El arte de crear narrativas

El arte de crear narrativas

La forma de mostrar el arte tiene un poder simbólico que ha sido utilizado desde siempre por los distintos movimientos sociales, porque permite imaginar el cambio que queremos construir.

15/03/2023

Tríptico de Bettini de su proyecto ‘La memoria de los intentos’: “Repoussoir” (tríptico). Óleo sobre lino, 195 x 60 cm cada uno, 2017. / Foto: web de Gabriela Bettini

Marzo es un mes feminista. A escala ecologista internacional se convocaron distintas acciones el 3 de marzo, así que desde el colectivo de Juventud por el Clima decidimos unirnos en España festejando la ocasión de defender una narrativa ecofeminista. A lo largo de febrero y marzo hemos organizado distintas actividades en los territorios en los que estamos activas, con un trabajo conjunto de organización con colectivos feministas, con los cuales nos volvimos a unir el pasado 8 de marzo. Salimos a la calle a hablar con la gente, a preguntarles y preguntarnos sobre la intersección entre ecologismo y feminismo. Incluso las compañeras del sur se atrevieron a reinventar su himno, a dotarlo de nuevas letras.

En conversación con las expertas y artistas Asun Bernández, Verónica Perales, Angélica Velasco y Blanca de la Torre abordamos la fuerza del arte y la importancia de entender el poder visual de las expresiones creativas. Asun Bernández, catedrática de Periodismo y especializada en Comunicación y Género, planteó una pregunta esencial que recogemos en parte en el título del artículo: “¿Qué nos pasa cuando no somos capaces de crear narrativas?”. Y de eso queremos hablar: del poder de atrevernos a imaginar. La artista ecofeminista Verónica Perales partía de la herencia feminista y ecologista que nos obliga a repensarnos en el mundo. El hecho de que el ecofeminismo sea pensamiento y praxis, teoría y práctica, nos lleva a abordar la transversalidad y la interdisciplinariedad. Y es aquí donde aparece el arte como herramienta, como hilo conductor, como medio e incluso como fin.

Si algo tiene el arte, es la capacidad de infiltrarse. Como decía Verónica Perales el arte puede “construir nuevas imágenes y desarticular el poder”, nos da el poder de imaginar y así, precisamente, construir nuevos imaginarios, porque somos seres visuales, somos seres emocionales: apelar a la emoción desde la vista puede ser transformador. Parte de la interesante reflexión de la artista es el trabajo de aceptación de nuestra fragilidad como individuas, e incluso como colectividad, lo cual ilustra en su trabajo Ecología de un abrazo, proyecto artístico donde pone de manifiesto la importancia de crear red y cuidar la comunidad. #tweettoit es otra obra de Verónica Persales pensada para ser desarrollada en Twitter, concebida para interactuar en redes a través de las reflexiones en torno a la representación de animales y mujeres. Viendo esta obra, podemos recordar el libro La política sexual de la carne, de Carol J. Adams, que aborda la erotización de los cuerpos, de la carne. Y es en estas nuevas formas de arte más digital cuando recuperamos la importancia de ser conscientes de los impactos de las obras, de trasladar un mensaje y llegar a las personas.

La conciencia de los cuerpos, las cuerpas y su relación con los territorios es uno de los ejes que ilustra la historiadora del arte Blanca de la Torre. Mediante múltiples ejemplos como las obras de Regina José Galindo se muestra la importancia de cambiar de cosmovisión. Los proyectos artísticos que ha estudiado la llevan a afirmar que el arte puede ser una forma de cuidados, el arte puede ser una forma de denuncia. Consiste en poner en uso nuestra condición de seres visuales y apelar así a nuestra capacidad de sentir a través de lo que vemos.

El poder de la imagen, visible en la obra de Shirin Neshat (como el largometraje Women without men), nos sensibiliza respecto a determinadas situaciones y personas. La cámara es un ojo que nos posiciona en una imagen situada. Esta artista muestra cómo la experiencia del desarraigo cuando existe una distancia física de la tierra dota de un punto de vista distinto del territorio. Es conocida, entre otras obras, por sus retratos de mujeres sobre los que refleja un mensaje. Uno de los elementos que llaman la atención de la obra de Neshat es que por no hablar farsi hay elementos que no vamos a entender y está bien así, es parte de las inclusiones y exclusiones de las identidades. La imagen decolonial, vista desde mujeres fuera de la hegemonía y que han sufrido la colonización a sus cuerpos y territorios, tiene una voz propia. Ana Mendieta, artista conceptual cubana, muestra el poder de lo efímero. Destacan así las obras corpo-cartográficas, como una forma de repensar los cuerpos. Las corpografías trastocan la cartografía tradicional, se trata de mapas que cuentan una historia.

El arte, por tanto, tiene el poder de crear narrativas para permitirnos imaginar el cambio que queremos construir. La propia forma de mostrar el arte tiene un poder simbólico que ha sido utilizado los distintos movimientos sociales desde su inicio.

La pintura es una la práctica artística capaz de narrar e imaginar una historia. El asesinato de la activista medioambiental Berta Cáceres resultó en una protesta creativa para Gabriela Bettini. El infortunio llevó a Bettini a reflexionar sobre el papel de las mujeres en el activismo climático y ecologista dónde a la hora de defender la naturaleza, las mujeres, están mucho más desprotegidas en comparación a sus compañeros activistas. Con sus obras La memoria de los intentos (2016) y Paisajes de excepción (2017), Gabriela Bettini retracta su inconformidad pintando espacios que han sido escenarios de feminicidios de activistas medioambientales. Las obras parten de dos bases distintas: la primera reinterpreta obras de Frans Post (uno de los primeros artistas en viajar a Sudamérica para plasmar el paisaje) y la segunda extrae fotografías de las páginas web de empresas extractivistas. La dualidad resulta en yuxtaposición y el mensaje trágico se mezcla con lo idílico y lo extravagante que ha supuesto la representación de los paisajes “exóticos” a lo largo de la historia.

En esta charla con las autoras y artistas nos repetíamos la pregunta de cómo pensar las ciudades, los territorios, ecofeministas. Y es que se trata de hablar de arquitectura feminista. El arte no es solo decorar, no es algo accesorio. Hoy el arte puede generar una disrupción y desestabilizar para luego construir. Citando a Angélica Velasco, “frente a una arquitectura hostil una respuesta y planificación ecofeminista”.

 


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