¿Qué tiene de romántica la adopción?

¿Qué tiene de romántica la adopción?

Las narrativas imperantes ensalzan la decisión de adoptar criaturas como un acto ejemplar de altruismo, un sacrificio para lograr la familia anhelada o la respuesta a historias traumáticas. Las personas adoptadas con un enfoque crítico reclamamos otros imaginarios que reconozcan nuestro poder y que pongan nuestras voces en el centro.

Texto: Leyao Rovira

"Puta china de mierda vete a tu puto país"./ Marta Qin*

18/09/2024

Aceptar la adopción como una forma válida de tener hijes es problemático. Curiosamente, resulta controversial e incómodo afirmar esto, en especial, para la gente no adoptada o no afectada por esta situación o condición. ¿Hemos de pensar en la adopción como un modelo familiar no normativo?

La sociedad experimenta ahora una diversidad de estructuras familiares que, para según qué generaciones anteriores, es impensable. Hay personas concebidas por y para la familia biológica, hay personas concebidas por adopción o personas nacidas mediante técnicas de reproducción asistida. También podemos mencionar la gestación subrogada, que se traduce en explotación sistemática del cuerpo tradicionalmente femenino con relación de poder incluida. De cualquier modo, sin cuestionar la dimensión ética de algunas de las realidades anteriores o sus variables, estos nuevos escenarios provocan dudas o nuevas visiones sobre el concepto de la familia.

Adoptar no es un motivo de veneración. Ninguna persona es un producto u obra de exposición.

¿Qué es la adopción? Consiste en un acto jurídico que legitima la creación de un vínculo de parentesco entre dos figuras, adoptante y adoptada, estableciendo entre ellas una relación de paternidad o maternidad con sus mismos efectos legales. Obviando la definición académica, es un modo de tener hijes igual de natural que tener descendencia biológica. Habrá distintos casos o formas de concebirla o lidiar con este proceso personal. Sin embargo, es responsabilidad y decisión de cada persona hacer introspección, búsqueda de orígenes o gestionar esto que, sí o sí, determina tu vida en cierta medida. Ser una persona adoptada es una condición, un indicador de un abandono e historia concreta. Una parte de tu vida. Te permite conocerte, entender tu pasado. Y no. No tiene por qué interesarte o ser incondicional para alguien tener información. No obstante, puede ser revelador investigar sobre la incógnita de la ecuación provocadora de tu presente.

Generalmente, hay una serie de expectativas perpetuadas que crean siempre un imaginario presente en la forma de hablar o en la cultura. Se romantiza la adopción. ¿Qué significa esto? Partiendo de la base de que tener hijes no es ningún derecho, este curioso fenómeno denominado como “romantización de la adopción” forma parte de la crítica de un posicionamiento activista no muy popular. Hace referencia a la tendencia de definir la adopción sin contrastar opiniones, sin colocar en el centro el sujeto adoptado. Sin cuestionar los siguientes puntos clave:

Percibir la adopción como la oportunidad consciente o no de mostrar un supuesto acto altruista ejemplar, para visibilizar la buena obra realizada, sin priorizar el deseo de tener hijes en el centro. No es un motivo de veneración. Ninguna persona es un producto u obra de exposición. Con frecuencia, se adopta sin hacer una reflexión profunda.

“Una persona que adopta es admirable”. “Qué suerte tienes al tener unos padres así”. “Definitivamente, su bondad no tiene límites”. “Una acción como ésta dice mucho de la persona”.

Pensar en la adopción como un sacrificio. Como un último método por no poder tener hijes biológicamente, renunciando completamente al deseo narcisista de verte a ti en el físico de la persona o tener descendencia de sangre, que es,  al parecer, una necesidad vigente común.

“Supongo que es una forma diferente o alternativa de tener hijes”. “Lástima que no será de sangre”. “No se parece a ti”. “¿Por qué no pudisteis tener hijes de forma normal? Seguramente ha sido por infertilidad ”. “¿No te gustaría que fuera tuya de verdad? Ya me entiendes”.

Sentir lástima sin ningún contexto, sin saber nada del caso. Reducir la vida de una persona adoptada o la adopción únicamente al momento de separación o de renuncia.

Provocar indirecta o directamente en sus hijes cierta sensación de deuda o culpa hacia sus hijes, aludiendo a  la oportunidad brindada de haber vivido una supuesta mejor vida, gracias a toda la dedicación e inversión. Tanto material como emocional. Adoptar es un acto de voluntad propia. No es ningún favor.

“Con todo lo que hemos dado por ti…” “Me han dado una nueva vida, claramente les debo todo”. “Si no fuera por mis padres, no estaría donde estoy ahora”. “Soy consciente de la vida que tengo, y es gracias a elles”.

Ver la adopción de forma catastrófica y patologizante. Sentir lástima sin ningún contexto, sin saber nada del caso. Reducir la vida de una persona adoptada o la adopción únicamente al momento de separación o de renuncia. Tratar la adopción como un tabú, como algo que se puede esconder o decorar de forma legítima o justificada. Como un motivo para alterizar o discriminar. Todo esto comporta una sobreprotección excesiva, una infantilización o falta de credibilidad hacia el individuo. Por no hablar de las faltas de respeto vinculadas a los prejuicios propagados sin fin.

“¿Por qué te abandonaron?” “¿Y tus padres de verdad?” “Pobre, suficiente tiene ya con todo esto”. “Mejor no hablar del tema, se traumará más”.

No hay un perfil psicológico concreto, no es beneficioso difundir un discurso que generalice  las vivencias de las personas adoptadas como víctimas de la sociedad. Cada adopción es diferente. Depende de la historia, del contexto, de la edad, la relación existente o no con la familia biológica y la fundamental relación con la familia adoptiva.

Creer e interiorizar que la adopción determina psicológicamente cómo eres en tu totalidad, lo que te reconoce como víctima de la sociedad constantemente, condicionada absolutamente. No, no hay un perfil psicológico concreto definido, no es beneficioso difundir un discurso que generalice  las vivencias de las personas adoptadas. No todo es aplicable para todes. Cada adopción es diferente. Depende de la historia, del contexto, de la edad, la relación existente o no con la familia biológica y la fundamental relación con la familia adoptiva. Este último factor es importante.

“Todas las personas adoptadas sufren un extremo miedo al abandono con todos sus vínculos”. “Todas las personas adoptadas darían la vida por conocer a su familia biológica”. “Todas tienen mucha inseguridad y sentimiento de no pertenencia”. “Como conozco mucha gente adoptada con depresión, pensaba que os ocurre a todes”.

Concebir la adopción desde una posición colonialista, racista, de salvacionismo blanco, cuando se trata  en concreto de gente racializada. Básicamente, el “síndrome del salvador blanco” es una descripción sarcástica o crítica de una persona blanca que se muestra como una de las grandes libertadoras, rescatadoras de personas racializadas. Lograr una limpieza de imagen es la finalidad.

“¿De dónde eres?” “¿Tus padres son como tú?” “Te han venido a buscar del África, pero calma, que realmente no eres de allí, eres más una persona blanca que negra”. “Allí lo hubieras pasado peor”. “¿De verdad querrías experimentar lo que es vivir en ese lugar pobre?” “Si te hemos adoptado ha sido para darte una oportunidad en Occidente, porque te queremos y deseamos lo mejor para ti, no lo olvides”. 

Sol – 月./ Marta Qin*

Hay múltiples tabúes. Frecuentemente, los casos se  narran desde la mirada de la familia adoptiva, de forma que se pone  ésta en el centro. De este modo, es necesaria la información en primera persona sobre la comunidad de personas adoptadas. O bien se establece un ideal de la persona adoptada, que marca  cómo ha de sentir o comportarse. A menudo confluyen  estos distintos puntos.

Se acostumbra a representar a la figura adoptada en la adolescencia con una personalidad complicada, alta fragilidad emocional, o inestabilidad máxima, un carácter conflictivo o hasta agresivo.

Dentro del contenido audiovisual de ficción, hay un notable patrón. Se acostumbra a representar esta figura en la adolescencia con una personalidad complicada, alta fragilidad emocional con victimización incluida o inestabilidad máxima. Frecuentemente, se manifiesta un carácter conflictivo o hasta agresivo, con un tono criminalizante. Se acentúa la visión de no conocer la familia biológica como sinónimo de desear conocer estas personas, arbitrariamente, sí o sí. Además, se difunde la idea de la existencia de un vínculo intenso entre ambas partes sin conocerse. Demasiado utópico.

Algunas personas lo sentirán de esa forma, pero no todas. Cualquier persona sin una deconstrucción, una validación o una introspección sin filtros puede fomentar estos discursos sin ser consciente. No se trata de incriminar a nadie. Al contrario, el fin es entender cuál es nuestro poder o papel colectivo. Hasta las personas adoptadas sin una sanación real romantizan su proceso. Es lícito. Comprensible. Igualmente, tiene unos efectos peligrosos, manifestados o no. Sin duda, destaca la negación hacia su procedencia o vivencia.

Gestionar una situación probablemente traumática o confusa no es de buen gusto. Percibir la adopción de forma negativa provoca dolor e invalidación emocional. Influye en la forma de entender las relaciones. Como consecuencia, pueden surgir conflictos dentro del núcleo familiar adoptivo por la habitual falta de herramientas o miedos no tratados. Es sorprendente la cantidad de casos donde les adoptantes no ofrecen facilidades para permitir a sus hijes conocer sus orígenes, pese a que es un derecho reconocido en la legislación española. La mayoría de las personas adoptadas concienciadas de su condición y con preguntas se encuentran afectadas porque siguen encontrándose  en una zona gris. Reclaman recursos reales por parte de las instituciones u organizaciones, como un seguimiento constante de la familia adoptiva o entrevistas a las personas adoptadas durante las posteriores etapas a la infancia

 

Adoptar no es comprar una vida.

Adoptar no es siempre una segunda opción.

Adoptar no ha de ser la solución a un trauma de infertilidad.

Adoptar no es una sustitución de una persona con consanguinidad.

Adoptar no ha de ser vivido como un acto altruista.

 

Si quieres adoptar, pregúntate por qué.

Haz terapia psicológica en la medida de las posibilidades.

Infórmate. Fórmate. Pregunta.

Importante: Usa fuentes de personas adoptadas

 

*Nota sobre las ilustraciones: Marta Qin (martaqin_art) es una artista española adoptada de China, que usa en sus cuadros acrílico, óleo, ceras, lápices de colores, rotuladores y collage sobre madera. “Puta china vete a tu país” se plantea como un abrazo a todas aquellas personas que han sufrido algún tipo de racismo. En Sol – 月, abarca la dualidad de China y España, desde la visión que tenía en su infancia: “No entendía por qué la gente le llamaba china, si era española, nunca había estado en China, o por lo menos nunca había recordado estar allí. Además, no sentía ninguna conexión con mis “raices”. Pero por cosas que no llegaba a comprender, para la sociedad si era china. Y es que no comprendía porque la gente se empeñaba en encasillarme en aquella cultura en la que mis padres me abandonaron en un supuesto parque donde casi muero. Desde siempre he sentido que China me ha perseguido como un fantasma (detrás mío), y yo era la única que no podía verlo. Creo en parte, que incluso era yo la que me convertía en fantasma y nadie veía como yo realmente me percibía, como española y ya. Actualmente, esta visión ha cambiado, me gustaría decirle a mini Marta que ya hemos podido ver a ese fantasma y al parecer, no íbamos por separado, éramos una fusión, que nos complementamos una a la otra. PD: 月 significa luna ☺️”

 

Download PDF

Artículos relacionados

Últimas publicaciones

Download PDF

Título

Ir a Arriba