Nuestro barrio no es un hotel. Desde el corazón de la gentrificación
San Francisco es el que más pisos turísticos acoge y, a la vez, el barrio donde más desahucios se ejecutan de todo Bilbao.
Hemos recuperado una parte de un piso turístico del barrio de San Francisco, uno de los muchos pisos de una especuladora que hace negocios con la turistificación de nuestro barrio. El objetivo de esta acción simbólica es señalar, en general, a la industria del turismo y, en particular, a todos esos buitres capitalistas (bancos, fondos de inversión, agencias turísticas y especuladores privados) que se lucran a costa de nuestra desposesión.
La turistificación es una de las lacras que está carcomiendo nuestros barrios. Entre la multitud de problemas que esta crea (precarización, militarización, folklorización y museización del barrio…), el más sangrante es, sin duda, su impacto en la cuestión de la vivienda. Un barrio turistificado es un barrio donde, paulatinamente, van desapareciendo los alquileres residenciales, sostituidos por pisos turísticos y “alquileres temporales”. Con todas las consecuencias que conocemos: aumento desorbitado de los alquileres, fin de los contratos de renta antigua y, evidentemente, miles de desahucios de personas que no pueden hacer frente a esta nueva situación.
En los últimos años en Bilbao el número de pisos turísticos ha aumentado más de un 35 por ciento. Hoy en Bilbo hay más de 1.500 pisos turísticos, de los que casi la mitad (700) se encuentran en los barrios en los que trabaja el sindicato de vivienda AZET (San Francisco, Bilbao la Vieja, Atxuri y Siete Calles). Si estos datos son escalofriantes, todavía más lo son si los juntamos con otro dato: San Francisco es el que más pisos turísticos acoge y, a la vez, el barrio donde más desahucios se ejecutan de todo Bilbo.
Hemos realizado esta acción para denunciar los efectos devastadores de la turistificación; pero también, y sobre todo, para señalar a los responsables: bancos, fondos buitres, empresas y agencias de la industria del turismo, especuladores individuales y, cómo no, el Ayuntamiento de Bilbao, sin cuya colaboración la mercantilización del barrio y de la vida sería imposible. En concreto, y para poner cara al enemigo, queremos señalar directamente a dos empresas que se están enriqueciendo en nuestros barrios a costa de la miseria de nuestra clase. Por una parte, Alameda Flats, quien tiene más de 50 viviendas turísticas en Bilbo. Por otra parte, Inversiones Belfeta, propietaria de 15 viviendas turísticas en la ciudad, 12 de ellas en San Francisco y Siete Calles. Estos son los nombres y rostros de los enemigos, de los que están convirtiendo nuestro barrio en un escaparate turístico, de los que nos están echando de nuestros barrios…
Cuando llega un piso turístico a tu portal, cuando tu calle se llena de pequeños hoteles o cuando tu barrio se convierte en un centro comercial a cielo abierto… los intereses de clase quedan al descubierto: las que tenemos una casa y pagamos una hipoteca a un banco, las que pagamos un alquiler a un rentista y las que hemos okupado un piso de un banco o un fondo buitre SOMOS LO MISMO y vamos a pagar las mismas nefastas consecuencias. Somos clase trabajadora endeudada y, si no nos organizamos, empresas como Alameda Flats e Inversiones Belfeta acabarán echándonos de nuestra vivienda y de nuestro barrio.
La turistificación pone de manifiesto quiénes son los potenciales aliados y quiénes los enemigos. A un lado está la clase propietaria, la que convierte la vivienda en una mercancía, los especuladores que se lucran con los pisos turísticos. Al otro lado estamos todas las demás: las que cada vez sufrimos más para llegar a fin de mes, las que “nos apretamos el cinturón” para pagar los aumentos de la hipoteca, las que tenemos que okupar porque hemos sido desahuciadas o nos han despedido del trabajo, las que buscamos un segundo trabajo para poder pagar el alquiler, las para quién tener un trabajo o una vida “legal” se ha convertido en un puto privilegio… Todas las que luchamos por sobrevivir en este infierno cotidiano en el que se han convertido nuestros barrios.