Pinktober: capitalismo y cáncer de mama
La prevención del cáncer de mama no puede dirigirse solo a que las mujeres cambiemos nuestro estilo de vida si el sistema económico no cambia su modelo de producción y si octubre es otro mes que gana el capitalismo y no la investigación y la prevención.
Imagen de la campaña 'Think before you pink' de Teta&Teta.
El mes de octubre es rosa porque así lo decidió la vicepresidenta de Estée Lauder, la empresa de cosméticos. La leyenda cuenta que esta mujer, Evelyn H. Lauder, fue la creadora del lazo rosa, es decir del conocido (y rentable) símbolo de la lucha contra el cáncer de mama. Por eso, aunque falleció en 2011, se la recuerda como la primera mujer que habló de cáncer de mama y una de las primeras activistas en la lucha contra esta enfermedad. Pero la realidad es bien distinta, y como pasa tantas veces con los mitos edificados desde el neoliberalismo, Lauder más bien debería ser recordada como la mujer que robo una idea a otra mujer, como la empresaria que plagió a la verdadera activista, como una bucanera moderna del capitalismo.
Cada vez más personas conocen la historia que hay detrás de aquel lazo rosa que cada mes de octubre tiñe escaparates, productos y campañas de publicidad. El nombre de mujer que nunca deberíamos olvidar es el de Charlotte Haley. Fue ella la que, en 1991, a sus 68 años, creó un lazo que no era de color rosa sino de color melocotón. Fue ella la que con sus manos y desde el salón de su casa en Boston decidió que había que hacer algo para frenar el avance de una enfermedad que ella misma padecía, y también muchas otras mujeres en su familia. Su llamada a la acción era bien sencilla: entregar a vecinas y vecinos, locales, comercios, un lazo melocotón y adjuntar un mensaje: “El presupuesto anual del Instituto Nacional del Cáncer es de 1.800 millones de dólares, y solo el cinco por ciento se destina a la prevención del cáncer. Ayúdanos a despertar a los legisladores y a Estados Unidos llevando este lazo”. Más tarde, cinco lazos en un sobre y el mismo mensaje fue el contenido de una carta que mandó a los legisladores estadounidenses.
El lazo melocotón empezó a cobrar sentido y la prevención del cáncer de mama formó parte de la conversación hasta que un medio de salud, Self, quiso usarlo con fines más comerciales que de transformación social. Entonces Charlotte, a la que ofrecieron dinero por su lazo, dijo que no, que la causa del lazo melocotón no estaba en venta. Lauder y la editora de la revista Self se debieron frotar las manos y debieron pensar que les daba igual, que partir de ese momento el lazo iba a ser rosa. Como buena empresaria, Lauder sabía que ser mujer es el principal factor de riesgo en el caso del cáncer de mama, por tanto qué mejor color para las mujeres que el más estereotipado: el rosa. Debieron pensar que quién se iba a acordar de una mujer como Charlotte Haley. Bueno, mucha gente, entre otras su nieta y, en España, Teta&Teta, que se sumó al Think before you pink, y que fue cuando yo conocí toda esta trastienda capitalista y machista del lazo rosa; recién diagnosticada de un cáncer de mama, al participar en este vídeo:
Think before you pink (piensa antes de comprar algo de color rosa) fue una campaña de organización Breast Cancer Action en 2002. Por lo que leo es una de las organizaciones más activas e independientes a escala mundial en la lucha por mejorar la atención y prevención del cáncer de mama. Se financia, según explica en su web, a través de contribuciones particulares y rechaza dinero de empresas y corporaciones que se benefician del cáncer de mama o contribuyen a él. “En las últimas dos décadas hemos obtenido victorias descomunales y hemos criticado los atroces esquemas de marketing de color rosa. Hemos rechazado a las corporaciones, las grandes organizaciones sin fines de lucro, los líderes gubernamentales y las agencias reguladoras que usan lazos rosados y fomentan una conciencia vacía para desviar la atención de los problemas sistémicos que están en el centro de esta crisis”, defendían en 2023. Breast Cancer Action es la organización que asignó el término pinkwashing que ha dado lugar a un movimiento donde el feminismo, ecologismo y anticapitalismo confluyen. ¿Cómo lo define?: “Pinkwasher: (pink’-wah-sher) sustantivo. Una empresa u organización que afirma preocuparse por el cáncer de mama mediante la promoción de un producto con lazo rosa, pero al mismo tiempo produce, fabrica y/o vende productos vinculados a la enfermedad”.
Pinkwashing es lo que hacen todas las empresas que se tiñen de rosa en octubre, que hacen pinktober (octubre rosa), sin tener el mínimo interés en comprometerse de forma seria con la prevención del cáncer de mama y los tratamientos de esta enfermedad. Dicen que buscan sensibilizar y generar conciencia sobre el cáncer de mama, pero lo hacen a través del incremento de sus ventas mientras donan una miserable parte a la investigación. Por ejemplo, una conocida marca informó hace un par de años que en los 16 años de campañas rosa había recaudado 2,9 millones de euros con la venta de sus packs de compresas. De cada pack donan 0,06 euros y parece que da igual que el pack valga 20 euros o 4,5 euros. La cuantía que destinan siempre es la misma porque desde esta marca han calculado que un minuto de investigación en la lucha contra el cáncer vale eso: 0,06 euros. Es decir, que la investigación en la lucha contra el cáncer de mama en España para esta marca está a 3,6 euros la hora. Es decir, menos de 4 euros es su precio-hora; una cifra que si solo se dedicase a sueldos no llegaría ni siquiera a la mitad del Salario Mínimo Interprofesional. Eso es pinkwashing mientras la marca hace su pinktober.
El sábado 19 de octubre nos concentraremos en seis ciudades del Estado español mujeres pacientes y enfermas de cáncer de mama, familiares, gente querida, amistades, vecinas y vecinos. Bilbo, Donosti, Barcelona, Valencia, Madrid y Pontevedra serán las localidades donde nos hemos convocado para decir que el cáncer de mama no es rosa y que ni la atmósfera festiva de este día ni las cintas rosas que se ven por todos lados nos representan. No somos valientes. Somos mujeres que queremos vivir y hacerlo con calidad de vida. Aumentar la tasa de supervivencia significa vivir algunos años más tras el diagnóstico, pero no necesariamente sobrevivir definitivamente al cáncer. No podemos, además, olvidar que casi el 30 por ciento de las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama en estadío temprano desarrollan un cáncer metastásico, es decir, cuando el cáncer se extiende fuera de la mama hacia otras partes del cuerpo, normalmente, a los huesos, los pulmones, el cerebro o el hígado.
Sale más rentable que donéis directamente a las asociaciones, centros de investigación y ensayos clínicos de los hospitales
Falta mucha información precisa y contrastada sobre cuáles son las causas del cáncer de mama. Décadas de investigación exhaustiva han demostrado que el cáncer de mama surge de una combinación de causas ambientales (físicas, psicológicas y químicas) y genéticas. Sabemos que los antecedentes familiares de cáncer de mama, los factores hereditarios y los cambios hormonales están detrás de una parte de los casos de cáncer de mama. Sin embargo, todavía falta mucho por conocer e investigar, y esa falta de conocimiento repercute de manera directa en las carencias existentes para prevenir, tratar, curar y también dar calidad de vida a las mujeres pacientes o enfermas de cáncer de mama.
Contaminantes del agua de consumo, el uso del plástico, el trabajo en turnos de noche, la presencia de sustancias cancerígenas en los fertilizantes que se usan en la agricultura, la forma de producción alimentaria, el impacto de la luz artificial nocturna, la presencia de parabenos en la cosmética, medicamentos, frutas, los tintes que pueden utilizarse en plásticos, papel, cartón y similares, los insecticidas y herbicidas, productos para el cabello… La lista de posibles sustancias cancerígenas puede ser interminable, pero sobre todo es inquietante si se observa cómo su presencia está en productos con los que estamos en contacto de forma continua y que difícilmente podemos evitar usar a no ser que se retiren del mercado, y si nos fijamos en los productos que se tiñen de rosa estos días como por ejemplo el plástico, sería realmente preocupante cómo aumenta el consumo de agua embotellada en plástico que quizá contenga BPA. La prevención del cáncer de mama no puede dirigirse solo a que las mujeres cambiemos nuestro estilo de vida si el sistema económico no cambia su modelo de producción y si octubre es otro mes que gana el capitalismo y no la investigación y la prevención.
Las asociaciones que reciben donaciones de las empresas para la investigación a partir del aumento de sus ventas gracias al pinktober deberían tener una línea de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) que exigiera a estas empresas, que les hacen donaciones económicas, compromisos en la lucha contra el cáncer desde sus productos, sus políticas de recursos humanos y su donación desde las ganancias, no a partir de las compras con nuestro dinero. Si estas empresas no atajan los factores ambientales, sociales y laborales que se están detrás de las causas de cáncer y también se dan en sus entornos, servicios y productos, entonces son parte del problema y lo que hacen en octubre es lavarse las manos con el dinero de las personas consumidoras mientras ellos ganan más. Para eso sale más rentable que donéis directamente a las asociaciones, centros de investigación y ensayos clínicos de los hospitales. Además, desgrava de la declaración de la renta.