Preferimos estar enfermas antes que estar gordas
Vómitos, náuseas, diarrea, dolor abdominal y calambres. Estas son solo algunas de las consecuencias de inyectarse Ozempic o cualquiera de los medicamentos similares que hay en el mercado. Son síntomas físicos que asociamos con la enfermedad y que nadie querría sufrir. Sin embargo, esto no parece afectar al aumento del consumo de estos fármacos. ¿Qué está pasando entonces? ¿Es nuestra salud un precio asumible con tal de conseguir estar delgadas?
Acción del bloke gorde contra el Premio Princesa de Asturias a Ozempic
El viernes 25 de octubre a las 18 horas se celebraban en Oviedo los premios Princesa de Asturias. Este año uno de los premios se entregaba a las personas responsables de desarrollar los medicamentos Ozempic y Wegovy. Ozempic es un fármacodiseñado para tratar la diabetes de tipo 2 pero que en los últimos años se está utilizando con el objetivo de adelgazar, mientras que Wegovy es un regulador fisiológico de apetito y de la ingesta de calorías, diseñado específicamente para la pérdida de peso.
Ese mismo día, pero unas horas antes, un grupo de activistas gordas se repartían en coches en diferentes barrios de Madrid rumbo a Oviedo. El objetivo era llegar unas horas antes a la entrega de premios para realizar una acción protestando por el uso del Ozempic y sustancias similares como medicamento para adelgazar. La mayoría de las personas que participamos en la acción pertenecemos al bloke gorde, un colectivo autónomo e independiente organizado en Madrid que lleva desde 2022 realizando acciones políticas contra la gordofobia.
El coste elevado de Ozempic no ha frenado su uso, de hecho, hace meses saltaron las alarmas por el desabastecimiento en las farmacias de un medicamento fundamental para pacientes de diabetes.
Hace unos meses, en una azotea de Vallecas, decidió subir a Asturias a poner el cuerpo y responder frente a una situación que vivimos las personas gordas y de la que no se habla: la eugenesia.
Tengo la suerte de militar activamente en bloke desde sus inicios y también tengo la suerte de tener el de Pikara Magazine para ofrecer un espacio de diálogo y reflexión sobre la situación que vivimos las personas gordas. Así que voy a aprovechar estas fortunas para contaros qué es ozempic, por qué es una amenaza para las personas gordas y por qué es urgente que pasemos a la acción frente a los intentos de hacernos desaparecer del que participan las instituciones, las empresas y la sociedad en general. Vamos a ello:
¿Qué es el Ozempic?
Ozempic es un medicamento cuya base principal es la semaglutida, una sustancia que imita la acción de una hormona producida naturalmente por el cuerpo. Esta sustancia aumenta la producción de insulina cuando comemos, lo que contribuye a reducir el azúcar en sangre; evita que el hígado libere demasiada glucosa, y retrasa el vaciado gástrico, generando sensación de saciedad y reduciendo el apetito. La semaglutida ha mejorado la salud de las personas con diabetes tipo 2, ya que ayuda a controlar una enfermedad que afecta a cientos de millones de personas en el mundo.
Hasta aquí, todo estupendo. El problema viene del uso que se está dando a este medicamento para adelgazar ya que, al sentirte llena por más tiempo y tener menos hambre, algunas personas que se lo inyectan pierden peso mientras lo consumen.
Por el momento, en España este tratamiento lo cubre la seguridad social únicamente para quienes sufren diabetes tipo 2, y quienes se inyectan estas sustancias para adelgazar solo lo pueden hacer pagando unas dosis, que por otro lado, no son baratas: cuestan entre 100 y 300 euros. Su coste elevado no ha frenado su uso, de hecho, hace meses saltaron las alarmas por el desabastecimiento en las farmacias de un medicamento fundamental para pacientes de diabetes, ya que nos lanzamos en masa a conseguir estas inyecciones milagrosas que prometen un bien cada vez más preciado: la delgadez.
El gobierno de Reino Unido ha propuesto que Ozempic se cubra por la seguridad social con el objetivo de reducir la alta tasa de desempleo que tienen las personas gordas. Esto es muy problemático.
Hace semanas, las activistas antigordofobia levantamos las alarmas porque el primer ministro del nuevo gobierno de Reino Unido ha propuesto que esta medicación se cubra por la seguridad social con el objetivo de reducir la alta tasa de desempleo que tienen las personas gordas. Esto es muy problemático porque la causa de que las personas gordas tengamos mayor tasa de desempleo no es nuestro peso, es la gordofobia. Las personas gordas tenemos que enviar más currículos que las personas delgadas, hacemos más entrevistas y aún así accedemos a menos puestos de trabajo y son peor pagados. Todo esto sucede por la gordofobia que atraviesa a las empresas, al personal de recursos humanos y a la sociedad en general. No son nuestros kilos lo que nos impide trabajar, son los prejuicios, los estereotipos y el odio que hay hacia nosotras.
Proponer adelgazar a una persona gorda para que no la discriminen es como decirle a una mujer que si no quiere recibir acoso en la calle no se ponga faldas cortas; es la lógica habitual en procesos de discriminación y exclusión. No solo recibimos violencia sino que se nos hace responsables de nuestro sufrimiento.
Eugenesia
No es nuevo esto de usar la ciencia y el saber médico para controlar y definir cómo tienen que ser los cuerpos. Desde que en occidente se impuso la ciencia y la tecnología como saberes únicos e incuestionables hace ya un puñado de siglos, estas se han usado para disciplinar los cuerpos. De hecho, esta práctica tiene nombre y ha sido estudiada desde hace siglos; es lo que conocemos como eugenesia. La eugenesia es el conjunto de prácticas y teorías dirigidas a mejorar y perfeccionar al ser humano. Es el uso de la ciencia y la medicina para imponer la normalidad a todas aquellas personas cuyos cuerpos y prácticas no cumplen con los criterios de lo que se entiende como normalidad.
Lo normal se ha usado siempre para señalar y corregir a quienes no cumplimos con las normas (queramos o no). Estamos hablando de personas racializadas, mujeres, personas LGTBIQA+, personas con discapacidad, y también de las personas gordas. Prácticas como el exterminio de grupos étnicos o la esterilización forzada son un ejemplo de ello. También lo son los abortos forzosos, la regulación y control de la migración o la exploración genética.
Hay muchas formas de dirigir y controlar los cuerpos de las personas y su comportamiento. Por ejemplo, en el territorio español se realizan de manera regular cirugías del sistema digestivo que consisten en la mutilación de uno o dos órganos sanos para reducir la capacidad de ingerir comida de las personas. Estas prácticas se realizan en hospitales públicos y son financiadas con nuestros impuestos. También se inyectan globos en el estómago de las personas para impedir que entre comida y hacer que así adelgacen.
El argumento que legitima este tipo de prácticas se sostiene sobre la idea de que la gordura es lo peor que nos puede pasar y que todo vale con tal de adelgazar. Oculta un odio a la grasa irracional y absurdo construido durante siglos bajo una lógica colonial, racista, capacitista y patriarcal. Estas prácticas se permiten bajo una falsa preocupación por la salud de las personas gordas.
En los hospitales españoles se realizan de manera regular cirugías del sistema digestivo que consisten en la mutilación de uno o dos órganos sanos para reducir la capacidad de ingerir comida.
Como dice el manifiesto leído durante la acción: “Ozempic es simplemente una nueva herramienta en el arsenal de una industria que no está interesada en nuestro bienestar. Ni este fármaco ni la industria de las dietas están buscando mejorar nuestra salud. Su verdadero propósito es el dinero. La industria de las dietas es multimillonaria, y se alimenta del odio hacia nuestros cuerpos. Se lucran a costa de nuestra opresión y lo hacen en nombre de la ‘salud’, cuando en realidad están perpetuando un sistema que nos enferma profundamente. Es esa búsqueda implacable de ganancias a costa de nuestras vidas lo que realmente nos está matando”.
Se están mutilando nuestros cuerpos y se nos está llevando a situaciones de hambruna y desnutrición, bajo el argumento de que si no adelgazamos no tendremos salud. Ahora la nueva moda es inyectarnos semaglutida para que dejemos de comer y así adelgacemos, aunque esto nos lleve a sufrir grandes dolores físicos y diferentes malestares emocionales; aunque nos haga perder la fuerza muscular y nos deje la cara más parecida a la de una calavera que a la de una persona.
Desde hace meses se habla de lo que se conoce como “cara de ozempic”, que es la cara que se queda cuando bajas de peso rápidamente, ya que al perderse masa muscular, se pierde también músculo en la cara y esta empieza a demacrarse. Este término se está usando para señalar a las personas famosas que de repente muestran pérdidas de peso rápidas. No las voy a señalar porque no es necesario y porque Ozempic se lo inyectan famosas pero sobre todo gente de a pie, se lo inyecta tu tía, y tu compañero de trabajo y quizás tú te hayas planteado hacerlo también.
Ozempic no funciona
Si es así y has pensado en probarlo, tengo que decirte que no funciona. Es mentira, no vas a adelgazar. Sí, sí, ya sé que mucha gente adelgaza, pero pincharte Ozempic no te va a convertir en delgada. Lo que pasará es que adelgazarás por un tiempo, y luego vas a volver a engordar, de hecho es posible que engordes más. ¿Que como lo se? Pues porque he hecho muchas dietas a lo largo de mi vida y esto funciona igual, adelgazas mientras no comes pero en cuanto vuelves a comer engordas.
Ozempic funciona como cualquier otra dieta o dispositivo que reduce el apetito. En cuanto dejas de tomarlo vuelves a engordar y se produce el efecto rebote.
Se está promocionando Ozempic y similares como si fuera una fórmula mágica que nos permite adelgazar, pero ya sabemos que la magia no existe. Ozempic funciona como cualquier otra dieta o dispositivo que reduce el apetito. En cuanto dejas de tomarlo vuelves a engordar y se produce el efecto rebote.
Yo sé que suena bien, suena genial de hecho, en un país donde más de la mitad de la población es gorda y una de las grandes preocupaciones de esas mismas personas es adelgazar. Es algo con lo que muchas hemos soñado, de hecho. Yo la primera.
Recuerdo cumpleaños soplando velas en los que mi único deseo era dejar de tener hambre. Recuerdo preguntarle a mi madre por qué no existía un medicamento con el que poder adelgazar. Recuerdo acostarme por las noches deseando despertarme con otro cuerpo, un cuerpo delgado. Son recuerdos de una época en la que pensaba que solo sería feliz cuando adelgazara, que si no adelgazaba nadie me querría. Era una época cargada de gordofobia interiorizada pero también de dolor y sufrimiento por la gordofobia que recibía cada día.
Pensamos que adelgazar acabará con la mayoría de nuestros problemas, pero se nos olvida que nuestros problemas no son consecuencia de nuestro peso, sino de la gordofobia que vivimos. Salvo algún pequeño detalle sin relevancia, los kilos y la grasa no suponen ninguna dificultad a la hora de vivir y relacionarnos. La verdadera dificultad es la de lidiar con todos los prejuicios, miradas y odio que vivimos solo por el hecho de ser gordas.
Si en vez de dedicar toda la energía que dedicamos a adelgazar, nos organizamos para combatir la violencia que vivimos y para defendernos, tenemos más posibilidades de sentirnos cómodas en nuestro cuerpo, y ya de paso, de que lo hagan las demás también. Esto es precisamente lo que hace el bloke gorde: responder activa y colectivamente a las agresiones que vivimos, organizarse con otras compañeras para entender nuestros dolores y saber que son compartidos.
Pasar a la acción
La acción era muy sencilla. A la misma hora en que se entregaban los premios, las activistas gordas nos pusimos camisetas en las que habíamos escrito “cuerpo mutilado”, “cuerpo en peligro de extinción” y “D.E.P muerte por gordofobia”. Porque sí, las diferentes formas de eugenesia que se practican hacia nosotras tienen consecuencias tan grandes como el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria, la mutilación, las enfermedades crónicas o la muerte.
En la parte de delante de las camisetas se podían leer las diferentes prácticas que se realizan hoy en día, que son promovidas y financiadas por empresas y gobiernos a los que no les importa tampoco que estemos enfermas con tal de que estemos delgadas.
“Las personas gordas no seremos eliminadas. Resistimos y lo seguiremos haciendo, porque un mundo sin diversidad corporal es una distopía”
Con nuestras camisetas puestas nos fuimos cayendo al suelo y leímos un manifiesto que dejaba claro que no vamos a dejar que jueguen con nuestros cuerpos y con nuestras vidas, que no vamos a ser cómplices de esto y que nos vamos a defender. Mientras estábamos tiradas en el suelo boca abajo, una compañera gritaba:
“Aquí estamos, y aquí seguiremos. Las personas gordas no vamos a desaparecer. No seremos eliminadas. Resistimos y lo seguiremos haciendo, porque un mundo sin diversidad corporal, uniformado a una única posibilidad de existencia delgada, blanca, funcional, neurotípica y joven es una distopía”.
Vivimos rodeadas de mensajes falsos que niegan que todo lo que le hacemos al cuerpo tiene consecuencias. Son mensajes que reproducimos y que oímos cada día, que integramos y que nos llevan a pensar en nuestro cuerpo como algo que está mal y debe cambiar, nos hacen mirar hacia dentro de nosotras en vez de ayudarnos a sacar la mirada hacia fuera y mirar de frente todo ese terrorismo corporal que nos rodea.
Vivir siendo gorda es vivir con el miedo a ser insultada, a no poder vestirte, a no encontrar un trabajo, ni un amor, vivir con miedo a ser agredida, es vivir en alerta y, también, es vivir con un número enorme de prejuicios cargados a la espalda. Sí amigas, preferimos estar delgadas y enfermas antes que sufrir todo esto.
El primer registro que se tiene de una acción antigordofobia es de hace más de 50 años. Fue en 1967 cuando 500 personas se reunieron en el Central Park de Nueva York para protestar contra los prejuicios contra la gordura. Han pasado más de cincuenta años y, aunque vamos lentas, seguimos caminando; esta vez ha sido el bloke gorde, y mañana será otro grupo de personas cansadas de aguantar en silencio. La revolución de las lorzas ha llegado y no vamos a retroceder ni un paso en nuestro camino hacia la liberación de todas las cuerpas y la conquista de la dignidad de la grasa.