¿Quién vive en una burbuja?

¿Quién vive en una burbuja?

Necesitamos metáforas nuevas expresar esta división impuesta entre las personas queer y la mayoría de la población, relativamente cómoda en un mundo LGTBIAfóbico, patriarcal, capitalista, monogamísimo e individualista. Pero no se me ocurre ninguna.

Ilustración: aleksey-martynyuk / istock

20/11/2024

He defendido durante mucho tiempo una tesis errónea por falta de vocabulario para nombrar lo que quiero expresar. Siempre que tengo la oportunidad aclaro que no vivo en una burbuja (una especie de mundo alternativo queer, transfeminista, poliamoroso y politizadísimo en el que compartir es la norma). Siempre defiendo que no vivo en una burbuja porque soy consciente de que el mundo ahí fuera es LGTBIAfóbico, patriarcal, capitalista, monogamísimo e individualista.

Soy consciente, no por voluntad propia, sino por ósmosis (y por desgracia). Entiendo sus bromas, conozco sus expectativas que también han bailado sobre mi cabeza, sus cánones de belleza a los que me ajusto depende del día, sus normas, sus creencias. Sé incluso camuflarme en ese mundo si no me queda más remedio. Elles, por el contrario, rechazarían en muchas ocasiones que usase este pronombre no entienden la mitad de nuestras bromas, no tenemos las mismas conversaciones ni referencias, vemos la vida desde una perspectiva tan distinta que parece que, de hecho, su mundo fuera distinto.

A nosotres la burbuja nos otorgaría una visión de ojo de pez. Elles desde fuera nos ven deformades, pero nosotres tenemos una vista amplia de lo que nos rodea.

Mi tesis era entonces que es la mayor parte (¿seguro?) de la población la que vive en una burbuja, pues no nos ven, no nos escuchan, no nos conocen; y a nosotres no nos ha quedado más remedio que educarnos en su cultura, adaptarnos a sus normas e incluso protegernos de ellas. Nuestra visión es más amplia.

Expuse esta tesis a Maria y, aunque compartía el fondo, no compartía la idea en sí misma: la burbuja somos nosotres. El mundo es más grande y es suyo y, por tanto, la cápsula, el ente separado del resto por una membrana somos nosotres. Hice algo que no hago ni a menudo ni fácilmente: dar la razón.

Pensé entonces que necesitaba otra metáfora para expresar esta división impuesta y no se me ocurrió ninguna. Llevo días pensando. Ahora que escribo, hasta puedo defender la burbuja de nuevo. Porque es transparente, podemos ver lo que sucede fuera, mientras elles sólo nos ven escaparnos, flotar lejos… Somos un mero entretenimiento, algo que tienes que hacer el esfuerzo de mirar si quieres ver. A nosotres la burbuja nos otorgaría una visión de ojo de pez, que nos permite estar vigilantes. Elles desde fuera nos ven deformades, pero nosotres tenemos una vista amplia de lo que nos rodea; podemos verles en todas sus facetas y por eso sabemos qué dirección tomar con el viento.

La peor de las maneras en que funciona esta metáfora es que la burbuja es frágil: un domingo acudes al cumpleaños de une familiar y no puedes participar en la conversación porque no sabes ni por qué hilo empezar a deshacer el ovillo. Nadie en la mesa, a no ser que tengas mucha suerte, entiende de dónde parte tu argumento, tu seguridad en la falsedad de los suyos. Te paraliza la incapacidad de tener que reducir a pezaos para explicar y explicarte.

Siempre cito los mismos versos de Antonio Díez (porque soy una pedante y porque no he encontrado otros más certeros): “Cuando sangres lo entenderás. Y digo cuando sangres lo entenderás, porque ves sangrar y no lo entiendes”.

Suelo pensar que el rechazo a las personas queer parte del duelo y la falta de conciliación con une misme sobre lo que pudiste haber sido de haberte saltado alguna norma.

¿Es posible entonces que la metáfora de la burbuja funcione? ¿Pueden vernos pero no entendernos? Suelo pensar que el rechazo a las personas queer parte del duelo y la falta de conciliación con une misme sobre lo que pudiste haber sido de haberte saltado alguna norma. Me duele, sin embargo, que sólo a través de la sangre se entienda; que sea su salud, su protección y falta de preocupación por el peligro en ciertos escenarios, su crianza “natural” y no trastornada por la noción de estarse saliendo de un tiesto muy pequeño, que sea su falta de dolor en la espalda lo que les impida entender la imagen tras la burbuja. Lo que les lleve a romperla para retirarnos la membrana protectora, en lugar de para ver qué hay dentro.

En mi burbuja se ha colado gente que podría vivir fuera, pero ha decidido tender una mano porque si algo gana a cualquier creencia son las vísceras, y las vísceras te animan a defender y tender la mano a quienes quieres cuando sufren y aunque no sufran. De la misma manera, he visto a gente comprar su lugar fuera de la burbuja porque hay muy pocos problemas que el dinero no solucione.

¿Quién vive en una burbuja, entonces? ¿Nosotres o elles o ningune o somos todes una constelación de burbujas?

Puede que necesitemos metáforas nuevas o puede, simplemente, que necesitemos sentarnos un rato a charlar entre nosotres. Porque no importa la forma que tome el pequeño mundo que habito: es seguro, es nuestro y es real aunque nos lo estemos inventando. Arrima otra silla, que se lo contamos.

Download PDF

Artículos relacionados

Últimas publicaciones

Download PDF

Título

Ir a Arriba