Breve informe de una agresión

Breve informe de una agresión

Dos mujeres jóvenes han denunciado un intento de violación en Gasteiz, asegurando que fueron drogadas. Dada la falta de sensibilidad de la Ertzaintza y de algunos medios de comunicación que han puesto en duda su testimonio, el Movimiento Feminista de la ciudad lo difunde.

27/06/2016

A solicitud de las mujeres agredidas en fiestas de Arana, desde el Movimiento Feminista de Gasteiz os hacemos llegar su testimonio de cómo sucedieron los hechos, dado que se ha cuestionado su palabra y su manera de actuar por parte de diferentes instancias.

Nosotras damos toda credibilidad a su versión y las seguimos apoyando firmemente en su testimonio.

De la misma manera, como movimiento feminista, seguiremos trabajando para que este tipo de situaciones no se vuelvan a repetir más.

*Los nombres que aquí aparecen son ficticios para preservar su anonimato, el resto es su testimonio en sus propias palabras y expresión.

Cartel en la manifestación 'Feministok Prest', en Gasteiz./ Ecuador Etxea

Cartel en la manifestación ‘Feministok Prest’, en Gasteiz./ Ecuador Etxea

La agresión ocurrió la madrugada del 5 de junio en las fiestas de Arana, entre la una y las dos de la madrugada, cuando dos jóvenes se apartaron de la fiesta para ir a mear. Irati y Ainhoa guardan recuerdos vagos de dos jóvenes de unos 18 años agrediéndolas en un parking solitario. Irati se acuerda de estar tumbada entre dos coches, donde acababan de mear, y querer quitarse a un hombre de encima. También recuerdan haber hablado con un conocido, con quien volvieron a hablar al día siguiente y les dijo que le habían pedido ayuda porque los agresores las seguían. También les dice que le contaron que habían intentado violarlas.

Acto seguido, empezaron a llamar a gente. En un estado de confusión, la primera persona a la que llamaron fue una compañera de clase de Ainhoa, la última persona que habían visto antes de la agresión, en vez de llamar a un familiar o una amiga. A partir de ahí, más o menos entre las 3:00 y las 4:30, no se acuerdan de nada. Cabe mencionar que ambas están acostumbradas a beber moderadamente cuando salen de fiesta y niegan rotundamente que la pérdida de conciencia se deba al consumo de alcohol.

En este espacio de tiempo se olvidan de la agresión y no cuentan nada a sus  mejores amigas ni a sus padres al llegar a casa. Varios amigos comentaron que su actitud era muy extraña. Entre otras cosas, se pusieron a mear en medio de la calle con gente mirando. La mañana siguiente las dos se levantaron con un dolor de cabeza que les duró la semana entera. Ainhoa, que no se acordaba de nada, le dijo a su padre que los moratones y arañazos de sus brazos vendrían de haber estado en el concierto. Pero cuando Irati le mandó un mensaje diciendo que tenían que hablar de lo de la noche anterior ambas empezaron a tener “flashes” de lo ocurrido.

Ese mismo día (domingo, 5 de junio)  acudieron al hospital Txagorritxu y después de más de dos horas de espera a ambas les hicieron un informe por los golpes, pero no se realizó ninguna prueba, aunque ellas dijeron que sospechaban que habían sido drogadas y víctimas de una agresión. Al salir del hospital fueron a la Ertzaintza, donde testificaron por separado durante horas. La policía les dijo que tenían ideas muy vagas y que se pensasen si denunciar o no, porque el caso acabaría archivado. Les dijo que se tomasen un tiempo para decidir qué hacer y cuadrar bien la denuncia, y que esperasen una semana para volver y así no tener que repetir toda la historia a otra policía. Es un dato relevante que Irati tenía el examen de selectividad esa misma semana y que por lo tanto no es lógico que anduviese perdiendo el tiempo denunciando a desconocidos, como ha sido acusada por algún periódico.

El lunes 13 las llamó esta policía y les dijo que fuesen el próximo día, el 14 a poner la denuncia. Aunque habían esperado una semana siguiendo su recomendación, al llegar fueron recibidas por otra policía. En este momento Irati y Ainhoa tuvieron que defenderse ante las acusaciones de que seguramente iban embriagadas. Les repitió que anduviesen con cuidado, y puso una denuncia, diciéndoles que si veían a los agresores llamasen a la policía. Irati y Ainhoa también tuvieron que escuchar cómo esta policía les decía que quizás, si encontraban a los agresores, ellos dirían que ellas les habían provocado, o que fue consentido.

Además de acudir a la Ertzaintza, las chicas se pusieron en contacto con la Asamblea de Mujeres el 10 de junio, y el siguiente día volvieron a la escena de la agresión para poder recordar mejor lo que ocurrió. Acto seguido, una de las miembras de la asamblea les acompañó a denunciar ante la Policía Municipal. Aunque ellas pidieron que se les metiese en la unidad de violencia de género, la policía se lo niega ya que sólo se considera violencia de género cuando la agresión ocurre entre parejas o exparejas. Vuelven a contar sus hechos, y las dos resaltan la falta de sensibilidad y la indiferencia de la policía, que llegó a decirles que los hechos “no le parecían tan graves”.  Ellas cuentan que han oído que una chica sufrió algo parecido esa misma noche en Arana, pero que no han podido contactar con ella. Sin más, la policía les dice que anden con cuidado. También, como de paso, mencionan que la droga que les metieron pudo haber sido burundanga, que según ella lleva varios años circulando por Gasteiz.

Esta agresión salió en las noticias el 16 de junio, pero sin mención de la posible burundanga. En vez de intento de violación se dijo que unas chicas sufrieron unos tocamientos, que no es la misma cosa. El siguiente día se publicó una noticia que declaraba que la policía desconfiaba de Ainhoa y de Irati, porque habían seguido de fiesta y tardaron en hablar con sus padres (por eso mismo creen ellas que fueron drogadas). También se publicó que el ataque ocurrió en un lugar repleto de gente, un dato falso, y que tardaron mucho en poner la denuncia (porque les dijeron que esperasen una semana para no tener que volver a testificar).

En vez de hablar con las víctimas se ha optado por hablar con terceros interesados en que la noticia salga así. Es otro ejemplo de la falta de apoyo y protección a las mujeres, otro ejemplo de que no nos podemos fiar ni de las instituciones para ayudarnos, ni de los medios de comunicación para sacar la verdad. Luego nos sorprendemos al ver datos sobre la gran cantidad de violaciones que no se denuncian, nos preguntamos el porqué. Vivimos en una sociedad que estigmatiza a las víctimas en vez de a los agresores, y esto debe parar ya si realmente queremos construir una sociedad más justa e igualitaria.

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