora que dura deja con ganas de saber más de las vidas de Božo Vrećo, el inclasificable y espectacular artista bosnio, y de la pianista Clara Peya. El proyecto de escribir una canción que siga hermanando a las ciudades de Sarajevo y Barcelona les une y, por carta, comienza una relación personal y artística que tiene como resultado una maravillosa canción, laitmotive.

Maldita apuesta por el arte, por el entendimiento y por los lugares de encuentro para sanar las heridas territoriales y personales. Y lo hace más de 30 años después del inicio de la guerra de los Balcanes (1991-1995), y con el mismo espíritu de solidaridad civil de Barcelona Distrito 11, el proyecto que hermanó en los años 90 a las ciudades de Sarajevo y Barcelona.

Remírez y De la Fuente investigan en las periferias tras asumir que Sarajevo y Barcelona encarnan cualidades similares como ser acogedoras y apostar por la convivencia y, con ello, crean un nuevo lugar para Vrećo y Peya. Como la propia Amaia Remírez cuenta: “Les construimos una casa, para que crearan una historia de amor, y la habitaran como quisieran”. Božo y Clara tuvieron una conexión -propiciada por los responsables del corto- muy bonita, muy fluida, muy natural y pura. Pura seducción digital y epistolar.

La guerra de los Balcanes no es el único conflicto contra la que se lidia y no es lo único que huele o remite a década de los años 90. El y la protagonista usan el arte como sanación, como estrategia para enfrentarse a sus heridas y a la vida. Son personas que siempre buscan la luz, y le dan la vuelta al dolor para poder seguir respirando. No sabemos si el Arte con mayúsculas es capaz de transformar el mundo, ni siquiera si es una de sus funciones, pero Maldita demuestra que el Arte, la música, es capaz de tender puentes y de permitir superar al menos por algún momento todo lo oscuro de la existencia.

Božo Vrećo se apropia de la película, difumina las líneas que pueden existir entre la persona y el personaje. Él, que no quiere ser ni hombre ni mujer, quiere ser todo, con una elegancia inusitada y una sensibilidad y belleza que hieren y perturban, y conquista y se apropia de lugares muy complicados y difíciles. Todo un divo.

Para Clara Peya, Maldita es amor, reconstrucción, posibilidad de crear nuevas oportunidades y nuevas formas. Ella se ha encargado de la música, del acompañamiento, de la armonía y de la forma. En todo este viaje que no te va a dejar indiferente, nos quedamos con sus palabras: “Yo soy muy intensa, él es muy intenso, y juntas somos más intensas”. Gracias por tantas intensidades.

 


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