“Hay que regular el trabajo sexual desde la autogestión”

Verónika Arauzo

“Hay que regular el trabajo sexual desde la autogestión”

Trabajadora sexual, defiende el ejercicio de la prostitución autogestionada. Arauzo aporta una perspectiva anticapitalista de este trabajo. Militó un tiempo en CNT intentando que les permitieran tener una sección sindical, pero finalmente el proyecto no salió adelante dentro del sindicato.

Verónika Arauzo en una charla en 2019 en Zaragoza./ Pablo Ibáñez (Arainfo)

26/12/2024
Esta entrevista fue publicada en el monográfico de Prostitución, publicado en el año 2021. Se puede conseguir en pdf en nuestra tienda online.

Verónika Arauzo es trabajadora sexual desde los años 90. Ha participado en varias iniciativas para impulsar el sindicalismo de las trabajadoras sexuales desde una perspectiva anticapitalista, transfeminista y antirracista, tanto en sindicatos generalistas como desde la autoorganización. Nos conocimos en 2003, en las jornadas ‘De prostitutas a trabajadoras sexuales’ que organizó el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA), justo cuando empezaba a resurgir el debate sobre la prostitución. La Generalitat de Catalunya había promulgado un decreto para reglamentar los prostíbulos desde un prisma securitario y de control de la salud pública. Poco después se creó la II Comisión de Estudios sobre la Regulación de la Prostitución en el Congreso de los Diputados, que en 2007 rechazó regularla y promulgó un Plan contra la Trata con fines de Explotación Sexual.

“Vengo luchando contra el proxenetismo toda la puta vida. Herencia de una madre lesbiana abolicionista”

Hasta 2015 el Código Penal establecía que regentar o gestionar un local donde se ejerce prostitución era un delito recogido como la tercería locativa. En la ley de libertades sexuales de 2020 se vuelve a penalizar. ¿Esto afecta especialmente a los prostíbulos?

No solo a los prostíbulos. No queda muy claro si es proxenetismo que tú alquiles una habitación a 150 o 200 euros para que yo putee o si tú y yo nos cogemos un piso para putear y lo pagamos a medias. Si luchamos contra la trata y por las libertades sexuales y el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo, habrá que delimitar esto.

¿La situación ha ido a peor?

Por un lado, sí, para las que quieren legalizar la empresa desde la perspectiva del trabajo sexual por cuenta ajena. Para el marco en que estamos las que queremos crear espacios autogestionados y sin control
de terceros, no. Lo que hay es que reglamentar y delimitar la ley.

Apuestas por una regulación del trabajo sexual que os permita autogestionaros.

Mi propuesta es regular el trabajo sexual desde la autogestión y permitir la regularización de personas migrantes en situación irregular. Eso tiene que reconocerse con derechos para que una vez que están pagando los impuestos puedan tramitar sus papeles sin tener que depender de un manolo que las explote. Vengo luchando contra el proxenetismo toda la puta vida. Herencia de una madre lesbiana abolicionista. Cuando se creó la II Comisión del Congreso con Justine Abellán [trabajadora sexual que peleaba por construir una sección sindical en Comisiones Obreras] propusimos al sindicato formar cooperativas de trabajo asociado bajo contrato mercantil y limitadas en número de socias. La idea es crear espacios colectivizados donde las compañeras funcionen de manera que no pueda haber explotación. Si somos cinco las que hemos alquilado este piso, pues las cinco entramos en el contrato y podemos ejercer y ninguna puede ganar más. Cuentas claras y planificación de tu trabajo. Se acaba la rutina de cambiarse cada dos o tres semanas que utilizan las casas de porcentaje [en cierto tipo de prostitución es común pactar estancias en ciudades durante cierto tiempo para hacer servicios sexuales]. Siempre tienen chicas frescas, disponibles 24 horas. Es el hashtag de la industria. “¿Tres de la mañana? No importa, cari, salto de la cama, me pongo el rimmel y estoy fantástica, y… ‘qué pasa, mi amor, de dónde vienes’”. Claro, las escort [trabajadoras que ejercen prostitución de lujo] esto no lo viven porque ellas pactan sus tiempos, pero el tipo de ejercicio es muy distinto. Por no decir que las de la calle son el único sujeto social que no necesita de nada más para existir que el saber popular de en qué zona hay putillas. Ni publicidad.

En los años 2000 ciudades como Barcelona, Madrid, Granada o Bilbao promulgaron ordenanzas municipales que perseguían la oferta y demanda de servicios sexuales en la vía pública y que, según las organizaciones expertas, multaban a mujeres en situación de trata.

Es una política totalmente prohibicionista. Dicen no atacar a la trabajadora sexual sino a la clientela, pero a la hora de la verdad están atacando a la primera de manera indirecta. Cuando empezaron con las primeras multas en 2006, en Barcelona multaban a ambos y los clientes empezaron a ir a locales y a pisos a buscar servicios. Yo tengo memoria de las abolicionistas que atacaban al proxeneta. La idea de que si hay prostitución es porque el cliente existe… Si la hay es porque existe el patriarcado, la monogamia, la propiedad privada, la ley de extranjería… Porque la economía no permite que haya una equidad.

En su libro La Prostitución, la activista LGTBI y abolicionista Beatriz Gimeno, que ahora dirige el Instituto de la Mujer, plantea que la mayor parte de clientes de la prostitución son hombres cis que van con mujeres cis o trans y obtienen una plusvalía de género, un refuerzo a su masculinidad. ¿Cómo ves a los clientes?

Es una visión exterior de quien no ha ejercido. Hay un corsé machista que los tipos no soportan. Somos ese fin de semana de escape que de pronto te pagas para seguir currando. Te das cuenta de que la mayoría
vienen buscando prácticas que para nada se pueden permitir porque les rompería su estatus de hombre. O que andan buscando… el amor romántico, maricón. “Hazme una performance de la novia”. Otros son supersolitarios, no tienen confianza para transmitir sus sentimientos, otros buscan generarse fantasías…
Machos que vengan a reafirmarse, realmente tampoco tantos. ¿Que le tengas que decir “qué bien follas”? Es parte del sexo, de cómo se entabla, también cuando ligamos. Y respecto a la asistencia sexual para personas con diversidad funcional, desde ese ángulo interpelas a la sociedad de forma que queda claro que lo tuyo es un trabajo.

Intentaste montar una sección sindical de trabajo sexual en el sindicato Confederación Nacional del Trabajo (CNT).

Tuvimos varias negociaciones con la sección sindical de CNT CIT Barcelona de Medinaceli, en las que dijeron que no había ningún conflicto para que las trabajadoras sexuales se sindicaran y en diciembre de 2019 nos sindicamos tres. En la asamblea del 11 de enero de 2020, sin haber recibido previamente todos los puntos de asamblea, hay un punto anterior a la presentación de la sección de trabajo sexual de CNT ante el resto de secciones que era la abolición de la misma. Al final declinaron su obligación de interpelar a nivel regional, decir “tenemos putas dentro, penséis lo que penséis, toca accionar”. Y fuimos expulsadas al confederal, lo que implicaba estar dos años pagando sin poder tener una sección sindical o decir que CNT tiene una postura a favor del trabajo sexual. Tú me dirás, por lo menos que te digan, “no pagues, compañera, ve viniendo con nosotras y si luego al final se decide que tenéis derecho a ser, pues entonces empezáis a pagar”.

Ahora existe una sección sindical de trabajo sexual en la Intersindical de Catalunya. ¿Qué alianzas puede establecer el movimiento de trabajadoras sexuales con otras luchas sociales en este contexto?

Es lógico tener una sección sindical de trabajo sexual como parte de una camada de trabajo de diferentes sectores laborales. El proyecto tiene que estar siempre rodeado, como hacen las compañeras de Putas Libertarias del Raval, interactuando, apoyando y siendo apoyadas por los colectivos, esa es la única manera de conseguir una respuesta. Nosotras hemos creado la red colectiva Disputa, que es un proyecto que por un lado tiene una zona no mixta donde estamos gente trabajadora sexual independiente para ayudar en cuidados, emancipación y autogestión a otras u otres trabajadoras sexuales que son o quieran ser independientes, y por otro una zona mixta donde están les aliades. Las alianzas son superimportantes y por eso nuestro proyecto nace con una parte mixta con colectivos, activistas, grupos musicales, la panadera, oenegés, algún que otro partido político siempre que sea de izquierdas y depende de quién. El PSOE no es de izquierdas, es extremo centro.

“La finalidad es liberar a las putas de explotadores que en algunos casos forman parte de la extrema derecha, cari”

¿Cómo está afectando la crisis de la Covid-19 al sector?

Para mí no es tan distinto de cuando surgió el VIH. La pandemia, el histerismo, la desconfianza. No solo ha habido un descenso de trabajadoras sexuales, también de clientela. Es algo que atraviesa indistintamente de si eres pijo, facha o anarka, el rollo enfermedad cada uno lo lleva de una manera. Ha sido vergonzoso ver cómo cerraban [durante el confinamiento de 2020] un macroprostíbulo en la fronteraen La Junquera [Girona] y todo el personal se pudo acoger al Expediente de Regulación Temporal de Empleo [ERTE] menos las 90 compañeras que hacían trabajo sexual, y nadie se volvió a decir que es una estafa declarada a la Seguridad Social. ¿Por qué no han pagado los impuestos del contrato de alterne?

En 2018 la Audiencia Nacional declaró nulos los estatutos del sindicato OTRAS al considerar que no se podía establecer un contrato de trabajo cuyo objeto sea la pros- titución por cuenta ajena. ¿Qué opinas?

Estaría bien que esta pregunta se la hicieras a alguien que esté a favor de legalizar el trabajo sexual por cuenta ajena. Algunas activistas proderechos creen que esa es la única forma de regular. Para mí es una visión burguesa de clase media con pretensiones. No puedo entender que cooperen trabajadoras sexuales y gente contratada que no está haciendo ese trabajo. Desde el marco que nosotras queremos construir, ese señor, señora o señore, no existe ni puede exis- tir, es contraproducente. Es la única manera de garantizar realmente que no hay proxenetismo, y que decidas si trabajar o no a las cinco de la mañana y cumplas tus horas. Desde una perspectiva anticapitalista la autogestión va a tener que luchar contra un monstruo capitalista que tiene que desaparecer. La finalidad, ¿cuál es? Liberar a las putas de explotadores que en algunos casos forman parte de la extrema derecha, cari.

Como ANELA [Asociación Nacional de Locales de Alterne].

Por ejemplo. No hay mucho izquierdoso dueño de un puticlub pero sí de derechas. Y el derecho de hacer una empresa, qué quiere decir, que un pijo se va a montar una casa de putas y como somos los dueños pues hoy comemos todos, y nos las follamos, ¿eh? Cuando he tenido que trabajar en varios de estos lugares es donde me he sentido más usada y prostituida. Pero, por mi cuenta, siempre he podido levantarme y decir, “mira, nen, se acabó”.

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