¡Se acabó, en España y en todo el mundo!

¡Se acabó, en España y en todo el mundo!

El 1 de octubre, durante el partido de fútbol femenino que enfrentaba al Paris Saint Germain contra el Olympique de Lyon, varias integrantes del equipo de fútbol feminista Les Dégommeuses, entre las que se encontraba la política Alice Coffin, fueron brutalmente agredidas por los miembros de seguridad por mostrar su apoyo con una pancarta a las víctimas de agresiones sexistas.

11/10/2023

Pancarta de Les Dégommeuses en el Parque de los Príncipes. / Foto cedida por Les Dégommeuses

Texto traducido por Teresa Suárez.

Lo hemos repetido hasta la saciedad: el Mundial Femenino 2023, que coronó a España como campeona del mundo, ha sido, con diferencia, el acontecimiento deportivo más queer, feminista, revolucionario y antiimperialista que hemos tenido la oportunidad de vivir en años. Este torneo ya legendario representa un punto de inflexión histórico. No solo por el increíble seguimiento y la extraordinaria calidad del juego ofrecida por los 32 equipos participantes, sino también, por supuesto, por el aporte y el significado político del movimiento “MeToo” iniciado por Jenni Hermoso y sus compañeras como reacción a la agresión de Luis Rubiales. Un evento que marca el principio del fin de la omnipotencia patriarcal en el fútbol.

Así es como el pasado 1 de octubre, llenas de energía e inspiradas por la extraordinaria fuerza colectiva de las jugadoras españolas, nosotras, Les Dégommeuses, equipo de fútbol feminista y antirracista junto con compañeras como la política Alice Coffin, decidimos acudir al legendario estadio del Parque de los Príncipes de París para mostrar nuestro apoyo a Jenni Hermoso y también a Kadidiatou Diani, exjugadora del Paris Saint Germain (PSG) ahora en el Olympique de Lyon, que recientemente ha presentado una denuncia contra su antiguo entrenador en el PSG por agresión sexual. Sabíamos que nuestra enorme banderola con la inscripción “Jenni, Kadi: os creemos. Se Acabó” no pasaría desapercibida y que probablemente sería confiscada, pero no podíamos imaginar la brutalidad del servicio de seguridad: amenazas de control de identidad y exclusión del estadio, muñecas retorcidas, golpes e intentos de desalojar a las integrantes de nuestra asociación.

La violencia que vivimos en el Parque de los Príncipes es otra de las técnicas que utilizan los hombres para silenciar la voz de las mujeres e impedirles que denuncien los abusos sufridos

Esta reacción desproporcionada revela la resistencia generalizada del viejo mundo masculino, que no soporta que se cuestione su dominación. Antes de ser expulsados, Rubiales y Jorge Vilda, expresidente de la Real Federación Española de Fútbol y exseleccionador, respectivamente, también intentaron evitar su caída utilizando técnicas bien conocidas, como manipular la verdad, tratar de echar la culpa a las víctimas e invocar la solidaridad indefectible de sus iguales. La violencia que vivimos en el Parque de los Príncipes es otra de las técnicas que utilizan los hombres para silenciar la voz de las mujeres e impedirles que denuncien los abusos sufridos.

Esta reacción también revela algunas particularidades muy francesas. En Francia, más que en otras partes, el discurso político está prohibido en los recintos deportivos en nombre de una cierta retórica universalista. El espectáculo del fútbol no debe verse perturbado por declaraciones feministas o antirracistas y, en cualquier caso, toda posición minoritaria se considera una amenaza potencial para la unión nacional. No es casualidad que la selección francesa de fútbol femenino sea una con el menor número de lesbianas visibles de todo el circuito internacional: hay que evitar decir que se es lesbiana, igual que hay que fingir que la República Francesa no hace distinciones entre blancos y negros o que no hay problemas de violencia sexista y sexual en el deporte. Esto perpetúa la dominación de género, raza y clase, al presentar como única voz razonable y legítima la de los dominantes, en particular aquella proveniente de los hombres blancos bien educados y acomodados y al hacer invisible, y por tanto aceptable, la dominación, ya que se presenta como algo natural. Para hacer frente a estos mecanismos e iniciar realmente una lucha contra las discriminaciones, primero hay que identificar la voz de la clase dominante como una voz particular, que transmite sus propios intereses, y no como una voz “universal”. Y hace falta plantar muchas semillas para para impedir que la máquina heterosexista y racista aplaste todo a su paso.

Integrantes de Les Dégommeuses en las gradas. / Foto cedida por Les Dégommeuses

Y las semillas están germinando, bajo el impulso de Jenni y otras muchas. También en Francia, a pesar de la resistencia, los cimientos del virilismo ancestral se tambalean, mientras que hasta ahora las mujeres futbolistas iban con retraso en comparación con otros deportes, parece que por fin sopla un viento de rebelión. Mujeres como Kadi Diani denuncian las agresiones sexuales. Otras, como las Hijabeuses, luchan por el derecho a jugar con velo (recordemos que Francia es uno de los únicos países del mundo que no respeta ni el reglamento de la FIFA ni el reglamento Olímpico, impidiendo a las deportistas la libertad de elegir su atuendo). Otras, como la portera de la selección francesa de fútbol, Pauline Peyraud-Magnin, han salido del armario.

La solidaridad internacional que siguió las declaraciones de Jenni impulsó con fuerza el levantamiento feminista frente a la agresión de Rubiales; decenas de jugadoras españolas confirmaron que no volverían a la selección si no se hacían reformas estructurales, selecciones nacionales enteras (incluidas Alemania e Inglaterra) emitieron declaraciones de apoyo, y entrenadoras como Sarina Wiegman, seleccionadora inglesa, dedicaron sus trofeos a las jugadoras de españolas. A nuestra manera, teníamos en mente a nuestras heroínas españolas cuando desplegamos nuestra pancarta en el Parque de los Príncipes.

Atención dirigentes del fútbol mundial: no nos detendremos

Nosotras seguiremos luchando junto con otras miles de personas hasta que las jugadoras de las selecciones nacionales de Zambia, Sierra Leona y Haití, que han denunciado violencias por parte de sus entrenadores, puedan jugar libres de agresiones. Lucharemos una y otra vez, junto con miles de personas, para garantizar que el deporte esté protegido de todo tipo de discriminación, para que cada jugadora lesbiana, cada persona trans, pueda jugar al futbol sin tener que mostrar pruebas sobre su feminidad.

Estaremos al lado de quienes quieran jugar con hiyab, de todas aquellas que piden la igualdad respecto a sus compañeros hombres que quieran igualdad de trato con los jugadores masculinos. Atención dirigentes del fútbol mundial: no nos detendremos. Si tenemos que derrocar a Gianni Infantino, presidente de la FIFA, para que se nos escuche, lo haremos. Aquí, en otros lugares, en todas partes. Se acabó.

Download PDF

Artículos relacionados

Últimas publicaciones

Download PDF

Título

Ir a Arriba