“Venimos a confesar lo inconfesable”
El nuevo libro de Cris Lizarraga, 'Best friend 4ever', es una recopilación de testimonios sobre amistad que no busca dar respuestas, pero sí crear referentes.
“Venimos a confesar lo inconfesable. Quienes tanto presumimos de lo fuertes y sanas que son nuesras amistades, que las reivindicamos como la familia que eliges, que parecemos hasta una mafia, que nos va a dar algo de todo lo que nos queremos y admiramos… Sí, nosotres sentimos culpa y culpabilizamos, también somos codependientes, idealizamos y romantizamos nuestras relaciones (ojo a las redes sociales y a la exaltación) por habernos creído que lo tóxico empezaba y acababa con el amor romántico”. Así empieza el texto Congresión-statement, del nuevo ensayo de Cris Lizarraga, Best friends 4ever, que hemos editado desde Pikara Magazine.
El primero que publicó con nosotras, Quítame la culpa, hablaba de relaciones de pareja, de amor romántico, de maltrato; de, como el mismo título indica, esa culpa que nos corroe cuando somos conscientes de que hemos aguantado lo que no tenemos que aguantar. Habla de no ser indulgentes con nosotres mismes y regurgitar relaciones que entendimos como amor cuando eran de abuso.
“En Best friends 4ever la idea inicial era la misma. Pero luego vi que no tenía mucho sentido”, explicó Lizarraga en la presentación del libro en el centro cultural feminista La Sinsorga el pasado jueves 14, en Bilbao. Por eso, Best friends 4ever no habla solo de quienes nos lo han hecho pasar mal en las relaciones de amistad, sino de cuando una misma ha sido la tóxica, la manipuladora, la que envidiaba a una amiga. “Que luego con el tiempo te das cuenta de que no la envidiabas y querías ser como ella, sino que igual lo que te pasaba es que te gustaba esa amiga y no lo aceptabas”, explicó le autore, haciendo referencia también a las amistades bibollo.
El ensayo, maquetado por Haizea Ogeta, que también ha diseñado la portada, repite con memes de Excómplice (antes Culomala) y vuelve a contar con un cómic de Rocío Quillahuaman. En él se habla de la idealización de la amistad, de la fase de enamoramiento con esa amiga frente a la cual puedes proyectar tu mejor versión. También habla del duelo de las rupturas. Es una recopilación de testimonios de distintas personas, una antología de situaciones, recuerdos y reflexiones sobre la amistad que “no busca dar una respuesta”, contó Lizarraga, sino simplemente recoger voces que puedan ser eco para otras. “A veces dejas a una amiga sin que haya una ruptura explícita, sino que es algo que pasa”, añadió. Los feminismos han teorizado mucho sobre el amor romántico, menos sobre la amistad y sus rupturas. ¿Qué pasa cuando rompes con una amiga?, se preguntaba Ane Eleizegui en el artículo ‘Después de una amiga ya no hay nada’. Si con las relaciones románticas conocemos las fases típicas -aunque sea para deconstruirlas-, no tenemos tan interiorizadas las fases de una relación de amistad, ni las fases de una ruptura con amigas. Por eso, el título del libro hace referencia al “para siempre”, porque parece que las amistades son eso que no se va, que nunca falta.
“Hay gente que no tiene amigos”, recordó aun así alguien del público en la presentación, donde también se habló de otros temas que no están recogidos en el ensayo, como la crisis de amistad en la treintena o las amistades nuevas a partir de los 40. “Cuando comenté esto con mi tía le dije, ‘menos mal que me lo has dicho con el libro terminado, porque si no, no lo habría acabado nunca’”, dijo le autore.
‘Best friends 4ever’ es una recopilación de testimonios de distintas personas, una antología de situaciones, recuerdos y reflexiones sobre la amistad que “no busca dar una respuesta”
Best friends 4ever es también un compendio de referentes de una generación. Recoge declaraciones de Lena Dunham, de Deforme Semanal, una imagen de la película Chicas malas, que Lizarraga confesó que ve “al menos una vez al año” o citas de Brigitte Vasallo.
Este ensayo es como entrar en un diario compartido, en una conversación colectiva; es una retahíla de situaciones que hacen eco en quien lee. Es una recopilación de voces en busca de referentes, una purga de dolores. Porque el libro está partido, literalmente, por el duelo, por la pérdida más absoluta de todas. Y el prólogo de Elisa Coll ya advierte que este texto “nos pone delante de las narices verdades que no gustan, que no están dulcificadas, y que por tanto nos obligan a transformarnos”.