Leche, lactancia, lactivismo: del fluido al movimiento
Esta lectora de Pikara recuerda a Simone de Beauvoir, a Judith Butler y hasta a Nietzsche para reflexionar sobre lactancia y contarnos lo que es el lactivismo.
Ester Massó Guijarro
Madre lactante y lactivista, miembro de PETRA y profesora titular en la Universidad de Granada.
__________________________
NOTA PREVIA: parte de las reflexiones aquí compartidas se ha vertido previamente, de forma desagregada, en diferentes artículos académico-científicos de mi autoría que pueden ser libremente consultados en línea por les lectores interesades; de ahí, también, la constante autorreferencialidad del siguiente texto, y ya que, por su carácter divulgativo, no pretende en absoluto una exhaustividad en las citas bibliográficas. Sobre cualquier idea o tesis aquí presentada, son muy bienvenidas la discusión y la argumentación, para lo cual las personas implicadas en la construcción y el avance de este debate público pueden dirigirse directamente a mi correo profesional: ester@ugr.es.
Decía Simone de Beauvoir que “La gestación y los trabajos domésticos […] son repetitivos, encierran a las mujeres en la inmanencia, no producen nada nuevo. Engendrar y amamantar no son ‘actividades’, son funciones naturales, no suponen ningún proyecto” (en Puleo 2009:127). Pues bien: aquí vamos a tratar ese amamantar como una actividad en sí, como un proyecto de vida; más aún, una ontología, en su más puro sentido filosófico y metafísico de estudiar lo que hay, así como las relaciones entre los entes, o la relación entre un acto y sus participantes. No es baladí (más bien, todo lo contrario, conocidos los argumentos de Beauvoir y tantas otras) vindicar la dignidad, la necesidad de ser oídas, reconocidas y narradas, en las herstories de amamantamiento (las her-milk-stories); antes bien, reclamar estas narraciones lácteas que venimos estudiando desafía, entre muchas otras cosas, una larga tradición de lucha feminista colonizada por el propio patriarcado, donde la rebelión misma se funda en su semilla (¿acaso por pura necesidad militante?) (Massó Guijarro 2018: 189).
Los puros hechos humanos, en su estricta fenomenología-, los fluidos, las interacciones corporales (lo que llama Beauvoir “funciones naturales”), no poseen per se un signo político, no son o dejan de ser feministas (o machistas) por su mera expresión. Son los contextos, significados y cogniciones, a menudo de corte eminentemente simbólica, los que los apellidan, los definen y los tornan, al fin, esas actividades y proyectos de los que habla Beauvoir (como sucede con la esfera misma de la sexualidad, que durante siglos ha podido ser, casi siempre, un yugo para las mujeres, y no por ello decidimos desactivar la sexualidad de la realidad de las personas-mujeres sino, antes bien, descolonizarla, despatriarcalizarla).
Así, en el caso de la llamada “lactancia materna”, nos hallamos en primera instancia con la leche, el fluido, que transciende social y emocionalmente en lactancia materna, en tanto que práctica humana (lactancia no solo materna ya que, entre otras cosas, lo es también de la criatura y, por ende y así, de cualquier ser humano cuando nacemos; de una lactancia materno-filial, avanzamos hacia un concepto más holístico de “lactancia humana”), y de ahí, se transciende políticamente hacia el lactivismo; dicho de otro modo, si la lactancia es la transcendencia socioemocional y práctico-actitudinal de la leche humana, el lactivismo es la transcendencia sociopolítica de la lactancia (leche-lactancia-lactivismo). Y este, el movimiento lactivista, supone una comprensión feminista interseccional (y con ello se implica decolonial y despatriarcalizada) de la leche y la lactancia en sí (Massó Guijarro 2015a).
Así, es fundamental destacar la diferencia (y ya que su subsunción ha implicado profundas y persistentes confusiones epistemológicas) entre tres realidades intrínsecamente vinculadas pero, a su vez, claramente distintas, a saber, la citada tríada: la leche humana, la lactancia y el lactivismo. Dichas confusiones epistemológicas proceden de igualar/subsumir tres cosas tan diferentes, que requieren a su vez comprensión, tratamientos, investigaciones y nombres bien desagregados porque implican de hecho fenómenos diversos y necesitan gestiones diversas. De ahí la complejidad siempre de lo humano.
Veámoslo con algo de más atención. La leche (humana, se entiende) se trata de una realidad muy puramente fisiológica, de un fluido que eyecta el cuerpo humano (el único con carácter alimentario o nutritivo, como bien señalan las estudiosas), y requiere de un abordaje (también) fisiológico, de profundos estudios que se están realizando desde la fisiología humana (y que por cierto arrojan constantemente fascinantes resultados); no podemos renunciar a este estudio de este fluido nuestro, como seres humanos, desde las ciencias biológicas; y eso no es reducir, no es reduccionismo biologizante, sino ampliar nuestra comprensión sobre el mundo de quiénes somos (al contrario, negarnos a profundizar en el estudio de nuestra leche sería ceguera, exclusión epistemológica de corte androcéntrico y patriarcal). De la leche pasamos a la lactancia, que es la práctica humana que puede devenir de aquella eyección, de aquel producto fisiológico; y la lactancia es, en sí, una dimensión relacional, corporal, carnal, psicológica y que incluye, como mínimo, dos o más (tanto leche como lactancia no pueden ser, nunca, comprendidas ni explicadas desde un paradigma estrictamente individualista, ya que por definición requieren de dos o más individuos interconectados e interdependientes para suceder, para existir por así decir). La lactancia como relación requiere estudios desde campos diversísimos: psicología, antropología, filosofía, matronería, enfermería, economía feminista y un largo etcétera (también algo de fisiología). Y de la lactancia, finalmente, sucede la trascendencia sociopolítica que hemos dado en llamar “lactivismo” (activismo por la lactancia humana) (Massó Guijarro 2015c), que implica una conciencia política y que es, por definición, colectiva, societaria (y ha de abordarse, y nombrarse, igualmente desde disciplinas diversas y plurales). Y las tres realidades, como digo, requieren abordajes propios, por supuesto complementarios y que han de interprenetrarse, pero no hemos de renunciar a ninguno de ellos. A mi juicio, pues, hemos de trabajar a la par en esta deconstrucción decolonial de la lactancia (como hemos de hacerlo con tantos otros campos relacionados, la maternidad, la sexualidad, la paternidad, la crianza en sentido más amplio), así como en la profundización de la complejidad epistemológica que requiere un abordaje riguroso del tema.
Esta reflexión es la base de la revisión epistemológica y conceptual que se está realizando sobre la lactancia materna, que finalmente aterriza en la praxis, para su traducción en una lactancia humana de corte holístico y despatriarcal/decolonial. Conceptos como el citado sobre el de lactancia humana o el de entornos lactantes corresponsables, lactancias auxiliares (paternas o no), revisión del concepto de la prolongación en la lactancia humana, lactancia subrogada, corporalidades lactantes, son ejemplos del trabajo hermenéutico a este respecto. No solamente la realidad contemporánea sobre la lactancia humana se está revisando en lo teórico y en lo práctico sino que, incluso, en cómo miramos al pasado estamos aplicando nuevas herramientas cognitivas para aprender a leer las anteriores prácticas de cultura lactante con otras claves; por ejemplo, la lactancia practicada por nodrizas (que se ha solido llamar asalariada o mercenaria, incluso), la leemos en clave de subrogación, tratando de entenderla como una lactancia subrogada (a veces con contraprestación en bienes materiales y otras no, a modo de colactancias parentales por razones emocionales) donde nos interesa recoger testimonios y memoria oral no solo de las nodrizas sino también de las mujeres que decidieron subrogar la lactancia de su prole, así como las impresiones de estas personas, los entonces lactantes (con respecto de sus amas de leche, por ejemplo).
Porque, finalmente, esta última aserción nos lleva a las reflexiones de Nietzsche, quien, en Más allá del bien y del mal, afirmaba que “De los sentidos es de donde procede toda credibilidad, toda buena conciencia, toda evidencia de la verdad”; [y, por otro lado,] “Cuanto más abstracta sea la verdad que quieres enseñar, tanto más tienes que atraer hacia ella incluso a los sentidos” (Nietzsche 1997: 111). Así, para comprender qué se halla a la base de estas reflexiones, qué hay de poderoso en la leche humana que ha conducido a la lactancia y más aún, hoy, al lactivismo, hemos de acudir de nuevo a los sentidos, a las corporalidades disidentes que suponen la condición de ser lactante durante unos años en la vida de una persona; qué supone en los sentidos, en las emociones, en las pasiones, incluso en la erótica y la sensualidad singulares de esta experiencia corporal, tan silenciadas en el mundo occidental hasta muy recientemente; para acabar terminando en la política, esa dimensión pública donde, todavía ahora, la intimidad ha de mostrarse para poder acabar vindicando el derecho a ella, el orgullo, como en otras formas de contestación pública desde lo íntimo a que acontecemos en nuestros días, desde esos cuerpos aliados que nos enseña Butler (2017).
Bibliografía citada
Ausona Bieto, Marta (2016) “Lactancias maternas más allá del año. Críticas, creencias y corporalidad”. MUSAS 1-1: 16-32.
Butler, Judith (2017) Cuerpos aliados y lucha política. Hacia una teoría performativa de la asamblea. Barcelona, Paidós.
Fairbanks, L. e Hinde K. (2013) “Behavioral Response of Mothers and Infants to Variation in Maternal Condition: Adaptation, Compensation and Resilience”. En Clancy KBH, Hinde K, Rutherford JN (eds.) Primate Developmental Trajectories in Proximate and Ultimate Perspectives, Springer, New York: 281-302.
Martínez Casares, José Ángel (2019) Análisis cualitativo de la publicidad institucional en la promoción de la lactancia humana: sesgos de género y lactancia auxiliar paterna. Tesis de Máster “Género y Salud”, Universidad Rey Juan Carlos.
Massó Guijarro, Ester (2013) “Deseo lactante: sexualidad y política en el lactivismo contemporáneo”. Revista de Antropología Experimental 13: 515-529.
Massó Guijarro, Ester (2015a) “Conjeturas (¿y refutaciones?) Sobre amamantamiento: ¿teta decolonial?”. Dilemata. Revista Internacional de Éticas Aplicadas 10–2: 185-223.
Massó Guijarro, Ester (2015b) “Una etnografía lactivista: la dignidad lactante a través de deseos y políticas”. Revista de Antropología Iberoamericana 10-2: 231-257.
Massó Guijarro, Ester (2015c) “Lactivismo contemporáneo en España: ¿una nueva marea sociopolítica?”. Journal of Spanish Cultural Studies 1-16: 193-213.
Massó Guijarro, Ester (2017) “La Plaza de las Pasiegas en Granada: historia (s) de nodrizas. Memorias orales de ayer y hoy”. Dilemata. Revista Internacional de Éticas Aplicadas 25: 85-94.
Massó Guijarro, Ester (2018) “Le salvé la vida: el pecho vivido, la leche narrada. Historia(s) de ama de teta, sur de España, siglo XX. Revista Mana. Estudios en Antropología Social 24-3: 186-215.
Nietzsche, Friedrich (1997) Más allá del bien y del mal. Madrid, Alianza Editorial.
Puleo, Alicia H. (2009) “Naturaleza y libertad en el pensamiento de Simone de Beauvoir”. Investigaciones Feministas 0:107-120.
Soler, Elena (2012) Lactancia y parentesco. Una mirada antropológica. Madrid, Anthropos.