Conversación “Marika-Anti” conmigo
La Pablo Ramos García
Con estas palabras, en The Guardian, Marlon James nos invita a dejar de ser […]
La Pablo Ramos García
Con estas palabras, en The Guardian, Marlon James nos invita a dejar de ser “No”, y ser “Anti”. A dejar de sentirnos tranquilos no-siendo racistas, machistas, lgbtifóbicos y pasar a ser Anti. A abandonar el “No soy, no hago, yo nunca, no puedo”. Como él mismo dice, “tenemos que dejar de pensar que las injusticias que suceden en este mundo están fuera de nuestra responsabilidad. Debemos dejar de ser ‘no’ y comenzar a ser ‘anti’”.
A raíz de sus palabras, pude tener esta conversación conmigo mismo, que aquí os dejo:
-Conversación Marika-Anti conmigo-
No soy Anti, soy No, no soy Anti, soy No, no soy anti, soy No, y no me lo quito de la cabeza. Sé anti, sé anti, sé anti, sé anti. Ser No es una mierrrrda. Una puta mierda (joder: micromachismo). Estoy en muchos grupos de whatsapp, como muchos o así. Joderrrr… que pereza a veces. Venga machiruladas en algunos, venga whatsapps que sé que no están bien (machistas, racistas, lgbtifóbicos… Pfff ¡que pereza!) y yo, que no digo nada. Los ignoro y ale. Pero siguen enviando los whatsapps, que pereza, joder, y yo sigo siendo No y no siendo Anti.
-A ver Pablo… Coges y les dices que sus whatsapps son un truño. Que eres marika (bueno, eso ya se sabe) y que te ofenden. ¡Ojo! Y que te ofenden también los whatsapps racistas, machistas… y que paren ya. Pero no lo haces
+claro, es que entonces tengo que aguantar comentarios, seguramente, diciéndome “que si soy un rancio”, “un aguafiestas”, esa coña o esa otra.
-¡Da palo aguantar coñas eh! Pues te jodes y las aguantas. ¡Pero sé Anti de una vez, joé! De hecho, debe estar guay lo de ser Anti, mira: Ahora eres No, y vaya rallada tienes porque te sientes mal porque no eres Anti y eso te hace sentirte egoísta porque priorizas tu bienestar no teniendo que aguantar coñas al no ser Anti. Y como eso no te parece bien, te rallas y, por lo tanto, tienes mal estar. ¿Lo ves que chorrada? En cambio, si eres Anti, vale, tendrás que aguantar algún comentario, pero estarás a gusto contigo mismo y serán los demás los que, al ver su propio racismo, machismo, lgbtifobia… ¡se rallarán! ¿¡Lo ves!? ¡Pero si es perfecto!
+¡Ala! Pues es verdad…
-¿Ves? Va, cuéntame más, anda.
+Pues mira. Estoy hasta el moño (bueno, flequillo) de la masculinidad. ¡Ajjjjjj qué asco! Es que no quiero tener nada que ver con nada que tenga que ver con ser hombre. Que palo. No quiero generar miedo a otras, no quiero ser un opresor en potencia. Quiero que me vean y digan: “Mira, un marika”. “Que majo el Marika”. “¡¡¡Hola MARIKAAAAAAAA!!! Que si, que soy hombre, pero no quiero ser masculino. ¡¿Podemos destruir la masculinidad ya, por favor?! Bdeeeee… que asco.
-Vale si, destruyámosla. Marikonízate todo lo que puedas, que mola, pero renuncia a cosas, guapo. No tengas tanto morro.
+¿Ah si? ¿Puedo renunciar a cosas? ¡¿Yo?! Qué guay.
-Mmmm… Si, por ejemplo: Cállate. ¡Cállate un rato! Mira que te dijeron una vez, hace poco: Que siempre quieres tener la razón. Que eres un tozudo y que no escuchas las opiniones de los demás.
+¿Quién, yo?
-¡Sí, tu!
+¡Yo no fui! ¡Si yo soy cuqui!
-¿Lo ves?
+Aaaaa vale sí, me callo. Vale, sí. Me callo. Chapo la boca, dejo hablar y si hablo, empiezo expresando mis opiniones por “yo creo”, “yo pienso”, “seguramente me equivoco, pero”.
-Habla poco, pesao, y calla mucho. Siempre que ser hombre te de ese privilegio. Siempre que haga que se te escuche más. Ah, y no interrumpas cuando hable alguien.
+Vale, vale. Otra cosa: El espacio público. No lo quiero ocupar. Me dan rabia y asco esos tíos que se desparraman ocupando tres asientos, con sus piernas por todas partes y sus cosas también. ¡Joder! Que el otro día subí a un bus dirección Toulouse y no me pude sentar en mi sitio porque un machirulo ocupaba mi asiento aparte del suyo.
-¿Y qué hiciste?
+Nada, me senté en otro sitio.
-¡Ajá! Así que fuiste No y no Anti…
+Mierda, es verdad joderrrr. ¡Pues que se fastidie! ¡Era mi asiento, eh! ¡Que lo ponía en mi billete! Y en el fondo, el asiento me daba igual, pero ¿por qué tengo que moverme de sitio porque un TÍO ha decidido que merece ocupar dos asientos con sus mierdas, para estar más ancho? ¡Que no viajas solo colega! ¡Que es un bus, va lleno y se va estrecho: PUNTO! ¡Tú y todos!
-¡Exacto!
+Soy Anti, soy Anti, soy Anti…
-¡¡¡Más MÁS!!!
+Soy Anti, soy Anti, SOY ANTI…
-Ah, pero haznos un favor y no te fustigues a ti mismo, eh. No te pongas en plan víctima al estilo “¡Aaaaaaaay que mal lo hago todo! ¡Soy una persona horrible! ¡Tengo privilegios y no los quiero! Soy un moooonstruooooo!”, que esas actitudes dan mucha pereza. No te fustigues. Oye, no es fácil ser Anti, calma. Simplemente cuando veas que algo no te sale, pues ¡eh!, seguimos. Seguimos haciendo faena, compartiendo tu frustración con compañeras y encontrando otras maneras para cambiar-lo. Con alegría y entusiasmo. Y convencido.
Sabes cuales son tus objetivos. Sabes que hay otros objetivos que aún no has descubierto, pero a los que también quieres llegar. Va, ¡empieza!
+Venga va: 1.-Abro el whatsapp 2.-Abro alguno de esos grupos de whatsapp horribles 3.-Busco el último chiste pollicéntrico, racista, machirulo, lgbtifóbico (no será difícil) 4.-Haces “responder” y dices “Eh! Los negros son personas, no solo penes para hacer chistes”.
Estoy nervioso, pero lo hago
¡Ah! ¡A parte de marika soy charnego! De barrio pobre. De padres obreros. Castellanoparlante. Y estoy muy orgulloso de todo. Y me pondré muy Anti si hacéis chistes de chonis. Pero os querré igual.