Discusiones tecno-optimistas en un mundo en llamas

Reseña

Discusiones tecno-optimistas en un mundo en llamas

El libro ‘Tecnologías para un planeta en llamas’, de Paz Peña Ochoa, aborda, desde la perspectiva tecno-feminista y desde Chile, las raíces de la crisis climática y ecológica que atravesamos y que nos enfrenta a las excusas del tecno-capitalismo que nos alejan de un horizonte efectivo para la justicia ambiental.

20/09/2023

Extracto de la imagen de la portada de ‘Tecnologías para un planeta en llamas’.

“Según el amplio consenso de la comunidad científica, la Tierra ha experimentado cinco extinciones masivas de la biodiversidad causadas por fenómenos naturales extremos. Vamos camino a la sexta”, describe Paz Peña Ochoa en las primeras páginas de su libro Tecnologías para un planeta en llamas (Paidós). La próxima extinción, que será causada por la crisis climática y ecológica que atravesamos, es inevitable a menos que logremos aliviar las amenazas actuales que pesan sobre muchas especies.

En Tecnologías para un planeta en llamas Paz Peña, comunicadora feminista en la intersección del pensamiento crítico de las tecnologías digitales y del medio ambiente, ayuda a profundizar en el entendimiento de la expansión del proyecto extractivista. Modelo predominante que –en un sentido extenso- puede ser visto como una dinámica mediante la cual el capital extrae capital a través de la explotación, extracción y el uso ilimitado de bienes de distinta índole, entre ellos, cuerpos, territorios, medio ambiente y, por supuesto, nuestros datos íntimos vertidos y desparramados en apps y en la internet de cada día.

¿Por qué hay que leer el libro de Paz Peña? Por un lado, porque amarra los lazos que explican el avance del tecno-capitalismo con el derrotero hacia la extinción. Por otra parte, porque nos ayuda a entender cómo esta nueva fase del capitalismo reproduce patrones de extracción colonialista, les cambia un poco el disfraz, pero maquillados y todo muestran la hilacha de un modelo histórico de opresión. Y, por último, porque nos da pistas para hacer un ejercicio creativo sobre cómo debe ser pensada la reconversión energética, invitándonos a imaginar tecnologías digitales que regeneren las relaciones con el planeta y que respondan a los futuros sostenibles que heredaremos a las nuevas generaciones. En esta reseña escogemos solo dos ejemplos, entre tantos otros, que trae el texto para incentivar la curiosidad de las lectoras.

La promesa del bitcoin

Uno de los ejemplos que trae el libro señala a Nayib Bukele. El presidente twittero que gobierna con mano dura El Salvador, brutalidad que paradójicamente le ha merecido odas de parte de políticos y políticas de la región que quieren adaptar su modelo militarista, ha intentado estar “a la vanguardia” de los cambios tecno-solucionistas imponiendo la adopción de la moneda virtual, bitcoin, como una moneda de intercambio oficial.

Más allá de las interesantes críticas a la implementación de este tipo de monedas y la constatación del fracaso de su implementación en El Salvador, Paz Peña nos brinda más herramientas para pensar en los desbalances que propone cada tecnología que se promete arrasar con lo conocido hasta el momento.

“Minar criptomoneda significa tener en funcionamiento las 24 horas del día a potentes computadores que compiten por resolver complejos rompecabezas matemáticos en un proceso que consume enormes cantidades de energía y genera emisiones que calientan el planeta, a menos, claro, que las máquinas funcionen con energía de fuentes renovables”, explica en su libro. Amplía que la minería de criptomonedas plantea problemas de justicia ambiental porque puede crear cargas ambientales y de salud pública desproporcionadamente adversas para las comunidades racializadas, comunidades indígenas, entre otras comunidades históricamente desplazadas.

Al mismo tiempo cita el caso de Paraguay con ciudades como Villarrica, donde ya hay más de 30.000 máquinas dedicadas a la criptominería, “en donde también se ven antiguas y enormes fábricas de procesamiento de algodón que antes daban empleo en miles de trabajadores pero que ahora están repletas de poderosos computadores que trabajan sin quejarse las 24 horas minando bitcoin”.

Geopolítica mineral en el centro

Un último aporte insoslayable del libro se relaciona con el análisis que desguaza la promesa del tecno-capitalismo con su modelo de extracción, producción y visibilización como (falsa) solución para las pretendidas transiciones hacia modelos verdes, o green.

El modelo tal y como avanza tiene en su horizonte el aumento del uso de minerales como el cobalto, el litio y las tierras raras, entre otros componentes, debido al papel estratégico en la producción de turbinas, eólicas, vehículos eléctricos y almacenamiento de energía que estos minerales almacenan y conducen. Peña es enfática: “No hay digitalización sin explotación de minerales, ni tecnología de última generación desde la internet e inteligencia artificial, la 5G, la internet de las cosas, las data centers, el metaverso, los videojuegos. Todo está basado en infraestructura construida con metales y minerales, computadores, cables de fibra óptica, chips informáticos y sus componentes como condensadores y otros diodos, pantallas, baterías y un largo etcétera”. Son aproximadamente 70 elementos estables de la tabla periódica los que están presentes en los teléfonos inteligentes.

El gran problema, señala la investigadora, es que muchas de las reservas estratégicas de la digitalización se encuentran en países que luchan contra la inestabilidad política, la gobernanza del sector minero es débil y la extracción de estos minerales puede estar vinculada a la violencia, a los conflictos y a los abusos de derechos Humanos. Tomemos el caso de Guatemala, por ejemplo, en donde las empresas de origen español y ruso ordenan sin más espiar y criminalizar a la población como una muestra de un modelo corrupto que, en función de las necesidades de los países centrales, no refrena el uso de grupos armados para amedrentar a defensoras de derechos humanos y apoyar así la corrupción y el lavado de dinero en los países que sufren el saqueo.

Peña, por último, se detiene a detallar que las trabajadoras y los trabajadores en este ámbito productivo suelen ser completamente invisibles en la cadena productiva de la industria tecnológica, y en gran parte de los casos suelen ser niños, niñas y adolescentes junto con mujeres que apenas utilizan equipos de protección, a pesar de las tareas que comprometen su salud.

Tecnologías para un planeta en llamas contribuye a través de la bibliografía y una montaña de datos a darnos argumentos sólidos para cuestionar los modelos fallidos y tecno-solucionistas del presente, donde siguen siendo las grandes empresas las que más contribuyen al consumo insostenible de recursos y energía.

Existen otras formas de usar y crear tecnología que cuestionan aquellas que nos han impuesto. Las tecnologías libres y abiertas son una oportunidad. Otro camino es revisar cómo se extrae y produce la energía para crear infraestructuras digitales y sociales. El libro de Peña nos acerca las herramientas para intentar reescribir el presente de las tecnologías antes de que nos extingamos.

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