Catalina Peña Guerra

El Movimiento Feminista ha sido el único movimiento que ha logrado movilizar al mundo entero, así se ha demostrado durante la jornada del 8M. Las mujeres una vez más paramos el mundo, nuestras voces se oyeron desde las grandes ciudades hasta los pueblos más pequeños. Fue un día de toma de conciencia, de reflexión y, sobre todo, de sororidad.

Este año por cuestiones de estudios me ha tocado vivir la experiencia del 8M en Santiago de Chile. Aquí os dejo algunos momentos que pude capturar y experiencias que puede vivir.

La marcha comienza en Plaza Italia alrededor de las 19:00 hrs., la gente comienza a llegar y a sacar sus pancartas, preparándose para recorrer la Alameda y gritar todas juntas “alerta machista, Santiago es territorio feminista”. Rodeadas de alegría, de bailes y música, comenzamos la marcha, dispuestas a seguir construyendo un discurso subversivo ante las políticas impuestas por un Estado que pretende implantar un régimen hegemónico, normativo y heterogéneo ante cuerpos diversos.

Por la aglomeración y por la falta de organización de la Municipalidad de Santiago no podíamos avanzar, debido a que solo se había habilitado un carril de la Alameda para la marcha. Nadie se esperaba tal cantidad de personas, ya que los grandes medios de comunicación no mencionaron la manifestación, ni tampoco la cubrieron. A raíz de esta aglomeración, no hubo más opción que romper las normas y tomar todo el espacio, aunque esto significara cortar el tráfico. La rebeldía como acto simbólico de resistencia ante los cuerpos institucionales que blindaban la zona.

Para entender las reivindicaciones de la marcha del 8M chilena, es necesario entender su contexto socio-político. En Chile el 20 de Julio del 2017 se aprobó la Ley del aborto en tres causales, es decir, solo se permite abortar si es un embarazo por violación, por malformación del feto o si es un embarazo que pone en riesgo la vida de la madre. El aborto sigue sin ser libre y gratuito, lo cual afecta principalmente a las mujeres empobrecidas.

Por otra parte, sigue habiendo un gran estigma sobre la comunidad LGTBIQ+. Recordamos el asesinato de Dilan Vera Parra en la Pintana, apuñalada por ser transexual. Tampoco olvidaremos el asesinato de Nicole Saavedra en Limache, por ser mujer y lesbiana. La sociedad chilena siempre recordará las injusticias que se ha cometido contra el pueblo mapuche y el encarcelamiento de la Machi Francisca Linconao. El Estado chileno siempre será culpable del asesinato de Joane Florvil, condenada por ser mujer, negra y migrante. Jamás se olvidará a las mujeres que han sido asesinadas a manos de hombres, porque “no estamos todas, faltan las asesinadas”.

El neoliberalismo que instauró la dictadura pinochetista, hoy en día, se encarna en todas las esferas sociales, beneficiando a los más ricos y perjudicando a las más pobres. Las desigualdades socio-económicas en Chile son extremas, ya que afectan brutalmente a la mayoría de la población. Ante esta situación, las mujeres son las mayores afectadas y las más empobrecidas, debido a que las desigualdades se han construido, principalmente, sobre los cuerpos de las mujeres. Debido al sistema neoliberal y la percepción individualista que ha instituido este, el clasismo, el racismo y la misoginia han copado los discursos populares. Como consecuencia, los discursos de odio hacia la diferencia crecen cada día, alimentados por el Estado y por sus instituciones.

Julieta Kirkwood (2010) señala que la explotación de los otros/as se desarrolla a través de un consenso. Es necesario que dominantes y excluidos piensen que lo que es no puede ser de otra manera. Se necesita una obediencia ciega para seguir con los cánones de dominación que, ante todo intento de ruptura o desobediencia, será castigado. Es por ello por lo que, el Movimiento Feminista nace como un movimiento social y político que pretende cuestionar todas las formas de discriminación y opresión que ha construido el Estado patriarcal en torno al cuerpo de las mujeres. Por esta razón y por muchas más, el 8M salimos a las calles a gritar #Niunamenos.

Bibliografía

Kirkwood, J. (2010). Ser política en Chile. Las feministas y los partidos. LOM Ediciones/ Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile.