Niñas y niños víctimas de violencia machista: no es solo trauma, sobre todo es injusticia
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La violencia machista no son solo números
Cuando vemos las noticias o leemos los periódicos
casi siempre aparece alguna noticia
sobre una mujer asesinada por su pareja o su expareja.
Son noticias muy tristes
y, sin embargo, ya no nos sorprenden.
Cada nueva mujer asesinada se convierte
solo en un número, en una víctima más.
Sabemos que el machismo mata,
pero nos estamos acostumbrando a ello.
Podemos pensar que la violencia machista
es algo alejado de nuestras vidas,
algo que solo le pasa a otras personas.
Pero es una realidad más cercana de lo que parece.
Lo que pasa es que, muchas veces, no se cuenta.
Detrás de los números y de las noticias,
muchas mujeres la sufren sin que nadie lo sepa.
La violencia machista se esconde tras el silencio,
la vergüenza que sufren las víctimas
y la sensación de que nadie puede ayudarlas.
Debemos tener claro que la violencia machista
no son solo los asesinatos.
La manipulación, el control y las humillaciones
también son formas de violencia
que cada día sufren miles de mujeres y de niñas.
Todas ellas, cada día, se sientan en el sofá
y comen en la misma mesa que su agresor.
Las niñas y niños como víctimas de la violencia
Las niñas y niños que conviven con la violencia sufren mucho,
y pueden llegar a tener importantes problemas
de salud mental.
Las y los menores no están preparados
para afrontar situaciones tan difíciles.
Por ello, sufrirán un gran daño
que les acompañará durante su vida adulta.
Para las mujeres que sufren violencia
es difícil admitir que son “mujeres maltratadas”.
Esa palabra las hace sentir vergüenza
y piensan que las personas de su entorno
no las van a entender.
Pero las niñas y niños ni siquiera comprenden bien
lo que significa el maltrato o la violencia.
Por eso, cuando en casa ven agresiones,
insultos y humillaciones,
acaban sufriendo un trauma.
Las personas sufren un trauma
cuando no tienen apoyos
y cuando su estado emocional no es bueno
para hacer frente a una amenaza.
Por eso, se produce un daño muy fuerte
y que dura mucho tiempo en su mente.
Muchas veces, el trauma que causa la violencia
no se puede arreglar con dinero ni con terapia,
sobre todo, en las niñas y niños.
A esa edad, no saben cómo gestionar
una situación tan dolorosa.
El trauma que produce la violencia les afecta
en su comportamiento, en su cuerpo y en su mente.
Y, con el tiempo, pueden sufrir ansiedad,
depresión y otros problemas de salud mental.
Hay que ayudar a prevenir el trauma en las niñas y niños
Hay muy pocos recursos y apoyos para las niñas y niños
que han sufrido violencia machista en su familia.
Muchas veces, el agresor va a la cárcel un tiempo
o el juez le prohíbe acercarse a su familia.
Pero eso no es suficiente para reparar el daño.
Además, a veces los agresores siguen viéndose
con sus hijos e hijas por orden de los jueces,
con el daño que esto significa.
Si la violencia machista es un problema para la sociedad,
¿por qué no es un problema proteger a menores
que la han sufrido?
Las administraciones tienen una responsabilidad
para ayudar a los hijos e hijas
víctimas de la violencia machista.
Y no la están cumpliendo.
Se podrían hacer muchas cosas
que ayudarían a las niñas y niños
a superar ese trauma, por ejemplo,
ayuda psicológica gratuita o ayudas económicas.
Pero no existen recursos destinados a reparar
el daño que sufren los niños y niñas.
Solo pueden salir adelante y superar ese trauma
de forma individual, con los recursos que tenga cada cual.
Los niños y niñas están solos y sin ayuda
para conseguir gestionar todo ese dolor.
Por eso, es habitual que les cueste dormir,
que pasen miedo o que tengan
pensamientos negativos.
Si nadie les apoya a superar el trauma,
pueden tener muchos problemas
psicológicos y emocionales en el futuro.
Es una enorme injusticia la situación
que deben enfrentar los niños y niñas
que han sufrido violencia machista en sus familias.
Después de vivir algo tan difícil de gestionar,
no existen apoyos para superarlo
ni nadie que se ocupe después de estas personas.
Y, eso que han vivido, se convierte en un trauma,
es decir, en una herida emocional profunda
que acaba siendo una enfermedad.
Puede parecer que, si sufren una enfermedad
la responsabilidad de “curarse” es suya.
Y que, si no lo consiguen, son débiles.
Tal vez, como sociedad, deberíamos exigir
que las administraciones dediquen recursos
para ayudarles a salir de esa situación.
Tal vez no deberíamos acostumbrarnos
a que la violencia machista sea solo una noticia
y a que cada mujer asesinada sea un número más.
Hace falta prevenir la violencia
y educar contra ella para que desaparezca.
Pero, mientras esto no ocurra,
las niñas y niños no solo vivirán un trauma.
Sobre todo, vivirán una enorme injusticia.
Machismo: Actitud de creer que los hombres son superiores a las mujeres.
Trauma: Impresión fuerte que produce un efecto negativo y que dura mucho tiempo.