¿Tú cuándo supiste que eras lesbiana?
Bake y Terci, Terci y Bake, llevan ya un año haciendo el podcast 'Maldito bollodrama' que empezamos a republicar en 'Pikara Magazine'. Si no las has escuchado nunca o si te apetece volver a hacerlo, dale al play con nosotras. Porque todos los programas son para volver a ellos, y por los que les quedan, larga vida al bollodrama.
“Creo que me di cuenta antes de que no era heterosexual que de que no era bollera”, responde Terci a la pregunta de Bake sobre cuándo supo que era lesbiana. “Yo recuerdo que me gustaban chicas ya en la escuela infantil”, añade Bake. El primer capítulo del podcast Maldito bollodrama ya fue toda una declaración de intenciones. “Mira que hay clichés y tópicos sobre las lesbianas. Que si hacemos la tijera, que si siempre hay una alfa y una omega, que todas somos ex de todas… Que somos lesbianas por traumas con papá, por feas y marimachos. Que lo nuestro no es follar porque no hay penes por el camino. Y que, como nos gustan todas las tías, queremos convertir a vuestras novias heteras”, arrancaba Terci.
Digamos, con Bake, que ser lesbiana es… “ser especial”. Y que serlo “en sitios que no son Madrid y Barcelona es más complicado”. Además, ambas tuvieron una adolescencia en la que la homosexualidad se negaba y, si era visible, solo aparecían hombres. A no ser que un tío hetero dijera: “Dos tías bien, pero dos tíos me dan asco”. Tío, a ti te gusta el porno, no las lesbianas. ¿Habéis probado a hacer la búsqueda de lesbianas en internet? La mayor parte de los resultados son porno destinado a hombres heterosexuales.
Manifestarse como lesbiana, dicen, es importante por activismo, pero también porque es parte de su identidad: “No des pie a que lo comenten los demás, dilo tú”, dice Terci. Ambas saben que esto no es fácil en ciertos sitios, donde los armarios están cerrados con llave, pero consideran que deben reivindicar su espacio. Parte de ese espacio es este podcast donde compartir y visibilizar, para no ocultar nada.
¿Dónde están las lesbianas y qué significa ser lesbiana en esta sociedad? Estas preguntas son el eje del primer capítulo. ¿Ser lesbiana es una condición sexual? ¿Un estilo de vida? Para Bake es una suerte, incluso un privilegio: “No me gustaría ser heterosexual”. Que no, que heterofobia no es, solo que están contentas como son -que no es poco-. Pero “la cultura bollera” y la pluma hay que reivindicarlas. “Yo he vivido mi reconciliación con la pluma, y hay que reivindicar que se nos note”, dice Bake. Para Terci, no está tan claro: “Soy pro no binarismo”. En el fondo están de acuerdo, porque también hay heteras con pluma. ¡Las vascas! Ya salió. ¿Tú qué opinas?
Según Ipsos, multinacional de investigación de mercados que hace una encuesta anual sobre el colectivo LGTBIQA+ todos los años en torno al 28J, España es el país con más porcentaje de gente no heterosexual de Europa y el tercero a nivel mundial. Cómo estarán los demás países que, según la prensa, también lidera el ranking europeo en compromiso y apoyo a personas homosexuales. ¿Esto es real o es pinkwashing? ¿Ocurre en la calle y en nuestra vida diaria? Habría que diferenciar, probablemente, por zonas geográficas. El pinkwashing en las empresas, si ayuda a que las personas que trabajan ahí puede denunciar agresiones lgtbfóbicas, bienvenido sea. “Primero ponemos los mecanismos y luego que los entiendan”, dice Bake. Es decir, primero la norma, que no se pueda agredir y que la gente lo tenga claro, lo entiendan o no.
En el año 2020, en plena pandemia que casi no se salía a la calle, hubo 1.4000 delitos de odio registrados en España. En 2021 fue el asesinato de Samuel “al grito de maricón”. Más de un 80 por ciento de los agresores son señores y más de la mitad entre 18 y 40 años. Y esto en cuanto a las agresiones “duras”, las registradas. “Nos estamos dejando fuera las microagresiones: insultos, comentarios y mucha mierda que dejamos pasar. Si contabilizáramos eso, podríamos flipar”, señala Terci. “Hay gente que te pregunta cómo follas antes de preguntar cómo te llamas”, explica. Quizá haya que dejar de usar el somos lesbianas para rechazar a los señoros, y empezar a explicarles a ellos -y a muchas mujeres que se comportan como tal- que no nos interesas tú, en concreto. Y Bake añade: “Educarles en recibir el no”, para acabar con la cultura de la violación.
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