¿Qué pasa cuando las negras salimos de fiesta?
No he tardado mucho en entender que para muchos hombres mi color “exótico” es una señal verde que les permite tratarme como una mujer fácil, dócil, caliente, aprovechada. Clichés como que "todas las negras bailan bien" o que "todas las negras tienen un buen culo" nos exponen a insinuaciones sexuales y situaciones de acoso.
En la primera fiesta en la que estuve en España, sentí la mano de un chico que me había gustado cogiéndome por el hombro apenas 10 minutos después de empezar a conversar con él, y haciéndome caminar junto a él delante de su grupo de amigos como si yo fuera un trofeo que acabase de ganar. No le di importancia porque él me gustaba, y porque ya sabemos que a veces “los chicos son así”.
En otra ocasión, recuerdo haber salido sola de una fiesta, y en la cola para pagar, unos chicos, que también esperaban su turno, me preguntaron de dónde era y que hacía allí sola. Les contesté tranquilamente porque me parecían respetuosos, pero después de una conversación de algunos minutos, escuché a uno de ellos cuchichear que yo debía ser una prostituta. Todos se rieron a carcajadas, pero tampoco me impactó, porque yo era una mujer de 27 años que pagaba sus cuentas e idiotas se encuentran en todas partes.
Pero esas situaciones “raras” no fueron las únicas. Un chico nórdico corrió detrás de mí mientras salía de mi trabajo, causándome un gran susto, porque yo “le había parecido muy guapa y quería conocerme”, me preguntó si era de Brasil y le confirmé que sí, y la frase siguiente fue “¡Me encantan! Las brasileñas son muy locas cuando están de fiesta”. En otra ocasión, en un local pijillo de Barcelona, un estadounidense se me acercó para decirme que su amigo había ganado no sé cuántos centenares de miles de dólares en aquel año, como si esa información fuera hacer que yo saltara inmediatamente a sus brazos. Aparte de eso, innumerables intentos de besos y acercamientos que no se repetían con mis amigas blancas cuando salíamos juntas. Era como si conmigo las reglas del juego fuesen otras.
No he tardado mucho en entender que estos comportamientos se debían a mi origen y a mi piel, que para estos hombres mi color “exótico” era una señal verde que les permitía tratarme como una mujer fácil, dócil, caliente, aprovechada, sumisa, ignorante, puta y otras cosas más que los medios venden de las mujeres como yo, ya que difícilmente vemos a nuestro colectivo representado de manera digna. En los medios españoles sufrimos una violencia absurda con esa falta de representatividad de calidad, con la que refuerzan una vez tras otra que somos mujeres de tercera clase.
“Un amigo blanco me dijo que siempre que no pillaba cacho en una noche de fiesta, iba a por una negra porque las negras eran más fáciles”, me comentó una vez una compañera con tristeza en la mirada mientras hablábamos de nuestra experiencia de ser una mujer negra en España. No es raro que un hombre que sale de fiesta se acerque a una mujer negra de una forma mucho más directa y poco galante de lo que lo haría si la mujer fuera blanca, porque la negra no es la princesa de los cuentos de hadas, es más bien otra cosa.
Por eso tenemos que hablar de la hipersexualización de las mujeres racializadas, no para victimizarnos, pero sí para entender que la etiqueta de mujer “exótica” te saca un poco la humanidad, te pone más cerca de ser tratada como una aventura para una noche, un trofeo, que no tiene socialmente el estatus de una mujer blanca y por lo tanto merece aún menos respeto.
SOS Racisme Catalunya ha lanzado una serie de vídeos para sensibilizar sobre la discriminación racista en el ocio nocturno e informar sobre el derecho a interponer quejas ante ese trato. En el cuarto vídeo, pensando en la hipersexualización como parte del racismo que nadie ve, recrean una situación donde dos chicas negras son invitadas a entrar gratis en una discoteca para “dar flow” al ambiente “moviendo sus culos”. El objetivo es llevar a la reflexión de cómo las personas racializadas son más vulnerables a un trato hostil en situaciones cotidianas, a la vez que las demás personas presentes pocas veces reconocen ese trato discriminatorio, aunque pase frente a sus ojos. El video en cuestión se llama “Vosotras entráis gratis” y la argumentación central, de acuerdo con SOS Racisme, es que clichés como ese de que “todas las negras bailan bien” o que “todas las negras tienen un buen culo” exponen a la mujer negra a sufrir insinuaciones y situaciones de acoso. Por otro lado, muestran que las aparentes “ventajas” son en el fondo una trampa, por el hecho de estar realmente siendo instrumentalizadas como parte del decorado, utilizadas como una mercancía sexual.
Os invito también a mirar los demás videos que forman parte de la campaña de SOS Racisme, bajo el hashtag #elracismosaledefiesta.