Maliki: “La pintura, el cómic y el arte han sido mi hogar y el lugar donde me siento segura y comprendida”
Entrevista a la ilustradora chilena Marcela Trujillo, conocida como Maliki, participante en la antología 'Drawing Power', de Diane Noomin.
Diane Noomin (Nueva York, 1947) fue una de las autoras del cómic underground estadounidense que, en la década de los años 70, contribuyó a revolucionar la ética y la estética del mundo de la viñeta. Ella y Aline Kominsky, “compañera de viaje y alma gemela”, publicaron en 1976 Twisted Sisters, comix —con equis— de espíritu catártico y batallador como apología de un “arte de la chica mala”, en contraste con otras expresiones más “políticamente correctas”. Este espíritu underground fue recogido en los años 90 por Noomin en dos antologías que retomaron el nombre, Twisted Sisters —que se traduce como “hermanas retorcidas”—, para una nueva generación de autoras que buscaban dar rienda suelta a los miedos, fantasías y deseos que las atravesaban. Espíritu que persiste en Drawing Power: Women’s Stories of Sexual Violence, Harassment, and Survival (Abrams ComicArts, 2019) —solo está en inglés, pero la traducción al castellano sería “Poder dibujado: historias de mujeres sobre violencia sexual, acoso y supervivencia”—, la última antología en viñetas coordinada por Noomin, fallecida el 2 de septiembre de 2022. Recoge el testimonio de 60 autoras de cómic, entre las que se encuentran históricas de la viñeta como Roberta Gregory, Carol Tyler y Mary Fleener; descubrimientos recientes como la multipremiada Emil Ferris, autora de Lo que más me gusta son los monstruos; y miradas procedentes de latitudes más allá de Estados Unidos, como las de la colombiana Powerpaola y la chilena Marcela ‘Maliki’ Trujillo.
Aquí entrevistamos a Maliki.
¿Cómo surge la propuesta para aportar tu visión a la antología Drawing Power: Women’s Stories of Sexual Violence, Harassment, and Survival?
Diane Noomin me contactó para participar en su proyecto la misma semana en la que yo había revelado esta experiencia a mi psicóloga. Nunca le había contado esta historia a nadie. Fue una sincronía. Precisamente, una de las claves para poder enfrentar un trauma es reconocerlo por lo que es, nombrarlo con su nombre y no disfrazado de otro. Contarlo hasta que ocupe un lugar digno en la memoria; que deje de ser un secreto. Ese fue el primer paso y, desde ahí, creció como bola de nieve. Recibí la invitación de Diane para participar en la antología y, la semana siguiente, una invitación de las escritoras chilenas Alejandra Costamagna y Carolina Melys para participar de un libro recopilatorio de relatos sobre violencia y abuso sexual llamado Avisa cuando llegues. Así fue que escribí la historia en inglés y en español; también porque dibujé un capítulo sobre la violación en mi última novela gráfica El diario oscuro.
Se trata de una aportación muy personal. ¿Cómo has vivido el proceso de participación en esta antología? ¿Qué ha supuesto para ti esta colaboración?
Cuando acepté participar estaba muy emocionada, primero porque la primera antología de cómic hecho por mujeres que leí fue Twisted Sisters, editado por Diane Noomin y Aline Kominsky a principios de los 90. Antes de eso, no había leído ningún cómic escrito y dibujado por mujeres. Fue muy importante sentir cuánto me identificaban las historias, los estilos, sus voces; que hablaran y dibujaran historias sobre la maternidad, la menstruación, el cuerpo, la vida sin el ideal romántico como meta, el cansancio de cumplir roles, el abuso… Fue un balde de agua fría en un día de calor. Mi trabajo de historietista se lo debo a ese libro. Por eso no podía creer que, justamente, Diane Noomin me invitara a dibujar un cómic sobre abuso sexual en el momento en que necesitaba hacerlo. Fue parte de mi sanación; más aún, fue el principio de ese proceso. Creo que aún estoy en ello. Lo personal es político. La sociedad patriarcal nos ha asignado a los ámbitos privados, domésticos e invisibles. Para mí, y creo que para muchas mujeres, lo personal es todo lo que nos han dejado tener; y por eso, mientras más personal sea una obra, mejor la considero. Después de leer Twisted Sisters me hice adicta al cómic autobiográfico. ¿Para qué inventar historias si las que nos ocurren son tan importantes? Reflejan realidades llenas de significados, emociones y contradicciones que es capital compartir. Esto es clave, sobre todo, para revertir todo ese pensamiento que intenta convencernos de que no valemos, no importamos, estamos locas o somos histéricas y ridículas. Recién ahora estoy entrando a valorar el mundo de la ficción, pero solo me interesa en la medida en que me conecte con mi humanidad.
Esta antología incluye una historia que también forma parte de tu obra Diario oscuro.
Titulé Beehive la historia contenida en la antología coordinada por Noomin. La idea surge de relacionar una foto que siempre me ha gustado mucho de mis padres en su luna de miel, donde mi mamá tenía un peinado estilo beehive [de panal de abejas] a-go-go, como cuando las mujeres se escarmenaban el cabello y se lo cubrían con pelo liso. Yo me hice ese peinado a los 19 años, una semana después de haber sido violada por dos policías de civil en un parque en Santiago [de Chile] a finales de los 80, aún en dictadura, muy tarde en la noche, después de una borrachera con amigos hombres que me dejaron sola durmiendo en un banco. No conté la historia completa en el cómic porque me dio nervios. En la versión del libro Diario oscuro me atreví a contar todo porque ese cómic lo hice un año después. De alguna manera, cambiar mi peinado punk por uno parecido al de mi mamá cuando tenía mi edad me hizo sentir un poco mejor. En esa época no asumí lo que había pasado como una violación, siempre lo archivé como algo que me había pasado por mi culpa, por haberme quedado dormida en la plaza, por tener esos amigos, por tomar alcohol. Siempre fue mi culpa. Por eso nunca lo conté, no quería que nadie me reafirmara esa idea. Lo que nunca imaginé es que alguien pudiera sentir compasión por lo que me había pasado, que me abrazaran y me hicieran sentir mejor. En mi cabeza todo había sido mi culpa.
¿Qué es lo que más te ha sorprendido de las aportaciones de las otras compañeras?
Me pasó eso que nunca imaginé. Me sentí acompañada, comprendida, sentí pena por ellas y por mí. Las historias de abuso me generan mucha compasión; rabia primero, pero mucha compasión por la mujer que tiene que enfrentarse a esa experiencia sola, que cree que es culpable, que siente vergüenza y que no puede ver lo equivocada que está. Era muy claro ver eso en todas las mujeres que sobreviven un abuso sexual, pero no era capaz de sentirlo por mí.
Cuando leí la antología al completo sentí mucha pena por cómo tantas mujeres tratamos de esconder estas historias para poder seguir con nuestras vidas como algo tan natural, y una sensación profunda de agradecimiento por Diane Noomin por atreverse a hacer este proyecto, por su compromiso con la historia, por las correcciones, por haberme acompañado en todo el proceso de una manera tan profesional y buena onda a la vez. Fue un proceso largo y muy constructivo. Aprendí mucho en el camino también.
¿Qué supone el comix, con equis, para ti? ¿Es posible el punk hoy en el ámbito de la viñeta?
El comix es parte de la historia del cómic independiente, quizás es la génesis del cómic de autor; al menos para mí lo fue. Los primeros cómics que leí fueron los de Robert Crumb y Nazario, ellos me marcaron el paso en mis inicios cuando yo misma era punk, en la misma época en que me violaron. Para mí la época punk significa no solo rebeldía y la necesidad de romper con lo establecido para cambiar lo que no funciona, para desobedecer las reglas que repiten patrones podridos y añejos; también mucha tristeza, porque no la pasé bien: era muy joven y vivía con mis padres, no tenía independencia económica y estar enojada todo el tiempo era agotador. Reírse e ironizar todo fue algo que me ha costado mucho suavizar porque, con el tiempo, aprendí a tolerar y a preocuparme de mis propios asuntos. Afortunadamente siempre he sido muy matea trabajólica en lo que respecta a mi trabajo artístico. La pintura, el cómic y el arte en general han sido mi hogar y el lugar donde me siento segura y comprendida, así es que logré que mi espíritu punk tuviera un sitio digno en mi creatividad, pero trato de que no sea el protagonista. Creo que el humor del comix es lo que más me gusta, y eso no quiero que desaparezca de mis trabajos.
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