El peligroso machirulo activista: cómo detectarlo en cualquier movimiento social

El peligroso machirulo activista: cómo detectarlo en cualquier movimiento social

Anónimas hartas de los movimientos sociales mixtos, y ahora en colectivos feministas

En la imagen aparecen dos hombres. Uno de azul y otro de rojo. Ambos leyendo un periódico. El de azul representa a una hombre de derechas y el de rojo a uno de izquierdas. Detrás de ambos hay una [...]
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20/02/2019

Anónimas hartas de los movimientos sociales mixtos, y ahora en colectivos feministas

En la imagen aparecen dos hombres. Uno de azul y otro de rojo. Ambos leyendo un periódico. El de azul representa a una hombre de derechas y el de rojo a uno de izquierdas. Detrás de ambos hay una mujer limpiando mientras ellos leen. Abajo le sigue la frase: "No hay nada más parecido a un machista de derechas que un machista de izquierdas".

Ilustración de Emma Gascó, basada en la famosa frase de ‘Mujeres Creando’

  • Escribe textos de activismo en redes sociales, blogs o incluso le publican libros. En ese caso, regala publicaciones a sus “admiradores/as” para impresionar. También puede invitarte a charlas, conferencias, etc. Siempre dirá lo mismo: las mujeres de mi asociación no “quieren” dar charlas, y lamentablemente me toca a mi…
  • Liga con todas las mujeres (a veces también hombres) que puede, sean de su movimiento social o no. Eso sí, les deja claro que “folla con amigxs” y que él no se enamora… que eso es de pardillos.
  • Disfraza su machismo de poliamor, ¿quién se va a dar cuenta? Oculta sus relaciones afectivas a otras mujeres en las que pueda estar interesado, no vaya a ser que se le estropee un polvo por ser sincero… Si es necesario llama celoso/a(s) a quien le parezca mal eso de los cadáveres afectivos que va dejando por el camino.
  • Sobre todo con las mujeres activistas: si además de tener relaciones sexuales con ellas puede usar sus casas para sus giras activistas, mejor que mejor. Si las activistas le cuidan, le suben la autoestima y lo aprecian, el barco va viento en popa.
  • Si empieza una relación afectivo- sexual, te dejará claro que su tiempo de activismo es sagrado. Cuando le dices que tiene que limpiar, hacer la comida o cuidarte cuando enfermas, te va a decir que esas “minudencias” le quitan tiempo de su causa, que él es un mártir de su causa, y que no le apoyas lo suficiente. Que eres egoísta, vamos.
  • Si le criticas por su machismo y por sus actitudes babosas, te va a decir que a ti lo único que te importa es el feminismo, y que hay otras causas muy muy importantes de las que él se ocupa; así en un giro dialéctico pasa a llamarte especista, burguesa o lo que haga falta para eludir debatir sobre su machismo. Ademas te va a comentar que él se ha trabajado mucho su machismo, y que ha cambiado un montón; y que “flaco favor” le haces tú a la causa feminista criticándolo por todo, en vez de animarlo con sus pasitos hacia la igualdad, juajua.
  • Debate contigo sobre política, sobre movimientos sociales, y después de un tiempo te empiezas a dar cuenta que utiliza tus argumentaciones en público, en las asambleas sin citarte a ti. Cuando le comentas que esa idea era tuya, te comenta que no se acuerda de habértela escuchado… no le des ideas al machirulo activista.
  • Intenta que sus amantes no hagan piña contra él: sino descubren la sororidad, todo va bien. Si empiezas a criticarlo por cómo trata a otras mujeres, porque no las respeta ni se preocupa por ellas; él empieza con eso de que “no le dejas respirar” y “que te metas en tu vida”. En definitiva, únicamente le importa la imagen que proyecta de si mismo, y pretende admiradoras, pero no amigas igualitarias.
  • De repente, un buen día te das cuenta que te has convertido en la “amante del machirulo activista”, y que después de años soportándolo necesitas que otras mujeres lo detecten…
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