Un momento del II Laboratorio enclave afrofeminista: encuentro de mujeres y feminidades afro, celebrado en Bilbao. / Foto cedida

Las mujeres y feminidades negras, afrodescendientes y negroafricanas resistimos con nuestras existencias en un Reino de España que violenta, aísla y borra, política, metafórica y literalmente.

Encontrarnos a escala estatal es una apuesta ya que la ingeniería social que nos aísla trata de impedir que nos encontremos para tejer estrategias y trenzar alianzas para derrocar este sistema capitalista, racista, imperialista, cis-hetero-normativo, patriarcal y eurocéntrico, entre otros muchos centros del norte. Y nos impide encontrarnos para tejer y trenzar políticamente la capacidad revolucionaria que tienen los feminismos negros intrínsecamente, al alejarse de las políticas identitarias y cuestionar el antirracismo liberal de la excelencia negra (black excellence), la representación y cuya máxima aspiración es una clase media negra o un capitalismo negro.

Encontrarnos también para tejer y trenzar no solo con una mirada afrocentrada, si no también un accionar afrocentrado, fuera de eventos (que a su vez son encuentros, pero de otro tipo) como son Black Barcelona o Conciencia Afro, que operan en unas lógicas distintas, necesarias así mismo. Pues este encuentro era no mixto, tanto racial como sexogenéricamente; y es que siempre somos nosotras las que sostenemos los procesos y agendas que se callan cuando accionamos, por lo que tener un espacio político propio era (es y será) imprescindible.

Esta idea nace de Biznegra en 2022, desde la conexión con nuestras propias infancias, como niñas y adolescentes negras que navegaron una realidad con un profundo vacío de referentes cercanos, la falta de espacios de expresión libre y validación, mensajes y narrativas que nos colocaron en lugares rígidos y únicos, el silencio impuesto a nuestras historias y vivencias, la ausencia de maneras y lenguajes para narrar(nos), en nuestra multiplicidad, a nosotras mismas y a nuestras hermanas.

Para esta 2023, con el fin de la pandemia, apostamos con poder vernos físicamente para poder construir colectivamente, sanar y liberarnos comunitariamente de todas y cada una de las violencias que sufrimos, ejercemos y reproducimos.

Este diálogo es importante que haya sido de forma intergeneracional e intracomunitaria. Las violencias machistas a las cuerpas negras son raciales, machistas, de clase, económicas, lingüísticas, culturales, etcétera, que finalizan de la forma más (in)visible que son los asesinatos, debido a la relación indivisible de todos estos factores, especialmente el género y la raza (a los que añadimos las fronteras).

Se hace inevitable entrar en conversación con nuestras hermanas jóvenes y adultas con las que entretejemos -en el pasado y en el presente- la red afrofeminista en el reino español, colectivas y sujetas autónomas con las que también deseamos encontrarnos y construir políticamente un sujeto negra que rompa con las dinámicas liberales que el capitalismo racial bajo la excelencia negra y las políticas identitarias y de representación.

Decía una hermana que las mujeres negras nos merecemos lo mejor de lo mejor. Y es cierto porque lo mejor de lo mejor es respeto.
Lo mejor de lo mejor es reparación.
Lo mejor de lo mejor es justicia.
Lo mejor de lo mejor es la verdad.
Lo mejor de lo mejor es construir una lucha comunitaria, política y de base.