El limbo administrativo de criar entre más de dos
El Código Civil español determina que solo una o dos personas pueden ostentar la patria potestad de una criatura. Esta limitación deja sin reconocimiento jurídico a muchas famillias: las reconfiguradas después de una separación, las formadas por un acuerdo de coparentalidad, las poliamorosas… Visibilizarlas es el primer paso para una conciencia social que facilite las reformas legales.
Ilustración: Shu Otero
Este reportaje se publicó originalmente en euskera en el número 10 de Pikara en papel, en 2022. Gure online dendan eros dezakezu ale bat edo jatorrizkoa webgunean irakurri
El 28 de febrero de 1994, el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz creó un registro de parejas de hecho que abrió la oportunidad a que parejas del mismo sexo se apuntaran con total igualdad. Gracias a este paso por los derechos de gais y lesbianas abanderado por el entonces alcalde, José Ángel Cuerda, la capital alavesa se convirtió en noticia a nivel internacional. Hubo que esperar once años hasta que se legalizarse el matrimonio igualitario en el Estado español.
En la actualidad, existen varios modelos de familia que siguen sin reconocimiento jurídico o administrativo: aquellos formadas por más de dos madres o padres. El Código Civil español sólo contempla esa multiplicidad en los supuestos de adopción y acogimiento y, en todo caso, establece que la patria potestad puede recaer en dos o en un solo progenitor. Hemos traído algunos casos de los llamados “nuevos modelos de familia” (que no lo son tanto) a Pikara Magazine.
Cuando ‘padrastro’ o ‘madrastra’ pierden el sufijo
Teresa tiene 35 años y era pequeña cuando sus padres se divorciaron. Creció con su madre y su segundo marido. Así, Luis ha sido un padre para Teresa; y Teresa su única hija, pero no podía adoptarla porque el padre biológico estaba vivo. Aunque su madre y Luis se divorciaron, Teresa mantuvo una estrecha relación con el hombre y se implicó en su cuidado cuando le diagnosticaron un cáncer: “Entonces me di cuenta de que no tenía derechos como hija: no podía tener permisos por cuidados ni bajas, porque en el papel yo no era familiar de primer grado. Menos mal que en mi centro de trabajo me dieron facilidades”.
Teresa reivindica que exista alguna manera de demostrar el parentesco no biológico y que madrastras y padrastros puedan adoptar a sus hijas e hijos elegidos de mutuo acuerdo, aunque ambos progenitores biológicos estén vivos.
Cuando Luis murió, hace unos cinco años, Teresa tuvo que enfrentarse a ciertas situaciones desagradables además del duelo. Por un lado, por no ser formalmente familiar del fallecido, tuvo que abonar un impuesto más alto para cobrar la herencia: “No me molestó especialmente, porque la herencia fue como un regalo inesperado, pero está claro que es injusto”. Lo que sí le dolió fue la actitud de la familia materna: “Nadie me llamó para darme el pésame. No le dieron importancia; parece que sólo importan las muertes de los padres biológicos”.
Fruto de esta experiencia, Teresa plantea dos reivindicaciones. La primera, que exista alguna manera de demostrar el parentesco no biológico. La segunda, permitir que madrastras y padrastros puedan adoptar a sus hijas e hijos elegidos de mutuo acuerdo, aunque ambos progenitores biológicos estén vivos. La abogada Elena Olartua explica que el artículo 131 del Código Civil les permite declarar la filiación en suspensión de la tenencia los padres no biológicos que prueban la falta de parentesco, es decir, si el parentesco ante las familias y ante la sociedad ha sido estable y público. Pero esta petición no puede chocar con otra filiación definida por la ley; en el caso de Teresa, con el padre biológico.
Brayan lleva dos años viviendo con su novia y les dos hijes de ella. Por tanto, está más presente en su día a día que el padre: les ayuda a hacer los deberes y a preparar los exámenes, les lleva a la escuela y a las actividades extraescolares. “Sería legítimo tener algún tipo de reconocimiento y que, al menos, nuestra voz tenga un pequeño peso a la hora de tomar decisiones”. Por ahora, este joven de Hernani no tiene necesidad de tener el estatus de tutor legal, pero le preocupa el futuro: “Mi pareja es mayor que yo. Si le pasa algo, les niñes se quedarán con su padre sí o sí. ¿Qué pasará conmigo entonces?”
Más que hacer una ley general, Brayan es partidario de escuchar la palabra de las criaturas. Y es que las criaturas no siempre ven a las parejas de sus progenitores como madres o padres. “Una cosa es mi actitud, pero les niñes también me tienen que aceptar. Debe haber conexión recíproca”. Para este activista trans, un escollo con el que hay que romper es que la sociedad da menos valor al parentesco no biológico. Además de su caso, piensa en otras realidades: “Por ejemplo, hay criaturas que han crecido con sus abuelas”.
“Mi hijo adoptó dos padres”
Xabat volvió triste de la escuela. Iba a crear su propio árbol genealógico y acudió a clase con tres fotos, pero en el modelo que le dio el profesor no vio sitio para todes: “¡Quiero poner a Irati y no puedo!” Sus madres dibujaron un tercer círculo junto al círculo de Tania. El niño tenía dos años cuando Irati y Tania se enamoraron. “Han pasado diez años y Xabat ha decidido de una manera natural lo que soy para él”, explica Irati. Así, pasó de ser la nueva pareja de su madre a ser madrastra, y después empezó a decir que tiene dos madres y un padre.
En consecuencia, Irati también cambió su forma de presentarse al mundo: “Hasta ese momento, reivindicaba el ser madrastra porque quería transformar ese imaginario de villana del cuento por uno positivo. Al mismo tiempo, ha sido bonito cómo me he sumergido en la maternidad: he demostrado capacidad y ganas de adentrarme en la familia. Mi pareja, mi hijo y su padre han sido muy generosos”.
El lugar de cada quien se ha ido perfilando a lo largo de los años. Por ejemplo, van les tres a las reuniones con el profesorado o a las fiestas de la escuela, pero en otras situaciones Irati entiende que sólo vayan el padre y la madre biológicos. “No ha sido sencillo demarcar los roles que nos corresponden, pero ahora estamos en un momento muy bonito”. Dice que estos modelos familiares cuentan con una gran aceptación social, pero que las leyes y los protocolos administrativos aún no los contemplan. Irati no puede acompañar a Xabat a la consulta pediátrica.
Lur, madre soltera, tenía una relación tan estrecha con dos amigos, que el niño empezó a llamarles ‘aita’ y estos se implicaron en su crianza
El caso de Lur es más atípico. Se quedó embarazada sin planificarlo y decidió ser madre soltera. Sin embargo, no estaba sola; tenía una relación tan estrecha con uno de sus compañeros de militancia y el novio de ésta, que cuando su hijo aprendió a hablar empezó a llamar aita tanto a Zuhaitz como a Iskander. Al principio, se lo tomaron con humor, pero con el tiempo despertó en la pareja el deseo de paternidad. Para ellos Eki era más que el hijo de una amiga y propusieron a Lur implicarse en la crianza: “Me pareció una idea hermosa y enriquecedora. Les dije que sí ese mismo día. Solemos decir que ellos no adoptaron a Eki, sino que Eki adoptó dos padres”.
Las condiciones fueron acordadas verbalmente: Eki seguiría viviendo con su madre y, por tanto, Lur tomaría las decisiones sobre su educación, pero pasarían los fines de semana y las vacaciones todos juntos. A pesar de que Lur no quería recibir pensiones alimenticias (“porque el dinero puede fastidiar las relaciones”), los padres asumen gastos extra: colonias de verano, vacaciones, ropa de marca… La situación se ha complicado desde que Iskander y Zuhaitz se han separado, porque ese cuarteto se ha disuelto. Ahora Eki reparte su tiempo libre entre los dos padres (y sus nuevos novios).
Lur dice que vive su modelo familiar con normalidad más que con orgullo. Sin embargo, las reacciones de su entorno no siempre son de aceptación. Las familias de Zuhaitz y Iskander tratan a Eki como un nieto o sobrino más, pero los padres de Lur no asumen que el niño tiene dos padres y no los invitan a celebraciones familiares: “Se avergüenzan por homofobia”. Eki también ha recibido algún cuestionamiento en la escuela: “No son padres de verdad. ¿En qué papel lo pone?”
Uno de los dos podría adoptar fácilmente a Eki o hacerse pasar por su padre biológico y reconocerlo, pero ¿quién? Eki no quiere elegir y, desde que no son pareja, es más difícil llegar a un acuerdo. Esa situación de incertidumbre angustia a Lur: “Puedo expresar mi deseo en las voluntades del testamento, pero la Diputación tendría la última palabra en designar al tutor, y está claro que no elegiría a dos maricas que ya no son pareja”. Le preocupa una situación más inmediata: “Eki está en el instituto. Pronto empezará a rellenar los impresos y se encontrará con la casilla del padre. ¿Por qué no puede poner a los dos?”
El poder del semen
A Xabi, dos amigas bolleras le pidieron semen para ser madres y le dieron la oportunidad de participar en la crianza. Su novio, Unai, no fue parte del proyecto reproductivo, pero está muy presente en la vida de los niños. Las dos madres son las únicas tutoras a nivel legal, pero los niños tienen cuatro figuras parentales, a las que llaman ama, txu, aita y aito. Han formado una sólida tribu de cuidados. El de Xabi y Unai es uno de los testimonios que ha recogido el sexólogo Borja Muñoz Arrastia en su investigación sobre los deseos de paternidad de los hombres no heterosexuales. En palabras de Muñoz, donar semen no te convierte en padre, pero sí te puede poner ante la pregunta de si quieres ser padre o no.
A Oskar le llaman aitatxo las dos adolescentes que fueron concebidas con su semen. Presume de ellas en las redes sociales, aunque reconoce que su grado de implicación es más equivalente a la de un tío que a la de un padre. “Soy una figura cercana, divertida y entrañable. Yo no quería ser padre. Cuando mi prima y su mujer (que es mi amiga de la cuadrilla) me pidieron el semen, al principio me negué, pero las quiero mucho y ellas siempre me han ayudado”. Tuvieron que engañar en la clínica de reproducción porque la ley establece que los donantes de gametos deben ser anónimos: “Firmé un papel que certificaba que era la pareja de mi amiga. Ella registró a la niña como madre soltera, y después mi prima la adoptó”.
“Mientras no se modifiquen en el Código Civil los artículos relativos a la filiación, no será posible introducir modificaciones en la Ley del Registro Civil y, por tanto, tampoco en los Libros de Familia”
Como la experiencia fue bonita, Oskar les volvió a donar semen para tener una segunda hija. No espera ningún tipo de reconocimiento jurídico, pero aboga por que se reconozca legamente a cualquier persona que asuma de factor el rol de padre o madre. En todo caso, le parece prioritario acabar con la incertidumbre jurídica de las familias lesboparentales. Porque, según el ordenamiento jurídico español, un donante de semen sí que es el padre. En otras palabras, si Xabi o Oscar acudieran a los tribunales, es posible que el juez o la jueza les apoyara. Para el investigador, parte del problema se solucionaría si fuera posible el reconocimiento de más de dos personas progenitoras: “Evitaría tener que pelearse en los tribunales por el título”.
Un juez de Valencia ordenó en 2017 retirar del certificado de nacimiento y del Libro de Familia el nombre de la madre no gestante y poner el del donante de semen. No ha sido el único caso. El juez esgrimió tres argumentos. En primer lugar, que un acuerdo de denegación de la paternidad no tiene validez, ya que, según el Código Civil, los contratos privados no pueden atentar contra las leyes, la moral o el orden público. La Constitución española blindó la paternidad biológica con la intención de proteger a las y los hijos ilegítimos. Por otro lado, considera que la familia no merece protección porque las madres han infringido una norma de la Ley de Reproducción Asistida: el anonimato de los donantes. Por si esto fuera poco, añade que la criatura es pequeña y se adaptará fácilmente a la “reorganización familiar”.
Elena Olartua, abogada del centro LGTBI Aldarte, informa de este tipo de consecuencias jurídicas a las parejas lesbianas que acuden a pedir información. Muchas cambian su intención inicial: “No quieren temer por el futuro; quieren desarrollar el proyecto familiar con tranquilidad”. Ve lejana la posibilidad de ampliar el marco jurídico: “Mientras no se modifiquen en el Código Civil los artículos relativos a la filiación, no será posible introducir modificaciones en la Ley del Registro Civil y, por tanto, tampoco en los Libros de Familia”. Hay sentencias en Canadá o Estados Unidos que han reconocido la parentalidad de triejas (relaciones poliamorosas de a tres), pero en esos países los acuerdos privados ligados a la filiación tienen validez jurídica, explica Olartua.
Por el momento le parece más viable promover la visibilidad de los modelos alternativos en lo administrativo y en lo social: “Al igual que ocurrió con las familias homoparentales, la conciencia social es necesaria. Mientras la sociedad no sea consciente de estas realidades, no habrá cambios jurídicos”.
“El Estado está actuando muy tarde. Parece que lo que hemos hecho es una marcianada,pero existimos y no hemos sido las primeras”
La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, prepara la ley de familias. Según una fuente de su partido, Unidas Podemos, el borrador sólo hace referencia a la situación administrativa de padrastros y madrastras. [En 2024, la ley sigue en tramitación después de haber sido presentada ante el Congreso de los diputados y las diputadas. El borrador incluye el capítulo “Situaciones familiares con hijas o hijos de uniones anteriores”, pero no menciona la filiación múltiple en ningún otro caso].
Xabi expresa su rabia en la investigación: “El Estado está actuando muy tarde. Debería ser más consciente de la diversidad social y tener en cuenta todas las realidades. Parece que lo que nosotras hemos hecho es una marcianada, pero existimos, y no hemos sido las primeras en hacerlo”.
Borja Muñoz es miembro de la asociación Denbora y militante del grupo de liberación sexual Ehgam Gorbeialdea+. En su artículo académico critica el heteropatriarcado: “Todos los movimientos institucionales, legales o de desarrollo técnico tienen la misma línea: introducir nuevas corporalidades en los moldes de siempre, manteniéndolas en situación de dependencia y poniendo obstáculos a la autogestión de otras configuraciones”. Aboga por separar la parentalidad del amor romántico; reconocer y potenciar modelos de crianza basados en el compañerismo.
El sexólogo recomienda el ensayo Mercados reproductivos, de la socióloga feminista Sara Lafuente Funes, quien reivindica ampliar el parentesco aceptando la participación de más figuras que dos padres o dos madres en libros de familia y en los permisos de cuidados, entre otros. Al mismo tiempo, Lafuente relaciona las barreras con las que se encuentran las disidencias en el ámbito reproductivo con los intereses del capitalismo: la autogestión de los embarazos y las comunidades de crianza generan menores beneficios económicos que las fecundaciones in vitro y la gestación por sustitución.
“Ya es hora de que desaparezcan los límites institucionales ante la variabilidad de los modelos de familia. ¿Por qué no volver a empezar por Vitoria?”, sugiere Muñoz. Pikara Magazine quiere hacer llegar el mensaje al Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, a ver si está dispuesto a volver a hacer historia.
[Nota de 2024: el equipo de gobierno de Vitoria-Gasteiz de ese momento expresó su interés por explorar el tema, pero no llegó a tomar medidas, y no nos consta ningún gesto por parte de la alcaldía actual]