Cómos y porqués de un monográfico para la locura desatada
Marta Plaza se puso en contacto con nosotras porque echaba de menos que la mirada feminista de nuestros artículos incluyese una perspectiva crítica hacia el sistema de atención a la salud mental. E hicimos un monográfico de Locura; ahora que se han agotado los ejemplares en papel (se puede comprar el pdf) publicaremos en la web todos los artículos.
“Si sufrir es estar como una cabra
entonces sí lo estoy, no dudar de ello”
Gloria Fuertes. Poeta de Guardia
Noviembre de 2017. Llevo unos años leyendo Pikara Magazine, conversando con amigas y sintiendo la mirada feminista cada vez más importante en mi vida personal, afectiva, activista y asamblearia.
En paralelo, llevo un tiempo conociendo grupos activistas en salud mental y escuchando desde ahí otros discursos, narrativas y herramientas radicalmente distintas al modelo hegemónico que simplifica todo en la tríada etiqueta diagnóstica + tratamiento farmacológico + psicoterapia jerárquica. La mayoría de estos activismos con los que empiezo a entrar en contacto están protagonizados por personas psiquiatrizadas, como es mi caso desde la adolescencia. Otras compañeras, aun sin haber pasado por el sistema psiquiátrico, también comparten estar conviviendo con experiencias psíquicas inusuales. Estamos lejos de la normatividad impuesta a base de etiquetar como patológico lo que se salga de la norma, de excluir y aislar a todas las que no encajamos, las que sentimos de más o nos escudamos de menos, las que tenemos grietas más visibles que la media.
Aquel noviembre de 2017 escribí por primera vez un correo a Pikara Magazine. Echaba de menos que la mirada feminista que veía en sus artículos incluyese una perspectiva crítica hacia el sistema de atención a la salud mental. También sobre la patologización de la vida cotidiana, las violencias de la psiquiatría patriarcal imperante, la medicalización de todo sufrimiento, la exigencia de productividad que nos rompe, la necesidad de horizontalidad en los cuidados que recibimos, la propia concepción estigmatizante de la locura… Sentía que todo eso podía y debía tener mayor cabida no solo en esta revista, sino en el mundo habitable que necesitamos construir. Nos hace falta esa mirada como eje en los feminismos que hablan de poner la vida y los cuidados en el centro. De esa vida y de esos cuidados no podemos estar excluidas las locas; las que convivimos con diagnósticos psiquiátricos o hemos pasado por sus espacios de encierro; las que navegamos nuestra cotidianeidad con sufrimiento psíquico de cierta intensidad o con experiencias inusuales como puede ser la escucha de voces. El feminismo no es tal si no es interseccional, y la interseccionalidad no es tal si no nos incluye a las locas. Tras aquel correo vinieron muchos otros. Envié un primer texto propio tras los tópicos dañinos y acríticos en los que cayó un programa de televisión, Salvados, sobre la depresión en horario de máxima audiencia. Me llenó de rabia y pudetransformarla en palabras. Y sembrando semilla a semilla, con más compañeras que también iban animándose a enviar y sumar su mirada propia sobre salud mental y género, pudimos leer en Pikara Magazine más crónicas, artículos, reseñas… sobre este binomio que nos atraviesa de una manera u otra a todas. Si los feminismos son múltiples, diversos, plurales… los activismos locos no lo son menos. Una primera muestra es el uso que hacemos del lenguaje y cómo nos nombramos. La mayoría no usamos ya el término “enfermedad mental”, pero más allá hay muchos caminos. Hay quienes tampoco usan la expresión “salud mental” por ser la cara B de esa idea de enfermedad que no compartimos; otras compañeras hablan de neurodivergencias y muchas hemos recuperado la palabra “loca” en una reapropiación del insulto similar a la que ya hicieron maricas y bolleras, tantas veces ejemplo de lucha en la defensa de sus derechos. A veces se alude a la antipsiquiatría recuperando ideas del movimiento de los años 60 y 70, liderado por profesionales conscientes de la función de represión y control social ejercido por la psiquiatría, contrarios al modelo manicomial y al trato deshumanizador recibido por los y las pacientes. Aunque llegase a abogar por una cierta politización de la locura, desde los activismos locos hoy se señala cómo la actualización de esta posición suele quedar en una reforma siempre insuficiente que de una u otra manera perpetúa la institución. Antropóloga Trastornada lo explica ampliamente en el texto ‘Qué es la antipsiquiatría’, de su blog Diario de una Autoetnógrafa.
Recientemente, varias compas están englobando su experiencia en el término “discapacidad psicosocial”, utilizando el modelo social de discapacidad que señala a la sociedad como discapacitante por la exclusión en la que nos sitúa a quienes no cumplimos con sus normas o exigencias de funcionalidad, productividad, socialización. Mientras, muchas inciden en la opresión específica que supone el cuerdismo, estructura de opresión en paralelo al racismo, machismo… pero construida, en este caso, en el eje cordura/ locura. También hablamos de sufrimiento psíquico intenso para explicar nuestra vivencia y algunas aún recurrimos a decir “problemas de salud mental”, especialmente en entornos no activistas. La mayoría hemos visto además nuestra propia evolución (que continúa), pasando de unas a otras expresiones según nuestro proceso vital, de politización y empoderamiento.
Toda esta diversidad, si bien puede diluir parcialmente la fuerza que podría darnos un único término que nos agrupase a todas, es reflejo de algo que reclamamos unidas: que nadie decida nunca más por nosotras, que se respeten y escuchen nuestras propias narrativas y deseos y que nuestra toma de decisiones no esté tutelada. La pluralidad en cómo nombrarnos nos ha dado también algún quebradero de cabeza a la hora de titular este monográfico ahora en tus manos. Pero seguramente podemos enlazarla con el “nada sobre nosotras sin nosotras” que aprendimos de los activismos discas protagonizados por compañeras con discapacidad que, agrupadas en ese discas, señalan la vulneración de derechos en esta sociedad capacitista. Queremos que nuestra voz sea determinante también en cómo elija definirse cada una.
Diciembre de 2020. Las miradas de las locas feministas son diversas y plurales. Estas gafas que suman al color violeta distintas perspectivas locas, psiquiatrizadas, neurodivergentes, vulnerabilizadas, antipsiquiátricas, chaladas… pueden enfocar múltiples temas. Son aportaciones necesarias que surgen más allá de las líneas rígidas en un pensamiento estrecho normativo.
El monográfico de Locura que ha editado Pikara Magazine [agotado en papel, pero disponible en .pdf y que iremos publicando poco a poco en la web] intenta ser una muestra de algunas de estas visiones y temas. ¡Hay tanto más por escribir, por pensar, por debatir, por construir y por imaginar juntas! Ojalá os parezca un aporte rico y esperanzador que pueda ser siembra para que broten los mundos que intentamos hacer realidad, superando individualismos que nos quiebran y apostando por el apoyo mutuo más loco y sororo contra viento, marea y hasta pandemias.
Como regaderas sobre tierra fértil… ¡Seguimos!