Mariquita recortable

Mariquita recortable

Las muñecas recortables, que en el Estado español se popularizaron en los años 30, se llamaban mariquitas. Reproducían los roles de género. ¿Eso querían llamarnos cuando nos llamaban mariquitas? ¿Muñecas recortables?

Texto: Koldo Maik
29/03/2023

Muñeca recortable de los años 30 y 40.

La norma es aquella que te dice o azul o rosa. La que te da a elegir entre coches o muñecas. La que te dice lo que tienes que ser o cómo te tienes que identificar. Hombre o mujer, no hay más opciones dentro de la norma.

Hace tiempo que intenté salir de lo que hoy llamamos normatividad de género (hombre, mujer, hombre trans, mujer trans, gay, lesbiana…)  y lo que ello conlleva ser, y aunque siempre es difícil salir del todo, lo intento. Si soy sincera, nunca me gustaron los coches.

Cuando nacemos te clasifican y asignan tu género según cinco factores: cariotipos, hormonas, genitales, gónadas y caracteres secundarios. Y, según tu género, te dicen lo que vas a ser o cómo vas a tener que ser para poder vivir una felicidad romántica y plena. Todo lo que se salga de esa misma normatividad acabará recibiendo opresión por un lado u otro, ya que vivimos en un sistema heteropatriarcal y cisnormativo. Ese mismo sistema es el que te obliga a ser y te dice cómo tienes que comportarte. Ese mismo sistema es el que cuando eres pequeñe te intenta “educar” mediante colores, juguetes, dibujos… En el caso de las niñas, una de las formas que se suele utilizar para adoctrinarlas son las muñecas o dibujos. La Iglesia utiliza el mismo medio desde la Edad Media para conducir a sus fieles mediante iconografías, retablos, capiteles, pórticos, etcétera.

Las primeras muñecas recortables de los años 30 en una gran parte de la península española se llamaban “mariquitas” o “mariquitinas”. Eran muñecas normativas con cuerpo normativo a la que podíamos modificar, cortar, añadir y pegar. Y me pregunto, ¿cuándo a las identidades marikas nos llamaban mariquitas, nos querían llamar muñecas recortables?

Si conjugamos la palabra mariquita nos damos cuenta de que es una palabra derivada de marica que, según nuestra maravillosa RAE, significa “hombre afeminado, que se parece a las mujeres. Apocado, falto de coraje, pusilánime o medroso”. Vamos, una muñeca recortable de los años 30 en toda regla.

Las muñecas aparecieron en Francia en el siglo XVIII y en esa época solo las utilizaban la realeza y la aristocracia. En Inglaterra y Alemania empezaron a crearse en el siglo XIX. Las primeras que aparecieron en España fueron, como he dicho, en los años 30, intentando reflejar la sociedad de aquel momento. En la posguerra volvieron a aparecer, ya que era una manera muy económica para que las niñas se lo pasaran bien jugando con muñecas. 

Recordemos la situación sociopolítica de España en aquellos momentos. En 1931 se implantó la Segunda República y en 1936 nos encontramos con una guerra civil. En ese momento España se encuentra con una población predominantemente rural, de escasa formación, pobre, dispersa en todo el territorio y mal comunicada. Qué mejor momento para inculcar y educar a un pueblo que ese. En esas situaciones de “debilidad social” es cuando el sistema aprovecha para intentar manipular al pueblo.

Las primeras muñecas recortables de los años 30 y 40 reflejaban la situación política del momento. En los años 60 y 70 las muñecas eran más frívolas y simplemente lucían la moda, uniformes de niña, hábitos de comunión y, cómo no, trajes para las tareas del hogar, desarrollando profesiones exclusivamente “femeninas” siempre relacionadas con los cuidados. Así las niñas sabrían lo que tendrían que ser en la vida para ser mujeres plenas en un futuro. Más adelante se empezarían a comercializar también las muñecas que llamarían “exóticas”. En aquella época no era normal ver niñes negres, orientales o árabes, por ejemplo. Para aquella sociedad las identidades racializadas eran mero exotismo. A raíz de los colonialismos del siglo XVIII fueron más visibles, siempre desde un punto de vista de clase y racista a la vez. Clasismo y racismo, siempre de la mano. Recordemos también que el sistema en el que vivimos es blanco y clasista. Al igual que las muñecas de plástico de distintas etnias o razas, también se comercializaron las muñecas recortables.

Para recortarlas se utilizaban unas tijeras pensadas para niñes, sin punta y que no cortaban nada, por lo que casi siempre se requería la ayuda y colaboración de la madre. Otra vez la figura femenina y adulta realizando tareas de cuidados. Luego estaban los recortables para niños, de soldados o similares, y recortables de edificios, en los que los chicos podían utilizar el pegamento para montarlos. Perpetuando los roles: las chicas usaban tijeras que no cortaran y los chicos tenían tijeras que cortaban bien y también pegamento. No vaya a ser que las niñas no pudiesen desempeñar dos tareas a la vez.

Otra relación muy interesante sobre el origen de la palabra mariquita es con la Iglesia. La RAE misma deriva la palabra marica del nombre de María (La Santamarica lo explica muy bien en el artículo Hasta luego, Maricarmen). El insecto mariquita se ha vinculado desde la Edad Media con la virgen María, ya que muchas veces era representada con una capa roja y siete puntos negros, las siete alegrías o los siete dolores. Y esta relación de la mariquita con el cristianismo se cumplía en toda Europa Medieval. Los campesinos alemanes e ingleses creían que la mariquita era un regalo de Santa María contra la plaga de pulgones, y bautizaron a la mariquita como el escarabajo de María. Sin embargo, el insecto también ha estado vinculado con el señor, la mariquita se llamaba la gallinita del señor. En Rusia también se le llamaba la vaca del señor, la hembra del señor. Incluso en Francia se le llamaba la bestia del señor. Curioso siempre a los pies de él, en un segundo plano. La mariquita y la figura femenina invisibilizada, la cuidadora.

Y en este punto es cuando recojo todos estos datos, los junto, y empiezo a pensar qué nos llamaban cuando nos llamaban mariquitas (sin nosotres todavía saber nada de la vida). ¿Nos estaban llamando gallinitas del señor? ¿Muñecas recortables? Unos no hombres afeminados y cobardes, manejables y moldeables, siempre a la merced del señor, invisibilizados, con ellas, en un segundo plano.

El símil de las muñecas recortables es un mero ejemplo de lo arraigado e interiorizado que tenemos la homofobia, la transfobia, la misoginia, el racismo y la normatividad en general. Todos esos patrones se siguen repitiendo y perpetuando en la sociedad, en todos los colectivos y en todos los géneros. Qué bien lo ha hecho el sistema. Un sistema en el que o eres mujer u hombre biológico, y performas según el género asignado al nacer. O, cariño, bienvenide al mundo de las disidencias, pero te aviso, va a ser duro.


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