Por Montse Soria

Yo ya no sé qué es peor, si la actitud de los “Nuevos Hombres” o los machirulos de siempre.

El “Nuevo Hombre” —NH a partir de ahora— es un ser con un ego exacerbado, amigo de sus amigos pero sobre todo amigo de los peldaños altos. Le gusta agarrar el micro y pajearse en directo ante mujeres enamoradas de su lluvia de palabras, como un padre omnipotente que nos mira y asiente “sé por lo que estáis pasando”. El NH no conoce la discreción ni el silencio.

Este nuevo hombre se engancha al carro del feminismo sin pasar por el centrifugado, sin abrirse en canal ni morirse de dolor y vergüenza. Sin saber qué le ocurre cuando no se siente mirado ni poder compartir con otros hombres su propio fracaso.

El NH sigue sin enterarse de que las mujeres no llevamos siglos “esperando a que los hombres cambien” —como señala en un guiño a las mujeres algún poeta sensible—. El NH no se ha enterado tampoco de que la única persona a la que tiene que ayudar es a él mismo. Que nosotras ya nos ocupamos de lo nuestro.

Esperemos que la efervescencia de los nuevos hombres de paso a movimientos más honestos y de mayor calado.