Las cuentas ni tan mal, pero…

Las cuentas ni tan mal, pero…

A pesar de haber logrado salvar el año en términos económicos, ni la estructura económica ni la financiera nos ha protegido como equipo. Nosotras tampoco sabemos cómo hacer frente a algunas situaciones, aunque llevemos más de doce años escribiendo y publicando sobre feminismos.

Tamia Quima, la lista del equipo. / Foto: Andrea Momoitio

Ya somos una cooperativa y, eso, significa muchas cosas. Entre ellas, que a mí me cuesta más entender nuestras cuentas. Las sumas y restas que hacíamos los primeros años se fueron complejizando con la incorporación de Tamia Quima al equipo. Ella ha hecho un trabajo ingente para dotarnos de una estructura sólida que nos permite seguir creciendo sin vivir continuamente revisando la cuenta del banco. Ahora, hablamos de activos corrientes y no corrientes; de patrimonio neto, pasivo no corriente, pasivo corriente y otras historias similares. No os preocupéis, que no soy yo la que se encarga de esto. Tenemos detrás un equipazo: Tamia Quima y la cooperativa Astindu.

Los detalles sobre nuestras cuentas los tenéis en la Memoria de Sostenibilidad, que publicamos cada año y que podéis descargar aquí. A mí me toca hacer un resumen, contaros nuestras percepciones, las buenas y las malas noticias. 2022 fue un año complicado para nosotras. Tuvimos que retirar la primera tirada del monográfico Sexo al que, a pesar de que es un trabajo maravilloso, hemos cogido un poco de manía. Lo tenéis todavía disponible en PDF. Si lo compráis en masa, igual nos vuelve a gustar un poco más.

Hemos tenido que salir de nuestra zona de confort. Al convertirnos en cooperativa, prescindimos de algunas subvenciones de Emakunde con las que llevábamos contando desde que nacimos en 2010. Hasta ahora, los monográficos en papel estaban, en parte, subvencionados por el Instituto Vasco de las Mujeres, pero ahora vamos solas a la imprenta y asumimos todos los gastos derivados de la edición de estos productos. No es una queja. En realidad, es una buena noticia. Más que nunca, nuestra independencia está garantizada.

En 2022 hemos tenido unos ingresos de 290.000 euros. 233.000 corresponden a la venta de productos, suscripciones, publicidad y otros servicios. El resto son subvenciones, premios y ajustes relacionados con años anteriores. La tarta, ahora, nos gusta mucho más. El 66 por ciento está representado por las suscripciones; el 9 por ciento llega a través de la publicidad (esta partida ha aumentado un 49 por ciento en 2022); las ventas en la tienda online suponen un 7 por ciento, igual que la venta de nuestros productos en otros puntos de venta; un 11 por ciento de lo que ingresamos es por otros servicios que realizamos para terceros y por proyectos. Cabe mencionar que la partida de ventas en nuestra tienda online ha bajado mucho, pero entendemos que se debe a que han aumentado considerablemente las suscripciones. Exactamente, un 19 por ciento en comparación con el ejercicio anterior.

Llevamos años haciendo un esfuerzo grande por reducir los servicios que ofrecemos fuera porque, durante los primeros años del proyecto, miramos más fuera que dentro. Ahora, también más que nunca, nuestra prioridad es Pikara Magazine. En un momento complicado para los medios de comunicación y para el movimiento feminista, queremos seguir siendo azote del patriarcado y del fascismo.

Pero, a ver, ¿cuánto hemos gastado? Pues mucho, amigas. El total de los gastos han sido de 284.000, de los cuales 277.000 están relacionados directamente con la actividad económica. El restante tiene que ver con ajuste de regularizaciones, ajustes de impuestos, dotación al fondo de educación, formación y promoción COFIP. Del gasto relacionado directamente con la actividad. El 59 por ciento son nuestros salarios; el 9 por ciento es la imprenta; un 7 se nos va en Correos; 11 por ciento en contenidos y el 14 por ciento restante en mantenimiento de servicios, alquiler, comisiones y esas cosas.

Ha sido un año complicado, sí. Algunas compañeras del equipo de coordinación y miembras de la Asamblea tuvieron que hacer un préstamo a la cooperativa para hacer frente a algunos pagos que teníamos pendientes. Ya hemos empezado a devolverlo, pero la verdad es que fue un palazo para nosotras porque ha sido la primera vez que nos hemos endeudado. Gracias a las que habéis hecho el esfuerzo de prescindir de vuestros ahorros para ayudarnos a pasar el bache. Sí, hemos superado las dificultades económicas. En parte, gracias a la planificación que hicimos en enero para los próximos tres años que ha hecho posible que puedan trabajar con previsiones.

Pero… a pesar de haber logrado salvar el año en términos económicos, ni la estructura económica ni la financiera nos ha protegido como equipo. 2022 ha sido un año muy duro emocionalmente y, sin duda, tenemos que reforzar nuestras estrategias de cuidados en la redacción. Tenemos establecidos procedimientos y protocolos para ello, pero, a veces, la vida se nos escapa entre los dedos. Las inseguridades, los miedos de cada una, los nuevos proyectos, los conflictos. No. Nosotras tampoco sabemos cómo hacer frente a algunas situaciones aunque llevemos más de doce años escribiendo y publicando sobre feminismos. Eso sí, sabemos que la fórmula mágica está en el amor que nos une y el profundo respeto que tenemos a este proyecto.

Hace unas semanas lanzamos una encuesta entre suscriptoras de pago y suscriptoras que han elegido la opción gratuita. Algunas nos decían, igual que nos lo han dicho también compañeras de la Asamblea de la cooperativa, que este año hemos sido más pesimistas que nunca en nuestros mensajes, que, a veces, se han cansado de leer que estábamos cansadas. Queremos pedir disculpas por no haber sabido ponderar bien nuestra apuesta por ser transparentes con cuidar a las que estáis al otro lado. Prometemos prestarle más atención a eso y, sobre todo, prometemos seguir haciendo periodismo feminista.

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