*Por Consuelo Mora B, con aportes y ediciones de Marusia López.

Imagen del libro ‘El pacto de cuidarnos’.

Hace más de 10 años, un grupo de defensoras diversas nos reunimos alrededor de una fogata inmensa, en la profundidad de los bosques mesoamericanos, para bailar y hacer conjuros en varios idiomas contra señoros de botas militares o policíacas y corbatas gubernamentales o corporativas. Un akelarre de brujas vengativas: la narrativa perfecta que todas hemos oído y leído una y otra vez de parte de ciertos grupos que piensan que los derechos son privilegios. Una mentira.

La verdad es mucho menos digna de un guión mediocre de Hollywood y mucho más digna de un libro de historia oral que no termina de escribirse. La verdad es que nos reunimos hace más de 10 años porque las defensoras estábamos hartas de que siguieran asesinando a nuestras compañeras de lucha o que más activistas fueran criminalizadas. Hartas de la violencia.

No queríamos vivir más ataques por parte de los malos gobiernos ni discriminación dentro de nuestras familias, organizaciones y comunidades. Así formamos la IM-Defensoras y el pacto de cuidarnos que nos sigue uniendo hasta hoy: la Protección Integral Feminista.

¿Puede explicarse esto en un libro?

La Protección Integral Feminista (cariñosamente PIF) es una presa política que logra salir de un país a escondidas y abraza a su hija pequeña en un aeropuerto después de dos años de no llorar o reír juntas. Es una presa política que, gracias a nuestro apoyo y al de muchas otras aliadas, logra salir de un país a escondidas y abrazar a su hija pequeña después de años de no verla.

La PIF es una comunidad amenazada de desalojo por los intereses de empresarios sin escrúpulos a la que nos trasladamos para sumarnos a la resistencia. Es también una buscadora (una defensora que busca a un familiar desaparecido) que toma un respiro en nuestra casa de sanación para poder seguir su lucha con más fuerza. Es una organización acosada y difamada por defender el derecho al aborto con quien trabajamos en un plan de protección y respaldo internacional.

Es un pacto que viene del aprendizaje de la resistencia de las defensoras de los pueblos originarios y de muchas mujeres que han luchado desde los distintos movimientos sociales de nuestra región. Que busca abrazar, enlazar saberes y defender. Que busca proteger las vidas de aquellas que lideran la lucha histórica de nuestras ancestras mesoamericanas, sobrevivientes de genocidios y conflictos armados: las defensoras de derechos humanos.

Pero, ¿puede explicarse esto en un libro? No, no se puede explicar toda esta experiencia en un libro, pero lo hemos intentado. A finales del año pasado, publicamos El pacto de cuidarnos. 2010-2021: La Protección Integral Feminista en Mesoamérica desde la IM-Defensoras y, en febrero de este año, la presentamos en Madrid rodeadas de defensoras migradas, periodistas y compañeras de lucha que han sido parte de esta historia y que seguirán construyendo con nosotras.

De acá venimos

Según nuestro registro de agresiones sólo el año pasado, al menos 20 defensoras fueron asesinadas en Mesoamérica, entre ellas, cuatro defensoras trans. En total, vivimos 4.803 agresiones contra defensoras diversas, organizaciones y acciones colectivas de defensa de derechos a lo largo de 2022.

Hoy somos más de 2.000 defensoras de 300 organizaciones articuladas en redes en México, Honduras, El Salvador y Nicaragua. Somos defensoras del territorio, feministas, defensoras e integrantes de la diversidad sexual y de género, sindicalistas, activistas de comunidades indígenas, y muchas más. Nos unimos para enfrentar esta realidad de violencia, construyendo nuestras propias formas de protegernos, de cuidarnos entre defensoras y seguir alzando la voz. Todas hemos sumado nuestros saberes, esfuerzos y organizaciones para poner el cuidado en el centro de la acción política.

No solo queremos estar preparadas y actuar juntas cuando los poderosos pretenden silenciar nuestras luchas, sino que buscamos un activismo sostenible, que no dé “la vida por la causa” sino que nos permita seguir vivas y estar fuertes para poder seguir luchando.

Una máquina que se mueve con vientos mesoamericanos

Entrecerremos los ojos e imaginemos la Protección Integral Feminista como una máquina hiladora. Es un engranaje cíclico, orgánico y colorido que se mueve al compás de vientos mesoamericanos y cantos ancestrales. No es una máquina de movimiento perpetuo: necesita de miles de manos, voces y apuestas amorosas para funcionar.

Está estructurada de cuatro pilares altos y profundos: el cuidado de la vida en el centro de nuestro activismo; el reconocimiento de que somos mujeres y comunidades insujetables, diversas y transgresoras; el análisis continuo del contexto y del riesgo desde una mirada feminista interseccional; y la certeza y apuesta de que las redes de defensoras salvan vidas.

Alrededor, a través, por debajo y encima de estos pilares, se mueven incesantemente siete estrategias: trabajamos en red (cuatro redes nacionales de defensoras en México y Centroamérica, organizaciones impulsoras y aliadas); acompañamos a defensoras, organizaciones y comunidades en situaciones de riesgo y violencia; llevamos un registro regional de agresiones; trabajamos por un activismo sostenible a través del autocuidado, cuidado colectivo y sanación; hacemos comunicación, incidencia y seguridad digital para la protección; movilizamos recursos para ser más autónomas y sostenibles y sistematizamos y construimos conocimientos.

La historia sin fin

El libro El pacto de cuidarnos es una historia sobre la Protección Integral Feminista que no tiene fin. Se seguirá construyendo y re-escribiendo en manos de las nuevas generaciones de defensoras, así como nosotras aprendimos y retomamos el pacto de nuestras ancestras. Se seguirá transformando poniendo el cuidado de la vida en el centro, mientras seguimos aprendiendo las unas de las otras.

¿Se unen a este aprendizaje?

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