20 años de Veronica Mars y las luchas feministas que relató

20 años de Veronica Mars y las luchas feministas que relató

La serie creada por Rob Thomas se estrenó cuando muchas de nosotras todavía no teníamos la edad ni el conocimiento social necesarios para apreciar su atrevida propuesta feminista.

Texto: Raque Ogando

Cartel de 'Veronica Mars'.

18/09/2024

Cuando vuelves a ver una película o serie de tu adolescencia siendo adulta, y descubres en ella cosas que antes no tenías capacidad para advertir, siempre la valoras de distinta forma. Quizá lo más habitual es que te decepcione, bien sea porque tu yo madura se ha vuelto consciente y crítica y ya no es tan impresionable o porque la obra ha envejecido mal, como suele decirse cuando son el pensamiento y la moral de la sociedad lo que ha evolucionado y la obra pasa a parecernos irreflexiva e insensible. Pero, en ocasiones, las segundas veces son mejores, incluso mucho mejores, que las primeras.

Es el caso de Veronica Mars y su adelantadísima conciencia de género. La revista estadounidense Slate, especializada en política y cultura, llegó a publicar un artículo bajo el título ‘Cómo Veronica Mars anticipó astutamente el #MeToo’ y la CNN otro en el que la calificaban como “inquietantemente profética”. Este mes se cumplen 20 años del estreno de esta serie de culto tan ovacionada por la crítica y es momento de hacer un detenido repaso por los temas de interés feminista que abarca y de animaros, encarecidamente, a que la veáis.

Para las que no la seguisteis durante su paso por televisión, Veronica Mars (Kristen Bell) es una adolescente que ayuda a su padre, Keith Mars, en su nuevo trabajo como detective privado, actividad a la que se dedica desde que fue destituido de su puesto como sheriff de Neptune (ciudad ficticia de California) por haber acusado a uno de los hombres más poderosos de la ciudad, Jake Kane, de ser el autor del asesinato de su propia hija, Lilly Kane (Amanda Seyfried), mejor amiga de Veronica. Esta es la trama con la que arranca la serie: el objetivo de Veronica de averiguar quién es el asesino de su mejor amiga, para llevarlo ante la justicia y para restituir la reputación de su padre. Por si esta fuera poca tarea, Veronica es víctima de violación tras sufrir una sumisión química, otro misterio que trata de resolver en paralelo. La historia se compone de tres temporadas emitidas por televisión entre 2004 y 2007 (a través de UPN y The CW en Estados Unidos, y en 2008, de Clan TVE en España), seguidas de una película de 2014 financiada por su entregada comunidad de fans (que puede presumir de haber batido todos los récords de recaudación de Kickstarter) y una cuarta temporada en 2019 (estrenada en Hulu, ahora parte de Disney +).

La serie presta especial atención a la amistad entre mujeres

Su creador, Rob Thomas, inicialmente la escribió como una novela con protagonista masculino, pero posteriormente decidió reescribirla cambiando el género del personaje porque pensó que sería innovadora e interesante una serie noir (género con un target tradicionalmente masculino) desde una perspectiva femenina. Esto permitió que Thomas pusiera en el centro de la serie la violencia contra las mujeres en una amplísima variedad de formas, algo que logró con tal perspicacia y empatía que impresiona no solo por lo anterior que es al movimiento #MeToo, sino porque es un hombre quien está detrás de la historia. Estas violencias, además, Veronica las combate con muchos rasgos de personalidad normativamente achacados a hombres: tiene un carácter irreverente y desafiante, es obstinada, vengativa y pese a haber sido marginada en el instituto por el enfrentamiento de su padre con la familia Kane no se esfuerza por recuperar la aceptación de nadie; ella expresa abiertamente su desprecio por sus compañeros y profesorado sin escatimar en comentarios mordaces. Aun con esa actitud aparentemente misántropa, la serie presta especial atención a la amistad entre mujeres, al vínculo que une a Veronica a Lilly, por la que está dispuesta a exponerse a tantos peligros como sea necesario, siempre armada con su taser y protegida por su fiel pitbull, Refuerzo (en la versión original, Backup).

En un artículo de CNN titulado ‘Cómo Veronica Mars ayuda a sanar a algunas supervivientes de agresión sexual’ Celeste Smith, superviviente de una agresión sexual en la ciudad de Plano (Texas), decía que llevaba una década recomendando la serie, que era su favorita y que la hizo sentirse acompañada, y añadía: “Veronica canaliza su dolor ayudando a otras personas. Creo que se debe a lo que ella pasó cuando buscó ayuda. Ahora ella quiere ayudar a otras mujeres que están pasando por lo mismo”. No obstante, en una entrevista también de la CNN, Thomas, respondiendo a la pregunta sobre por qué en la última temporada de Veronica Mars la violencia sexual ya no tiene tanto protagonismo, dijo: “Me pregunto si yo, en el contexto actual, hubiera sido lo suficientemente valiente como para escribir a Veronica como una víctima de violación. Es un terreno peligroso, en particular para un escritor masculino. No quieres equivocarte en estas cosas. La gente te atacará si cree que la experiencia emocional no es precisa. Te hace pensar mucho sobre lo que estás escribiendo hoy”.

La crítica a la cultura de la violación está muy presente a lo largo de la serie, no solo en el caso del violador de Veronica, también la trama principal de la tercera temporada trata de una sucesión de mujeres que están siendo agredidas sexualmente y rapadas en una hermandad femenina de su universidad. Ante estas agresiones en serie, las estudiantes reaccionan organizándose colectivamente (a veces con más acierto y otras con menos): en las fiestas universitarias reparten a sus compañeras posavasos detectores de droga y, al acabar la fiesta, les ofrecen un servicio de recogida y traslado en coche a su residencia; convocan manifestaciones para demandar medidas (aunque segregacionistas) como prohibir a los hombres la entrada en la residencia de mujeres, y el periódico de la hermandad comienza a funcionar como un medio feminista que investiga y denuncia las conductas machistas de la hermandad masculina. Mientras tanto, en la hermandad masculina, los hombres tienen un concurso que consiste en asignar puntuaciones a las mujeres, las cuales ellos acumulan al acostarse con ellas, y utilizan su periódico para escribir artículos de humor misógino que el decano se niega a penalizar apelando al derecho a la libertad de expresión.

La relación de Veronica con las feministas de la hermandad es por momentos tensa. En algunos episodios, su actitud hacia ellas transmite que las considera demasiado cegadas por su revanchismo al juzgar a los hombres; en otros, las comprende y las defiende. En el tercer episodio de la tercera temporada hay un diálogo con un mensaje feminista asombrosamente precoz para tratarse de un programa de prime time de esa época: Veronica está leyendo en el periódico de la universidad una noticia sobre las violaciones encabezada por una foto de un grupo de feministas desnudas de cintura para arriba en un acto de protesta, cuando aparece su novio, Logan, y comentan:

– Logan (bromeando): ¡Vaya! ¡Nudismo!
– Veronica: Si llevas palabras escritas en tu cuerpo no es nudismo, es discurso político. Es tomar el control de tu cuerpo para subvertir la mirada objetivadora masculina y…
– Logan: Baaaaaasta. Ya has acabado la universidad por hoy.

Es reseñable también otro mensaje de esa temporada relativo al mito de la víctima perfecta. Una de las estudiantes que han sido agredidas sexualmente, Parker, lejos de permanecer todo el curso traumatizada por lo que le ha ocurrido, les pide a Veronica y su amiga Mac que vayan con ella a una fiesta e, intentando convencerlas, les dice: “Que sepáis que vamos a dar mucha pena si la chica que más ganas tiene de recibir visitas masculinas es la víctima más reciente de agresión sexual”.

Otros temas que aborda la serie son la desconfianza social e institucional hacia las denunciantes, el ostracismo al que se las condena cuando deciden romper el silencio, el uso de información sobre su vida sexual para retratarlas como mujeres indecentes y desacreditar sus testimonios, la sextorsión (algo sorprendente si tenemos en cuenta que las nuevas tecnologías de comunicación y mensajería móvil eran algo muy reciente a principios de los años 2000), las jerarquías masculinas y la violencia sexual entre hombres.

Fotograma de ‘Veronica Mars’.

Más allá de eso, Neptune es una ciudad en la que no existe la clase media, donde conviven superestrellas de Hollywood y multimillonarios del software con familias humildes que apenas llegan a fin de mes. Al principio, Veronica era admitida en el grupo de los chicos y chicas ricas y populares del instituto, dada su amistad con Lilly y el cargo de su padre como sheriff, pero tras el asesinato de Lilly y el conflicto de su padre con los Kane, Veronica es excluida de la pandilla, lo que la lleva a experimentar un brusco cambio de clase en su entorno social. Así, Veronica pasa de codearse con la élite a relacionarse con estudiantes racializados y precarios, como su mejor amigo, un chico negro llamado Wallace, o Weevil, el líder de una banda de moteros de las llamadas chicanas en Estados Unidos. Esto coloca a Veronica en una posición desde la que va descubriendo y revisando sus prejuicios clasistas y que refuerza su aversión a la policía, con la que se mete en constantes problemas por destapar su abuso de poder, su corrupción y su ineptitud. Una escena de la segunda temporada muy reveladora de la conciencia de clase y de género que ha ido adquiriendo Veronica es cuando, vestida con su uniforme de camarera para ir a trabajar, se encuentra con Logan, su exnovio, en el ascensor y él se mete con ella comparándola con los siete enanitos cuando iban a la mina, a lo que ella replica comparándose con Blancanieves, dándole a entender que trabajar no es solo ir a la mina (Blancanieves se pasaba el día haciendo siete camas, cocinando para siete, fregando, barriendo…), en claro reconocimiento de que el trabajo doméstico de las mujeres también es trabajo.

Por último, algo muy interesante y que también parecen haber pasado por alto todos los artículos sobre la serie es el contraste entre la hiperpaternidad de las personas ricas (altas expectativas hacia los herederos y herederas de sus fortunas, excesiva vigilancia y control sobre sus vidas, crianza vertical…) con la bellísima relación de igualdad, respeto mutuo y cariño entre Veronica y su padre. Porque en Veronica Mars, contra todo pronóstico de estereotipo de género, es la madre y no el padre quien abandona a la hija, quien arriesga su matrimonio por un amante y quien sufre de alcoholismo. Y es ese sentimiento de traición y orfandad que habita en Veronica, ese primer gran desengaño amoroso, el amor no correspondido hacia su madre, lo que deviene en un profundo sentido de la lealtad y del deber que le impedirán, hasta el final de la serie, dejar a su entorno afectivo y salir, por fin, de Neptune.

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