Heidy Ramirez

Siempre he atribuido el intento de perfección con el intento de sumisión.

“Consigue este cuerpo, no ahora el otro, haz estos ejercicios para tener el thigh gap, muérete un poco de hambre, ¡que no pasa nada! todo sea por conseguir que se marquen los huesos de la pelvis, ponte esto, y esto, reacciona de esta manera ante las adversidades, ten el six ­pack, que se marquen los bíceps, déjate barba, el pelo largo no se lleva, bueno, esta temporada sí, no te enfades, ¡sonríe!, sonríe siempre, come esto, esto otro ni mirarlo, que engorda, que no se te caigan las tetas, que se te empalme hasta las ochenta, saca estas notas, haz esta carrera, la barriga tersa, los pelos en los sobacos son feos, depílate las piernas, dónde vas con esas ingles, ten x hijos, ten esta condición sexual, di lo que piensas, pero no mucho, sé políticamente correcto, no salgas con este tipo de gente, ten esta piel, estos labios, estos ojos, déjate el pelo largo, no, ahora corto, mira esta crema anticelulítica, y aplícate también el antiestrías, cálzate estos tacones, mira lo que se lleva esta temporada, mira lo que se llevará en la próxima…”. Si esto no es tener voluntad por ser sumisx, por favor, que borren el vocablo del diccionario.

La gente, pero, busca ser perfecta. Buscamos tener un trocito de esta perfección. Porque tener esta perfección es tener poder, es tener legitimidad para poder ejercer cualquier tipo de violencia sobre el otro individuo. Y esto es así. Si no que se lo digan a los que promueven el acoso escolar, a los racistas, a las xenófobas, a las fascistas, a los especistas ­ entrañables, el ser humano, animalejo con mil problemas, que practica holocaustos permanentes en contra de aquellos que no son de su especie­ y, cómo no, los machistas.

Que no traten de venderme que el caso de Teresa Fernández Saldaña, Gisela Gertrud Ama Schmitz­ Roth, Sandra Montiel Aguilar, Eglé Buskeviviene, Susana Carrasquer Perujo, Hanane Oulad Chgar Beroho, Tamara Simón Barrut, Davinia Vicario Aguilar, Mónica Pérez García, Yessica Paola Gómez Parra, Nancy Lorena Fernández, Coral González García, Mónica Egea Díaz, Marina Rodríguez Barciela, Caridad Pérez Calderón, Dima Mouaihat, Segunda María Desviat, Ainhara Ortiz Martínez, R​osario Roche Artigas,S​vetoslava Emanuilova, Mónica Egea Díaz… y todas, todas las que faltan no son por violencia machista, que no son porque unos cuantos imbéciles con el pene por cerebro han decidido que su perfección está por encima.

Y estas joyitas están respaldadas por la sociedad. Sociedad que busca ser más perfecta que sus individuos­ para poder tener el control sobre ellos­ sociedad que busca ser perfecta, siendo patriarcal. Sociedad, que por tanto, apoya el machismo, la heteronormatividad, el sexismo, el acoso.

Sociedad que se alegra de la eliminación de todo aquel que no siga este régimen.

Aquí es donde caigo en la cuenta de la importancia del feminismo, aquí es donde caigo en la cuenta de que este no es una reforma, no es una simple postura bienestarista. No es un parche.
Aquí es donde caigo en la cuenta de que es un incendio, un tornado, un horizonte diferente que busca transformar completamente todas los esquemas, estereotipos, roles, prejuicios, y demás juicios que esta actual sociedad violenta y presumidamente perfecta permite.

El feminismo no busca ser perfecto. Y por eso no le cae bien a la moda, a la televisión, a la música, a la publicidad, a la prensa, a muchas personas, etc.

El feminismo no busca ser perfecto, porque no busca la opresión, busca la igualdad.