“Confiamos muchísimo en la otra”
La banda Hafa Afrosweet está formada por un grupo de mujeres músicas que ya venían empoderadas de casa. La premisa es clara: pasarlo bien juntas haciendo lo que les da la gana.
En un estadio donde el bombo truene, un live aid en Nueva Orelans, en alguna zona en Francia o donde se celebre la dimisión de Abascal. Ese es el concierto definitivo soñado por las Hafa. Les encantaría colaborar en algún tema solidario que, a través de la música, ayude a mujeres en situaciones de vulnerabilidad.
Hafa Afrosweet, juego de palabras sacado de “have a dream” y del término afrobeat, es ese grupo de música que te recuerda que tú puedes y que no estás sola. En su haber mezclan distintos estilos musicales como el reggae, el soul, el funky, y por supuesto el afrobeat. Dificil quedar impasible en sus conciertos. El patrón se repite en cada directo: por muy desconocedora que la audiencia sea de su música, todo el mundo acaba entrando al trapo. Hafa es una invitación colectiva al baile, a la rebelión a través del amor, a que deshagas ese nudito que tienes en la garganta.
Originalmente el grupo lo forman Marina Blanot, cantante; Ana Morga, a la percusión; Sara González, a la batería; Inma Claudio, al bajo y coros junto con Laura Nadal, que también toca el teclado; Belén Martín, al saxo; y Elena (Helen) Castelló, a la guitarra. Después aumentarían la familia con Mónica Viera, al saxo, y Rosa Verdugo, a la trompeta.
Se juntaron porque necesitaban otras formas de hacer música y crearon un espacio propio que sienten prácticamente como un hogar
Todas ellas tienen un profundo recorrido en el mundo de la música, tanto a escala individual como grupal. En sus currículums suenan nombres como Tongo, The Clams, Alameda de Osoulna, Teixidoras, Iratxo, Wazungu, Criaturas del aire, o Goymamba, aunque su talento va más allá de los carteles.
Se juntaron porque necesitaban otras formas de hacer música y crearon un espacio propio que sienten prácticamente como un hogar. Esa es la sensación que transmiten en la complicidad del ensayo. Una, cualquiera de ellas, propone y todas se disponen. De la misma manera discurre la entrevista. Acaban las ideas de la otra, se validan, matizan. “Confiamos muchísimo en la otra”, dice Ana Morga en un momento dado, y sin saberlo me ha dado el titular.
Charlamos un rato con Ana, Marina, Inma, Sara, y Laura, quienes nos hacen una parada y nos comparten un trocito de su ensayo.
¿Qué es el afrosweet?
Laura: Empezamos a tocar afrobeat, porque era nuestra inclinación primigenia, pero vimos que nos salía como más suavecito, más dulce. Y lo llamamos afrosweet.
Inma: A veces no tan suavecito. Tiene otro flow.
Laura: Al principio queríamos hacer afrobeat.
Marina: No teníamos los suficientes vientos. Ahora ya los tenemos pero estamos haciendo afrosweet, no afrobeat (ríen todas).
¿Creéis que el término afrosweet os puede jugar en contra, o puede sonar como una música light? A fin de cuentas, el afrobeat no deja de estar muy masculinizado.
Marina: Nos da un poco igual lo que piense la gente. Nos hemos inventado una palabra que define nuestro estilo. No tocamos afrobeat, ni funky, ni reggae. Es una mezcolanza de todo. Que esté la palabra “afro” ya describe un poco que va a tener raíces africanas.
Inma: Sweet tampoco significa que sea dulce, ¿no?
¿Cuáles son vuestras influencias?
Marina: A mí me gusta jazz, el blues, me gusta el soul, me gusta el pop, me gusta el rock. Y no soy ni rockera, ni rapera, ni me siento de ningún estilo en particular. Admiro muchas canciones de diferentes estilos y lo que tenemos este grupo es que cada una nos gustan canciones dispares, random, que hace que tengamos un abanico de alternativas para mezclar.
Laura: Escuchamos a Nina Simone, Rozalén, Luz Casal, María Pelae, Björk, Rebeca Lane, Ke te kalles, La Jose, Amparanoia, La Mari de Chambao, Perotá Chingó, Aurora García, Travis Birds, Maui de Utrera, Las Migas, Ana Tijoux, Tremenda Jauría, María Ruiz, “La Mare”, Eva Sierra, Pilu Velver, Natalia Lafourcade, Alicia Ramos… Aparte que la banda nace del ritmo.
¿De dónde nace Hafa? ¿Qué os trae a Hafa?
Marina: Todas estábamos haciendo música de manera profesional, con un repertorio cerrado, que ya has trabajado en un momento y a rodar. Y este espacio se creó sin expectativas, sólo para pasar el rato, grooveando y experimentar. Y empezaron a salir canciones con más forma de la que esperábamos.
Ana: Cada una teníamos nuestro porqué, que no estaba pactado, pero que de repente se dio. Yo necesitaba un espacio nuevo, distinto, y me dio por contactar a pibas que les apeteciera algo así, y la verdad que todas dijeron que sí a la primera.
Marina: Sara es que entró un poco más tarde
Ana: Pero fue a la primera batería que llamé…
Inma: ¡Anda, yo no sabía eso!
Laura: ¡Hostia! ¿Y dónde estabas?
Sara: Pues porque estaba con Eva Sierra que andaba con su proyecto personal, tocaba con las Teixidoras, y estaba con Tongo. Y le dije a Ana “hostia, suena que flipas, pero es que ahora mismo debería dejar una banda”. Y justo, poco a poco, me quedé solo con Tongo, y me llamó Maylín J. Hojoy, [la primera batería] para hacer sustituciones, y le dije a Ana “llámame para todas las sustis que tengas”. Descubrir esos temazos fue maravilloso. El primer concierto que vi fue en La Tempo con Wazungu. Y dije “¿pero, estas pedazo de zorras…?”. Me pillé un pedo por vuestra culpa (risas).
Marina: Era necesario tener algo solo para pasar un rato agradable, improvisar.
Ana: El afrobeat lo da. La palabra afrobeat como concepto de unión. Es el lugar en el que más libre me he sentido.
Laura: Es un espacio de descanso musical. Necesitábamos quedar con gente que tenga ganas de tocar por tocar.
Ana: Teníamos la sensación de que algo nos faltaba, y cada una fue poniendo lo que necesitaba. No pidiendo, poniendo.
Entonces, lo que empezó siendo una pachanga terapéutica… (risas)
Inma: Lo hemos acabado petando. Me gusta eso de pachanga terapéutica.
Ana: Podíamos cambiar el nombre… (más risas)
… termina cogiendo cuerpo en Dream, vuestro primer ep (siglas de extended play), lanzado en 2019 compuesto por cinco temas en los que se reflejan esa mezcolanza de estilos musicales a los que Marina alude, pero sobre todo esas ganas de hacer músicas sin ataduras, sin un objetivo concreto más allá que el de pasarlo bien. ¿De dónde viene el mensaje de vuestras canciones cuánta política, cuánta emoción, cuántas cosas de vuestro día a día, hay en esos temas?
Inma: Hay de todas esas cosas que has dicho. (risas)
Sin embargo nunca señaláis directamente a quien causa esas cosas que os perturban.
Laura: Hay rabia pero no hay odio.
Marina: La que más escribe es Inma, pero estamos todas supermega de acuerdo con lo que escribe.
Inma: Y si no me lo cambian. (risas)
“Somos perras viejas, si buscas agradarle a los demás no das en la clave”
¿Para quién es la música que hacéis?
Marina: Primero para nosotras.
Laura: Somos perras viejas, si buscas agradarle a los demás no das en la clave.
Inma: Tocamos para nosotras pero resulta que luego la peña conecta. Hay peña muy joven que conecta porque es algo que no ha escuchado en su vida y le suena antiguo. Luego hay gente que conecta porque somos mujeres y por lo que decimos.
“Nos respetamos de manera individual. Cuando alguien habla hay silencio. Nos admiramos”
Resulta curioso que, de ser personas que no se conocían prácticamente en un principio, hayáis sabido conectar tan bien, y comunicaros de una manera tan natural. Eso se ve en los conciertos. Parece casi el clásico relato de ficción al que nos acostumbran las películas o series sobre las grandes bandas. ¿Cómo se da esa sinergia entre personas que son desconocidas?
Ana: Pues parece cosa de magia, pero en realidad fue todo muy natural.
Laura: Como siempre he estado en bandas de tíos, y siempre me están dando lecciones de cómo tengo que hacer mi música, pues personalmente es una decisión natural. Mis compañeras son la ostia y seguro que tienen mogollón que aportar. Sin poner en duda nada, porque llevas toda la vida puesta en duda por ser tía. Para mí Hafa es un espacio en el que no se da esa dinámica tan habitual que las propuestas se cortan. La que tiene que aportar, que aporte, y a lo mejor luego no cuadra, pero no se corta.
Inma: Lo probamos todo, todo, todo.
Marina: Para trabajar bien hay que probar mogollón de cosas, y que una a la otra tenga la libertad de decirle intenta esto a ver si cuadra conmigo y que la otra no se sienta ofendida. Confiamos en la otra porque se escucha cómo encaja cada una. Nadie quiere tocar por encima de nadie. Es encontrar su lugar. No ha habido ningún arreglista que dijera “mete aquí el cencerrito o el teclado”. Es que ella ha sabido que ahí el cencerrito podía quedar bien, y ella ha metido el bajo y la otra…
Inma: Hay un liderazgo muy compartido.
Ana: Yo creo que aparte hay mucho respeto. Nos respetamos de manera individual. Cuando alguien habla hay silencio. Nos admiramos. Confiamos muchísimo en la otra.
Laura: Cuando haces música y notas en la nuca la mirada de alguien. ¡Tocas peor! Y eso aquí no pasa.
¿Cómo es vuestro estar de cara a ellos? ¿Cómo reclamáis vuestro espacio? Por poner un ejemplo concreto: me han chivado hace un rato, que una frase recurrente cuando ven aparecer a Sara (batería) es ¿bueno y el batera, cuándo llega? ¿Cómo lidias tú con eso?
Sara: No sabría decirte. Lo tengo muy naturalizado. Me pasa muy a menudo. Curro de técnico de sonido que casi no hay tías, entonces claro, cuando voy de visita técnica con mi compañero sólo le hablan a él, no me miran a mí, y él no tiene ni puta idea, entonces él me pregunta a mí.
Laura: Eso es micropedagogía. Porque la persona que lo ve, de repente ¡pim! le hace una explosioncita en la cabeza. Nosotras hacemos micro-pedagogía en ese sentido. Llegamos al escenario y ven que somos todas tías y ya no esperan al batería.
Ana: Con mucha psicología y una paciencia infinita. Muchas veces no te quieren escuchar, no quieren hace lo que les estas pidiendo y te quieren convencer de que lo que estas pidiendo no es. Y te vuelvo a decir, y te vuelvo a decir, y te vuelvo a decir. Hasta que al final hacen caso. Con inteligencia y conocimiento. Y entonces ven que lo que estabas pidiendo es lo que funciona.
Laura: Ahí sí que les explota la cabeza.
¿Tenéis la sensación de que, por ser mujeres se espera más de vosotras?
Todas a coro: Menos, se espera menos.
Marina: Se mueven entre el paternalismo y el menosprecio.
Inma: Siempre está la frase esta de “para ser chicas tocáis todas muy bien, pero es que todas”.
Lo digo porque da la impresión de que mujeres artistas tienen que hacer más para llegar a una valoración igual.
Laura: Pero en esos casos muchas veces estas sola. Tú vas con una banda solo de tíos y a mí me han llegado a preguntar si sé cómo se enchufa el teclado.
Sara: Por lo menos los técnicos no esperan más, al revés, se creen que somos gilipollas.
Ana: Te dicen “si quieres más bajo me haces así” (gesticula con la mano), “y si quieres batería me haces asá” (gesticula de nuevo).
Sara: Normalmente pasa que se sorprenden mucho y se ven con la potestad de decir lo mucho que se han sorprendido de bien. Es curioso, porque, joder yo no te he dicho “Con la pinta que llevas parecía que no ibas a sonorizar bien, porque pareces sordo.” Pero no te digo luego “Oye, y lo bien que has sonorizado para parecer sordo…” (risas). Y con nosotras pasa, se sienten contentos. “Oye, pues, son las putas amas. Se lo voy a decir para que los sepan”. “Oye, sois las amas”.
Laura: Yo sí me cabreo.
En contraposición a este tipo de tratos habéis estado en diferentes eventos con un el foco puesto en las músicas, como el festival 100% mujeres, que se celebra en La Azucarera, Granada, o en Territorio Violeta que tiene lugar en El Escorial, Madrid, y os soléis dejar ver por el Mujeres en vivo, también en Madrid. ¿Cómo de importantes son estos espacios para vosotras?
Ana: Cambia mucho el tema y se está muy a gustito (risas).
Marina: Al final todo lo que sean proyectos que ponen en el centro a la mujer cómo música siempre es algo en lo que nos encontramos cómodas. Tanto como para aportar, como para ser visibles.
Laura: Estamos más tranquilas. La comunicación es de otra manera.
Ana: No te hacen el gestito con la mano.
Marina: Son espacios, especialmente el 100 % mujeres creados por y para nosotras. Entonces es muy diferente el estar, cómo se nos mira. No hay esas dinámicas que hablábamos antes. Es todo más natural y sencillo.
Habéis compartido escenario con bandas referentes en la escena del afrobeat como Ogún Afrobeat, o Newen afrobeat. Tenéis una colaboración con la Mari de Chambao. Habéis tocad por toda la península y Baleares. ¿Hacia dónde va el grupo?
Laura: Hacia el infinito y más allá (risas).
Inma: Queremos ir a Latinoamérica, África, Europa. A mí me gustaría salir de España.
¿Dónde os fliparía tocar cuál sería el sitio perfecto?
Ana: A mí me fliparía tocar en nueva Orleans en un sitio que se llama Lafayette
Sara: A mí en un estadio de futbol el que fuera. Hacer así (y da al bombo). Me engorilaría solo con la prueba de sonido (risas.) Decir “¡lo tengo, lo tengo!”. La impresión de ver a tantas cabecitas y hay tanta potencia de sonido. Se me mezcla la técnica con la música, los vatios, el bombo. En un estadio así moriría, se me peta el corazón. Estaría preparada para morir.
Laura: A mí me encantaría tocar en un live aid.
Inma: Eso ya no se hace, ¿no?
Laura: Pero me encantaría. Se hicieron dos para recaudar por el sida, y los grupazos. Y porque la gente está entregada, en vez de estar a ver si le ponen una copa con la pulsera.
Inma: En festivales que mezclen música con alguna causa social que se quiera revindicar. O un Womad.
Laura: En la caída del muro de Berlín.
Inma: En la caída de Vox.
Laura: Se acavox (más risas).
Inma: O cuando Sting hizo lo del Amazonas.
Laura: En uno de esos sí. O el Rototom.
Marina: A mí en Francia. En el campo de futbol del París Angermen. He visto tantas veces en dvd que se ve desde arriba así con todas las luces…
Inma: No estamos tan lejos vamos a tocar en Touluse.
¿Un deseo para Hafa?
Inma: Ensayar (risas) todas juntas
Marina: Una gira donde se nos valores donde podamos llevar nuestra propia técnica de sonido.
Laura: Y de luces
Marina: Y de luces donde podamos hacer nuestro propio espectáculo y que el sonido tenga su producción.
Inma: Que la agencia de cooperación nos hace una gira para tocar en África, India o Latinoamérica y hagamos talleres con las mujeres (asienten todas).