A los depredadores callejeros

A los depredadores callejeros

Esta es una carta a todos los hombres que acosan a las mujeres por las calles y hacen que se sientan inseguras y atemorizadas en el espacio público

01/07/2017

Marina Landa

Un hombre aparece de espaldas subiendo unos escalones en una foto en blanco y negro

 

Este es un humilde mensaje dirigido a los depredadores callejeros de todas las ciudades, pueblos, islas, desiertos y selvas del planeta. A los acosadores que piensan no serlo porque su situación de poder, consecuencia del sistema patriarcal, les exime de sentir un ápice de responsabilidad, un ápice de culpa, les prohíbe mirar más allá.

Altos, bajos, de estatura media. Gordos, flacos, mazados. Peludos y depilados. Morenos, castaños, rubios, pelirrojos y calvos. Con pelo largo, pelo corto, rapados, con cresta, con rastas. Viejos, cincuentones, adultos en la plenitud de su vida, jóvenes, chavales, niños. De ojos azules, verdes, marrones. Negros, blancos, mulatos, orientales, indios nativos, de Oriente próximo y del de más allá. Marroquíes, estadounidenses, irlandeses, griegos, australianos, tailandeses, sudafricanos, argentinos, senegaleses, españoles, catalanes, vascos, apátridas.

Agnósticos, católicos, budistas, musulmanes, ateos, evangelistas, protestantes, ortodoxos, judíos, cienciólogos. Los que llevan chancletas, botas de monte, náuticos, mocasines, zapatillas Adidas o Nike, los que van descalzos. Pijaitas y perroflautas. Indepes, españolazos, borrokas, anarquistas, comunistas, peperos, nuevos peperos, socialistas, animalistas, anticapitalistas, anti-sistema.

Educadores sociales, políticos, periodistas, camareros, taxistas, profesores, diseñadores, abogados, banqueros, recepcionistas, cajeros de supermercado, parados. Los catedráticos y los que no aprobaron la ESO. Los que beben cerveza de vez en cuando, los que beben más de la cuenta, los abstemios. Los inteligentes  y los cortos (de miras). Los que van en coche, en bici, en metro (despatarrados), a pie.

Este es un mensaje a todos los seres humanos identificados con el género masculino del planeta. Vuestros gestos, vuestras miradas, las palabras, los silbidos, los piropos, los besitos que nos lanzáis. Ay mi amor, gracias guapa, buenos días preciosa, ¿adónde vas tan solita?, ¿cómo os vais a ir ya si la fiesta acaba de empezar?, ¿te espera tu novio o qué? Sexy, mamita, linda, tía buena, frígida, estrecha, malfollada, puta, guarra, gorda, ojalá me la…

Faldas cortas y largas, pantalones estrechos y de chándal. BASTA. Dejad de hacer que nos sintamos débiles, frágiles, inútiles, ya sea medianoche o las diez de la mañana.  No queremos saber nada de vosotros. Estorbáis en nuestro camino, hacéis peligrar nuestra dignidad, nuestra confianza, nuestra estabilidad mental, en una milésima de segundo. Entorpecéis nuestra alegría, facilitáis nuestra depresión, nuestra tristeza, nuestra inseguridad, nuestros miedos.

Estamos hartas de tener que callarnos, protegernos, obedecer, disimular, restarle importancia. Alentáis nuestro asco, nuestras ganas de gritar, de dejaros en ridículo, de querer veros entre rejas, de desear que desaparezcáis de la faz de la Tierra. Machistas declarados, machistas orgullosos, feministas de boquilla, feministas de pega, dejad de infravalorarnos, porque os hemos declarado la guerra.

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